El Museo Thyssen abre sus puertas a los 'Pinos' del fotógrafo coreano Bae Bien-U en el marco del Festival PhotoEspaña 06

Europa Press Madrid
Actualizado: lunes, 29 mayo 2006 16:36

MADRID 29 May. (EUROPA PRESS) -

El Museo Thyssen Bornemisza abre sus puertas a la naturaleza conmovedora y misteriosa del fotógrafo coreano Bae Bien-U (Yosu, Corea del Sur, 1950) en el marco del Festival PhotoEspaña 2006, que comienza esta semana y que gira en torno al tema de la Naturaleza. El Thyssen, que retoma así la colaboración que inició con este festival internacional de fotografía, acoge hasta el próximo 23 de julio, la serie 'Pinos' (Pine Tree) y 'Viento de Tahiti' de este fotógrafo, uno de los máximos exponentes del arte coreano de vanguardia.

En sus imágenes de gran formato de la serie 'Pinos', Bae Bien-U convierte los troncos largos y de textura áspera en el reflejo del espíritu colectivo de la humanidad. Frente al efecto místico de las luces neblinosas de estas fotografías, su serie 'Viento de Tahití' (Wind of Tahiti) muestra el potencial cromático de estas islas del Pacífico.

Para Guillermo Solana, conservador-jefe del Museo Thyssen, esta exposición de "árboles" aúna el espíritu oriental con la mejor tradición pictórica europea de paisajes. "Sus bosques de pinos plasman una densa atmósfera de silencio y misterio", reconoció el resposanble de este Museo, quien con esta muestra pretende acercar al Thyssen a públicos "diversos".

EFECTO MÍSTICO

La comisaria de esta exposición, Oliva María Rubio, destacó que Bae Bien-U es un artista "autodidacta" que a partir de 1985 se concentró en fotografiar los bosque de pinos, abundantes en el sur de Corea. Fotografiados en diferentes momentos del día, y menudo en días de niebla, sus imágenes desprenden "una gran densidad poética y crean un efecto místico y una sensación de eternidad".

Bae Bien-U dedicó al menos dos años de su vida a recorrer Chongmyo, lugar santo real hereditario de la Dinastía Choson (1392-1910), antigua puerta de Corea al mundo y Patrimonio Cultural de la Humanidad declarado por la UNESCO en 1995. Dos años que le sirvieron para interiorizar la atmósfera solemne de los rituales y la belleza arquitectónica de los numerosos templos budistas y tumbas de los Koguryo. El tiempo necesario para que, al viajar por el sur de Corea a lo largo de la costa y llegar a Gyeongju, pudiera comprender la "belleza dura" de los pinos.

En las siluetas de los pinos vio una imagen de espiritualidad absoluta. Mientras que las líneas rectas y firmes reflejan "la propiedad solemne y la resolución de la gente coreana", las líneas curvas simbolizan su "resistencia frente a una historia turbulenta".

EL COLORIDO DE TAHITÍ

Frente al efecto místico de estas imágenes en blanco y negro, su serie 'Viento de Tahití', realizada durante su estancia en la isla entre 2002 y 2003, es una acercamiento "más amable a la naturaleza" en la que resalta el colorido de su paisaje y la conexión con el "paraíso perdido". "Su fuerza y cromatismo nos recuerdan a Matisse y Gauguin", indicó.

"Fascinado por los paisajes y marinas, volcanes y lagunas de una isla que le recordaba a su ciudad natal, fotografió la lujuriosa vegetación del Jardín Botánico, el atolón del coral de Tetiaroa y los paisajes idílicos de la isla de Moorea". Igualmente, resaltó que estas fotografías, sentimos la vibración del aire y el temblor de la hojas al ser agitadas por el viento.

"Las fotografías de Bae no tratan de captar la realidad sino el alma de las cosas que observa", apuntó la comisaria de esta muestra, quien destacó que en el trabajo de este fotógrafo podemos encontrar conexiones con la tradición pictórica oriental, y al mismo tiempo, una evocación del espíritu romántico europeo. "En ambos casos, Bae pretende reafirmar la presencia de la naturaleza en un mundo cada vez más definido por los cambios tecnológicos", concluyó.

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