El fiscal pide 38 años de prisión para el presunto autor material de los hechos y 20 para los dos supuestos colaboradores
MADRID, 5 May. (EUROPA PREES) -
Julia P.G., la viuda del constructor Ramón L.G. asesinado a tiros junto a su hija Eva L.P. en diciembre de 2003 en el interior de su chalé de Collado Mediano, aseguró hoy en el juicio con jurado popular que se sigue en la Audiencia Provincial de Madrid que el día de los hechos al llegar a su domicilio se encontró el cuerpo sin vida de su marido sentado en un sillón "que no era el suyo", y a su hija tirada en el suelo del salón en medio de un charco de sangre pero que, a pesar de la situación, pensó que estaban dormidos.
"Cuando llegué a casa la puerta estaba entreabierta y el sonido de la alarma era ensordecedor. Mi marido estaba como dormido en un sillón en el que nunca se sentaba y mi hija estaba en el suelo en un charco de sangre. Pensé que estaban dormidos. Luego vi a mi madre, de 92 años, sentada en una silla, en una esquina de la habitación", manifestó con lágrimas en los ojos la esposa de la víctima.
TENSIÓN Y EMOCIONES
La tercera sesión del juicio a Daniel M.M., a Crisantos M.R. y Daniel M.R. estuvo cargada de tensión y las emociones de los testigos y de los familiares de las víctimas que se encontraban en la sala de vistas estaba a flor de piel.
El fiscal reclama 38 años de prisión para Daniel M.M. por el asesinato de Ramón L.G. y de su hija Eva L.P., y solicita que Daniel M.R. y Crisantos M.R., padre y tío del anterior, respectivamente, cumplan una pena de 20 años de cárcel al considerarles cooperadores necesarios de la muerte del constructor. Por su parte, la acusación particular pide para los imputados una pena de prisión de 52 años.
Según el escrito de conclusiones provisionales del Ministerio Fiscal Daniel M.M. se reunió el 28 de diciembre con su padre y su tío con el fin de trazar un plan para acabar con la vida de Ramón L.G. porque éste le había despedido.
En ejecución de la trama urdida, el 29 de diciembre de 2003 los tres procesados se dirigieron en coche a Portugal y adquirieron una pistola. Con el arma en su poder, se dirigieron al domicilio del constructor donde Daniel M.M. "sacó súbitamente el arma que portaba y de forma inmediata y sin darle tiempo a sus víctimas para que reaccionaran" descerrajó tres tiros sobre Ramón L.G. y cuatro sobre Eva L.P.
"NO MERECÍA MORIR ASÍ"
La jornada de hoy comenzó con el desgarrador testimonio de la viuda de Ramón L.G. y madre de Eva, quien entró en la dependencia judicial pidiendo Justicia para y exigiendo a los procesados que la miraran a la cara. A lo largo de su comparecencia, la mujer relató que el 29 de diciembre, día de los hechos, tras salir de la peluquería, cogió un taxi para que la llevara a su domicilio.
Señaló que a las puertas del chalé se encontró con el novio de su hija y apuntó que ambos se adentraron en la casa. Acto seguido, relató cómo encontró los cuerpos sin vida de Ramón y de Eva y cómo su futuro yerno intentó devolver la vida a las víctimas.
"Mi marido no merecía morir así. Que injusticia. Quiero pedir perdón a Ramón y a Eva por no comerme crudos a los acusados", sentenció la mujer, quien explicó que está siendo tratada psicológica y psiquiátricamente desde que ocurrieron los hechos.
Al ser preguntada por la relación que unía a Daniel M.M. y a su esposo, la testigo manifestó que el procesado "era como un hijo" para su marido y matizó que las reuniones entre ellos se debilitaron al entrar en la empresa el socio Luis T. Además, subrayó que Ramón L.G. nunca debió dinero a nadie y especificó que en la fecha del crimen no se guardaba ninguna cantidad de dinero en efectivo en el domicilio.
UN HOMBRE JOVEN
La declaración de Julia P.G. fue corroborada punto por punto por la versión ofrecida en la Sala por Luis H., el novio de la fallecida, quien indicó que, tras encontrar los cadáveres, bajó al centro de Collado Mediano en busca de una patrulla de la Guardia Civil con la intención de conducir a los agentes hasta el chalé, ya que éste estaba en un lugar de difícil acceso.
En la vista de hoy también comparecieron dos miembros de la Benemérita que tomaron declaración a Petra G.P., la madre de la viuda de Ramón, hoy fallecida, que fue testigo de los hechos, y señalaron que la mujer vio cómo un hombre joven entraba en la casa con su yerno y su nieta, que después oyó ruidos y que posteriormente, al ir a buscar la merienda, se topó con los cadáveres.
VÍCTIMA Y ASESINO, COMO UÑA Y CARNE
Otro de los testimonios que se pudo escuchar hoy en la dependencia judicial fue el de Ramón L.P., hijo y hermano de las víctimas, quien, dejó claro que en ocasiones había "sentido envidia" de la relación que unía a su padre con su presunto asesino.
"Mi padre siempre hablaba muy bien de Daniel. Le tenía un gran aprecio. Eran como Zipi y Zape, como uña y carne, y yo sentía envidia de ello", apuntó el joven, quien añadió que en varias ocasiones el procesado había exigido a Ramón ciertas cantidades de dinero, incluso después de que la relación laboral que les unía hubiera concluido.