MADRID, 28 Nov. (EUROPA PRESS) -
La restauración de la Basílica de San Francisco El Grande, concluida tras 34 años de trabajos, y el deterioro "irreversible" del centro histórico de Madrid son "lo mejor" y "lo peor" del año 2006 según el 'Catálogo de Buenas Prácticas y Guía de Horrores Urbanos' elaborado por la Fundación para el Progreso de Madrid.
El presidente de la fundación, Francisco Herrera, presentó hoy este documento que ha sido elaborado a través de varias encuestas realizadas a más de 100 profesionales de la arquitectura, la sociología y el urbanismo. Según Herrera, los proyectos que han sido catalogados como buenos demuestran el "crecimiento espectacular" que está experimentando Madrid en los últimos años, mientras que lo negativo pone su atención en "aquello que no debería suceder".
El máximo responsable de la Fundación para el Progreso de Madrid destacó que la capital es "un trasatlántico en el que lo que puede suceder bueno, sucede; y en el que lo que puede suceder malo, también sucede". Además, Herrera explicó que durante el 2006 lo más positivo para la región fue la creación de infraestructuras relacionadas con el transporte, mientras que entre los "horrores" tiene un papel destacado el urbanismo "desmesurado".
'CATÁLOGO DE BUENAS PRÁCTICAS'
Además de la restauración de San Francisco El Grande, la Fundación para el Progreso de Madrid considera que deben formar parte del 'Catálogo de Buenas Prácticas', por orden de importancia, la ampliación del Banco de España, la inauguración del Teatro Valle Inclán, el Plan de Ampliación y Mejora de los Grandes Intercambiadores de Transporte y el cierre al tráfico de la calle de la Montera.
También forman parte de lo "bueno" del 2006 el Plan de Repoblación Forestal de la Comunidad de Madrid, la inauguración del Teatro Auditorio de San Lorenzo de El Escorial, la construcción de embalses de agua de lluvia, la recuperación del proyecto de la Dehesa Olímpica y la conexión de la T-4 con la red de metro y Cercanías.
Durante su intervención, Herrera hizo hincapié en la importancia de la restauración de la Basílica de San Francisco El Grande, "la tercera bóveda de Europa después de la de San Pedro en el Vaticano y Santa Sofía en Estambu1 que llevaba en obras desde hace 34 años", y la ampliación del Banco de España gracias a "la transformación del Palacio de Lorite".
Además, resaltó que el plan de intercambiadores de transporte permitirá que Moncloa, Príncipe Pío, Plaza Elíptica y Plaza de Castilla estén conectados a través de diversos túneles con la A-6, A-5, A-42 y A-1, respectivamente, lo que "mejorará notablemente el tráfico de Madrid". Con respecto al resto de proyectos que integran las buenas prácticas, el presidente de la fundación señaló que forman parte de esta lista porque ayudan al desarrollo económico y social de la región.
'GUÍA DE HORRORES URBANOS'
Por su parte, la 'Guía de Horrores Urbanos' está formada por el deterioro del centro histórico de Madrid, la "decadencia" de la Plaza Mayor, el aire contaminado de la capital y el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de cinco municipios, en concreto Brunete, Morata de Tajuña, Meco, Quijorna y Las Rozas de Madrid. La gestión del Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y la "quimera" del Anillo Verde Ciclista cierran el catálogo de "lo malo" del 2006.
La Fundación para el Progreso de Madrid considera que el principal "horror urbano" del año es el deterioro de la zona centro de la capital, que se manifiesta en la degradación urbanística, la suciedad de las calles, la mendicidad, la venta ambulante, los robos y los homicidios. También relacionado con este primer lugar de la clasificación está la "decadencia" de la Plaza Mayor, que para Herrera "ha perdido su valor simbólico", ya que este espacio "cualquiera que tenga un proyecto-tontería" puede presentarlo allí.
El presidente de la fundación también hizo hincapié en el urbanismo "salvaje" que "azota" la región y que tiene "muchos" ejemplos, entre los que la institución que preside ha destacado los de Brunete, Morata de Tajuña, Meco, Quijorna y Las Rozas de Madrid. Según Herrera, el urbanismo madrileño tiene como rasgos característicos las recalificaciones "salvajes" de terrenos, la "destrucción del tejido democrático", el aprovechamiento de las plusvalías por parte de "los promotores privados" y la "pobreza" en la construcción y diseño de los nuevos barrios.