La paciente fallecida en la clínica Senderowicz en 2002 murió al recibir una dosis tóxica de anestésicos, según peritos

Los forenses descartan que sufriera una reacción alérgica y subrayan que de haber tenido medios adecuados, Débora habría salvado su vida

Europa Press Madrid
Actualizado: miércoles, 31 mayo 2006 18:48

MADRID, 31 May. (EUROPA PRESS) -

Débora Catalán, la mujer que falleció en enero de 2002 tras someterse a una liposucción en la clínica Icema, regentada por el doctor Gerardo Raúl Senderowicz, murió al recibir una dosis tóxica de anestésicos que afectaron a su sistema nervioso central, pero habría salvado su vida si en la consulta médica en la que se operó hubieran existido los medios adecuados para reanimarla.

Así lo pusieron de manifiesto varios forenses que comparecieron en la tercera sesión del juicio que se sigue en el Juzgado de la Penal número 21 de Madrid a Senderowicz y a su ayudante María Victoria Bonne, acusados de un delito de homicidio por imprudencia profesional en la muerte de la paciente Débora Catalán.

El fiscal y las acusaciones particular y popular, ésta última en representación de la Asociación del Defensor del Paciente (ADEPA), piden 4 años de prisión y 6 años de inhabilitación para los procesados, ya que consideran que los procesados aplicaron a Catalán una dosis excesiva de anestésico en el curso de una liposucción.

DOSIS TÓXICA

A lo largo de la jornada de hoy, en la que se practicó casi la totalidad de la prueba pericial, los forenses mantuvieron que la fallecida recibió una inyección de anestésico que contenía niveles de lidocaína y mepivacaína muy elevados, lo que provocó una intoxicación en su sistema nervioso central y, como consecuencia, la muerte.

Además subrayaron que la paciente se estaba sometiendo a una liposucción y no a una mesoterapia, como mantuvo en el primer día de juicio el encausado, y descartaron la posibilidad de que fuera alérgica a la anestesia, ya que no se encontraron en su cuerpo manifestaciones cutáneas provocadas por una reacción adversa al medicamento.

Todos los peritos coincidieron en señalar que la víctima no habría fallecido si la intervención se hubiera realizado en presencia de un anestesiólogo y si en la clínica Icema hubieran existido medios necesarios para asistir a la intervenida de la crisis convulsiva que sufrió.

DESCONOCÍA EL TIPO DE ANESTESIA

Durante el interrogatorio de las partes, los doctores Rojo y Corralero explicaron que Senderowicz "desconocía el tipo de anestesia que estaba empleando así como las concentraciones de la misma que debían mezclarse" para elaborar los sueros utilizados en las liposucciones.

Asimismo, apuntaron que el procesado "faltó a la 'Lex Artis'" al preparar con una semana de antelación las sustancias anestésicas empleadas en sus operaciones y al guardarlas en una nevera sin indicar los componentes que las formaban.

Los forenses también avalaron la versión del médico del 061 que asistió a Débora en el momento de los hechos al indicar que la mujer se encontraba en parada cardiorrespiratoria, es decir, sin vida, cuando fue monitorizada y atendida por los servicios de emergencia.

Por su parte, los peritos propuestos por la defensa intentaron demostrar en la sala que la víctima perdió la vida porque su cuerpo sufrió una reacción alérgica a los anestésicos que le fueron aplicados e indicaron que la dosis que introdujo Senderowicz en los tejidos grasos de la mujer "no coincide" con los niveles que se encontraron en el cadáver.

El juicio al doctor Gerardo Raúl Senderowicz y a María Victoria Bonne continuará mañana en el Juzgado de lo penal número 21 con la declaración de más peritos, entre ellos un cardiólogo.

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