La Guardia Civil dice que el empresario asesinado en Collado Mediano en 2003 no forcejeó con su agresor, al que conocía

Actualizado: lunes, 8 mayo 2006 19:18

Los agentes del Instituto Armado desmontan así la versión ofrecida por Daniel M.M., quien aseguró que el arma se disparó fortuitamente

MADRID, 8 May. (EUROPA PRESS) -

El jefe del grupo de Homicidios de la Guardia Civil de Madrid aseguró hoy en el juicio con jurado que se sigue en la Audiencia Provincial de Madrid contra tres hombres acusados de matar a tiros en diciembre de 2003 al empresario Ramón L.G. y a su hija Eva L.P en su chalé de Collado Mediano, que el constructor no forcejeó con su agresor, ya que se encontró su cadáver sentado en un sillón "como si estuviera durmiendo", lo que indica, a juicio del agente, que la víctima "estaba relajada" porque conocía a su agresor y fue sorprendida por éste, sin poder evitar el ataque.

De este modo, el miembro del Instituto Armado, que declaró ante la juez en calidad de testigo, desmontó la versión ofrecida por el principal imputado en estos hechos, Daniel M.M., quien manifestó que el primer disparo que recibió Ramón L.G. fue fruto de un forcejeo entre él y el empresario al percatarse de que aquél portaba un arma oculta en su chaqueta.

El fiscal reclama 38 años de prisión para Daniel M.M. por el asesinato del empresario y de su hija, y solicita que Daniel M.R. y Crisantos M.R., padre y tío del anterior, respectivamente, cumplan una pena de 20 años de cárcel al considerarles cooperadores necesarios de la muerte del constructor. Por su parte, la acusación particular pide para los imputados una pena de prisión de 52 años.

Según el escrito de conclusiones provisionales del Ministerio Fiscal Daniel M.M. se reunió el 28 de diciembre con su padre y su tío con el fin de trazar un plan para acabar con la vida de Ramón L.G. porque éste le había despedido.

En ejecución de la trama urdida, el 29 de diciembre de 2003 los tres procesados se dirigieron en coche a Portugal y adquirieron una pistola. Con el arma en su poder, fueron al domicilio del constructor donde Daniel M.M. "sacó súbitamente el arma que portaba y de forma inmediata y sin darle tiempo a sus víctimas para que reaccionaran" descerrajó tres tiros sobre Ramón L.G. y cuatro sobre Eva L.P.

DESCARTAN EL FORCEJEO CON EL ARMA

En la cuarta sesión del juicio a Daniel M.M., Daniel M.R. y Crisantos M.R., el jefe del grupo de Homicidios de la Guardia Civil de Madrid, que acudió al lugar de los hechos después de recibir una llamada en la que se alertaba del hallazgo de los cadáveres, aseveró que los disparos que acabaron con la vida de Ramón L.G. y de su hija se efectuaron cuando "ambos estaban sentados", situación que descarta la posibilidad de que las víctimas forcejearan con su agresor.

"Al ver los cuerpos pensé que habían sido sorprendidos. El hombre, que parecía relajado, no fue consciente de que estaba viviendo una situación de peligro. Además, el lugar en el que se encontraron los nueve casquillos no permitía realizar maniobras para desarrollar un forcejeo", apuntó el testigo, que desmontó así la coartada expuesta por Daniel M.M.

Este miembro de la Guardia Civil también relató ante la jueza cómo llegó a la detención de los procesados. De este modo, explicó ante el tribunal que al no encontrar forzadas las entradas al domicilio de las víctimas, las investigaciones se centraron en su entorno más próximo, descubriendo que Ramón tenía problemas con la empresa en la que trabajaba.

Al analizar toda la información procedente de la compañía, la Guardia Civil intervino los teléfonos de los socios del empresario y en una de las conversaciones que éste mantuvo salió a relucir que Daniel M.M. había amenazado de muerte a Ramón L.G. A partir de este momento, según expuso el testigo, los investigadores empezaron a atar cabos y consiguieron relacionar a los imputados con el crimen a partir de unos pasteles y de un paraguas que Daniel M.M. se dejó olvidados en la escena del crimen.

"UNA MALA RELACIÓN"

En la jornada de hoy también compareció en calidad de testigo Luis T., socio de Ramón L.G. en la empresa Arme que fue detenido por estos hechos y al que en un principio se le imputó un delito de inducción al asesinato al considerar que había influido en los encausados para cometer el crimen.

A preguntas de las partes, Luis T. indicó que la relación que mantenían Daniel y Ramón era "mala" y subrayó que el acusado, "que siempre ha tenido un carácter fuerte", le comentó en una ocasión que a través de su padre podía conseguir a alguien para "darle una paliza" al empresario.

Asimismo, el declarante afirmó que cuando Daniel M.M. supo que su relación laboral con la empresa de Ramón estaba a punto de concluir comenzó a "cogerle inquina" al empresario y aclaró que el acusado no fue despedido, sino que su contrato con Arme finalizó, recibiendo el dinero de su liquidación días antes de ocurrir los hechos. "No sabía que Daniel fuera a darle un susto a Ramón. Nunca creí que pudiera hacer una bestialidad así", agregó.

Finalmente, Luis T. destacó que no fue él quien le dijo a Daniel M.M. que Ramón tenía dinero en casa, sino que fue la víctima quien reveló este hecho, y desmintió haberle "calentado la cabeza" al procesado para que comprara una pistola en Portugal con la que perpetrar el crimen.

El juicio a Daniel M.M., Daniel M.R. y Crisantos M.R. proseguirá mañana en la sección segunda de la Audiencia Provincial de Madrid con la continuación de la práctica de la prueba testifical.