El imputado niega los hechos y sólo admite que le dio un beso en la mejilla "a modo de despedida"
MADRID, 26 Abr. (EUROPA PRESS) -
La sección cuarta de la Audiencia Provincial de Madrid juzgó hoy a un anciano de 83 años de edad acusado de agredir sexualmente durante tres meses a su vecina, afectada de un retraso mental, hechos ocurridos en 2003 por los que el fiscal solicita para el imputado 8 años de prisión.
Según el escrito de conclusiones provisionales del Ministerio Público, al que tuvo acceso Europa Press, el procesado Lorenzo M.H., nacido en 1923, durante los meses de abril y junio de 2003 agredió sexualmente a su vecina a pesar de saber que ésta tenía una inteligencia límite del 42 por ciento.
Así, mientras ambos se encontraban en el domicilio de la víctima, ubicado en la localidad madrileña de Becerril de la Sierra, el encausado sujetaba a la mujer y le tocaba los pechos y sus partes íntimas mientras le propinaba empujones y tortazos. El fiscal también detalla que en una determinada ocasión el encausado agarró a su vecina por el cuello con el fin de besarla en los labios.
Por todo ello, el Ministerio Fiscal solicita que Lorenzo M.H. sea condenado a la pena de prisión de 8 años y a indemnizar a la víctima en 3.000 euros en concepto de daños morales. Por su parte, la defensa pide la libre absolución de su patrocinado.
EL ACUSADO NIEGA LOS HECHOS
En la vista oral, que se celebró hoy en la Audiencia madrileña, el acusado negó los hechos que se le imputan y aseguró que la única relación que ha mantenido con la víctima ha sido de vecindad. Además, manifestó que "nunca" ha sometido a la mujer a tocamientos y explicó que tan sólo la besó en una ocasión en la mejilla "a modo de despedida".
Sin embargo, la versión que ofreció la demandante --que declaró ante el tribunal oculta tras un biombo que la separaba del inculpado-- fue muy distinta a la ofrecida por Lorenzo M.H. La mujer afirmó que el encausado estaba "enamorado" de ella y que la sometió a tocamientos durante dos años.
"Yo le llamaba para que me arreglara las cosas que se me rompían en casa y él aprovechaba estas situaciones en las que yo estaba descuidada para empujarme, tocarme los pechos e intentar besarme", apuntó la víctima.
CAPACIDAD DE FABULACIÓN
En la jornada de hoy también comparecieron dos psiquiatras que analizaron a la víctima tras los hechos y que determinaron que la mujer tiene una inteligencia límite del 42 por ciento y que, como consecuencia de ello, no es capaz de mentir ni de inventarse historias.
Las conclusiones expuestas en la Sala por los peritos fueron rebatidas por los informes presentados por el psicólogo del centro en el que trabaja la agredida, en los que se ponía que manifiesto que la mujer tiene cierta capacidad de fabulación que le permite "confundir situaciones que han ocurrido con otras que no existen".
Este testigo subrayó que a lo largo de las entrevistas que mantuvo con la víctima, ésta relató episodios similares al denunciado que más tarde se comprobó que eran invenciones. El juicio ha quedado visto para sentencia.
