El distrito de Salamanca informará a los vecinos de los problemas que causan las palomas para que dejen de alimentarlas

Dar de comer a animales en la vía pública puede ser sancionado con multas de hasta 750 euros, según la ordenanza que se vulnere

Europa Press Madrid
Actualizado: sábado, 13 febrero 2010 12:05

MADRID, 13 Feb. (EUROPA PRESS) -

La Junta del Distrito de Salamanca, en Madrid, llevará a cabo próximamente una campaña para informar a los vecinos de los problemas de limpieza, higiene y salud que causan las palomas con el objetivo de que dejen de alimentarlas, ante la plaga que se ha verificado en el distrito.

Según confirmaron a Europa Press fuentes municipales, en el último Pleno del distrito los tres grupos políticos aprobaron por unanimidad una propuesta para instar a las áreas de Gobierno de Seguridad y Movilidad y Medio Ambiente a que desarrollen dicha campaña informativa para que "el ciudadano tenga conocimiento de los riesgos a la salud pública y los perjuicios a los monumentos, edificios, vehículos... que causa la proliferación de este tipo de animales en el centro urbano".

"Queremos que se llame la atención de los vecinos para que su comportamiento sea el adecuado y no contribuyan a que las poblaciones de palomas crezcan sin control en la ciudad. De entre estos comportamientos reprobamos especialmente la alimentación de animales en los espacios públicos, que está estrictamente prohibida por las ordenanzas municipales del Ayuntamiento de Madrid", recordaron las fuentes.

De hecho, la ordenanza reguladora de la Tenencia y Protección de los Animales señala en su artículo 11 apartado 4 que "por razones de salud pública y protección al medio ambiente urbano, se prohíbe el suministro de alimentos a animales vagabundos o abandonados, así como a cualquier otro cuando de ello puedan derivarse molestias, daños o focos de insalubridad".

Además, se obliga a los propietarios de inmuebles y solares a "adoptar las medidas oportunas al efecto de impedir la proliferación en ellos de especies animales asilvestradas o susceptibles de transformarse en tales, siempre que estas medidas no supongan sufrimientos o malos tratos para los animales implicados".

Asimismo, se fijan sanciones de entre 150 y 300 euros para quienes vulneren lo recogido en la ordenanza a este respecto, considerando la infracción como leve. La multa puede llegar hasta los 750 euros si se aplica la normativa recogida en la ordenanza de Limpieza de los Espacios Públicos y Gestión de Residuos, que también prohíbe dar de comer a los animales ensuciando los espacios públicos.

"Por tanto, dado que muchos vecinos desconocen los perjuicios que generan la proliferación de palomas y otros animales, y que su alimentación en espacios públicos es constitutiva de diversas infracciones susceptibles de sanción presentamos la proposición", justificaron desde el distrito.

MÁS PALOMAS

El Grupo Municipal Popular en el distrito de Salamanca presentó esta iniciativa después de que un vecino de la zona se quejara de la proliferación de palomas en su azotea, y de la suciedad que provocaban, así como de su "insoportable" arrullo.

A esto se unieron las protestas de otros vecinos porque en la Avenida de Felipe II había gente que daba de comer a las palomas y éstas ensuciaban la zona y el Monumento de Dalí. El mismo fenómeno se ha constatado también en el parque de Eva Duarte y en otras zonas del distrito.

Y es que las palomas se agrupan en zonas concretas y distintas para comer, dormir y estar, y el factor más limitante para su proliferación es la abundancia o escasez de comida. Por eso, aunque normalmente puedan ser vistas como parte del paisaje urbano, la realidad es que su fácil adaptación a las ciudades --sin casi depredadores, lugares altos y resguardados donde anidar y abundancia de alimento y agua-- favorece su explosión demográfica hasta convertirse en una plaga.

Esta situación provoca ruidos y suciedad por sus excrementos, que además son altamente corrosivos y acaban manchando y deteriorando casi cualquier superficie, desde la piedra de los edificios a los metales de monumentos y vehículos.

Además, las heces, junto con las plumas, son un foco de proliferación de microorganismos y parásitos que pueden contaminar tanto alimentos como suministros de agua y constituyen el origen de infecciones de todo tipo. Si a esto se le añade que las propias palomas se encuentran muy a menudo invadidas de una legión de parásitos huéspedes y son portadoras de gérmenes y enfermedades, algunas transmisibles al hombre, no es extraño que en muchas ocasiones los ciudadanos se refieran a ellas como 'ratas voladoras'.

Según la legislación vigente, las administraciones públicas son responsables del control de la población de palomas y de la limpieza de la ciudad. Sin embargo, cuando el número de ejemplares aumenta la tarea de acabar con la plaga no es sencilla e implica una lucha en diferentes frentes.

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