MADRID 1 Nov. (EUROPA PRESS) -
El cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, apostó hoy por que la Iglesia no sea ajena al "gran reto histórico" que plantea la inmigración. Según dijo, "en España y en Europa está naciendo una sociedad nueva" que debe provocar la "apertura" de la Iglesia desde un punto de vista "pastoral".
Rouco Varela --que hoy cumplió 30 años desde su ordenación episcopal-- calificó esta situación como una "gran oportunidad" para que los creyentes "nos presentemos como comunidad" y es que, según recordó, "la Iglesia nunca ha estado sujeta a ningún concepto de nación".
El arzobispo de Madrid realizó estas declaraciones durante una conferencia sobre 'La Iglesia y la sociedad española, 40 años después del Concilio Vaticano II'. A lo largo de su discurso, hizo una comparación sobre la situación antes y después del Concilio, y en ese sentido, reconoció que las relaciones entre la institución eclesiástica y los ciudadanos "no se desarrollaron hasta la reciente aparición del concepto de sociedad".
Pese a todo, indicó que "ya los Papas del siglo XIX mostraron un gran interés por los estados democráticos a pesar de la fama que se les ha creado". Sobre el papel del actual Pontífice, Benedicto XVI, Rouco Varela aseguró que "ha tenido poco tiempo pero lo ha aprovechado muy bien". Se refería en concreto a la segunda parte de su encíclica 'Deus Caritas est' en la que el Papa muestra su "preocupación por los problemas sociales".
CRÍTICAS AL "LAICISMO RADICAL"
Rouco Varela se refirió también a la historia reciente de España y de Europa y criticó el "laicismo radical predominante". "La presencia de la institución de la Iglesia ha sido decisiva. No se entendería la Edad de Oro, por ejemplo, sin la participación de la Iglesia", matizó. Rouco definió a España como "una realidad histórica con su idea de nación en la que los creyentes han sido de una intensidad enorme". Rehusó, eso sí, referirse a la temática de la unidad de España, según dijo, "un problema complejo, difícil y grave".
Destacó el "protagonismo ejemplar" de los religiosos muertos durante la Guerra Civil, a los que denominó como "mártires", al tiempo que cuestionó la fórmula "extraña" de confesionalidad de España durante el régimen de Franco. "Uno puede pecar por defecto y por exceso", explicó.