El fiscal mantiene su petición de pena de 25 años de cárcel para el médico acusado de manosear a sus pacientes

Actualizado: miércoles, 4 marzo 2009 15:52

MADRID, 4 Mar. (EUROPA PRESS) -

La Fiscalía de Madrid mantuvo hoy su solicitud de condena de 25 años de prisión para el médico Giovanni Elmer O.P., de nacionalidad peruana, por cinco delitos de abuso sexual que habría cometido contra sus pacientes el 3 de junio de 2007, el día que realizaba una suplencia en el servicio de Urgencias del Centro de Salud Coronel de Palma de Móstoles.

En el último trámite del juicio, el fiscal elevó a definitivas su acusación al considerar acreditado que el procesado se prevalió de su condición de médico para someter a sus pacientes a multitud de vejaciones sexuales. Además, reclamó que se declare a la Consejería de Sanidad responsable civil subsidiario por ser la entidad que contrató al acusado. El juicio quedó visto para sentencia.

Según el fiscal, el doctor les ordenaba desnudarse por completo para realizar la exploración médica, que acompañaba con preguntas sobre sus relaciones sexuales. El examen siempre era general, aunque la afectada presentara la garganta inflamada, dolor menstrual, bronquitis o infección de orina.

Por su parte, la acusación particular, que representa a una de las víctimas, mantuvo su petición de 10 años de pena para el procesado por un delito de abuso sexual con acceso carnal. En el caso de su clienta, el médico la examinó la parte vaginal por una infección de orina para descartar "enfermedades de transmisión sexual" y observar el estado de la uretra. A continuación, le indicó que debía recostarse boca abajo para realizar una exploración anal.

Durante su declaración, el acusado justificó ayer su presunta conducta delictiva en su praxis médica al defender que ausculta "a flor de piel" porque "el mejor examen se realiza sin ropa para no alterar los sonidos del cuerpo". "Yo hago un examen global. No me limito a la zona afectada o a lo que diga la paciente. Tengo que asegurar que no haya otras patologías", esgrimió.

En su testimonio, el procesado negó los abusos sexuales y atribuyó su modo de actuar a una meticulosa práctica profesional encaminada a realizar el mejor diagnóstico y a ofrecer el tratamiento médico más oportuno. Además, insistió en que siempre utilizaba guantes como medida biosanitaria, en contra de la versión de las agredidas.

Según las víctimas, el médico les obligaba a desnudarse sin ser necesario y les preguntaba por sus costumbres íntimas en la cama, al tiempo que las "manoseaba" sin guantes. Tras examinarles la parte superior, les indicaba que debían recostarse en la camilla para proceder al examen vaginal. Una de las agredidas denunció los hechos, lo que motivó una investigación policial que detectó que había más víctimas.

Durante su declaración, el acusado pormenorizó los partes de asistencia realizados a sus pacientes el 3 de junio de 2007 para ilustrar al fiscal sobre los síntomas que presentaban. En todos los casos, alegó que conforme a la sintomalogía era necesario la realización de un examen ginecológico para descartar cualquier tipo de enfermedad.

Daba igual que la paciente acudiera con dolor de garganta, infección de orina o fuertes dolores menstruales. Según relató, siempre actuaba igual. Realizaba una primera exploración de la parte superior y, a continuación, auscultaba la parte inferior con las pacientes recostadas en la camilla sin ropa.

"UN EXAMEN GENERAL"

Según apuntó, su tónica de trabajo era un "examen general" y nunca "indagaba" sobre la vida sexual de sus pacientes. Además, insistió en que nunca las ordenó desnudarse, puesto que se limitaba a comentarlas que debían de facilitar la exploración.

En el caso de Diana G.R., que acudió a la consulta porque tenía la garganta irritada, el doctor consideró necesario auscultar los ganglios de la axila y de la ingle para descartar una posible mononucleosis porque podría "morir desangrada".

Frente a ello, la víctima aseguró que el médico le desabrochó el sujetador con "una precisión" que la sorprendió para "palparle" el pecho. "Me intentó bajarme el pantalón para comprobar si tenía alguna infección. Me enfadé y tiré para arriba. Me levante y me fui perpleja. No fui consciente de lo que pasó hasta que lo comenté con mi familia", contó.

A Giovanni Elmer O.P. se le inquirió sobre la exploración que realizó a María del Mar P., quien acudió a la consulta por una infección de orina. El médico le examinó el aparato vaginal para descartar "enfermedades de transmisión sexual" y observó el estado de la uretra. A continuación, le indicó que debía recostarse boca abajo para realizar una exploración anal.