Sucesos.- Detenidas 53 personas integrantes de diferentes grupos de falsificación de tarjetas de crédito

MADRID 24 Jun. (EUROPA PRESS) -

Un total de 53 personas, en su mayoría de nacionalidad rumana, fueron detenidas por la Policía Nacional como integrantes de diferentes grupos dedicados a la falsificación y clonación de tarjetas de crédito y la posterior adquisición de numerosos objetos electrónicos y textiles. Estos grupos operaban en la Costa del Sol, Castilla y León, y Madrid y durante la operación fueron localizados tres talleres clandestinos utilizados para la clonación de tarjetas.

Estas organizaciones, independientes pero interconectadas entre sí, contaban con la colaboración de algunos ciudadanos españoles que ofrecían, a cambio de una importante comisión, la posibilidad de utilizar estas tarjetas en sus propios locales a sabiendas de su falsificación. La operación e investigación se desarrolló en tres fases diferentes.

Las investigaciones se iniciaron el pasado mes de abril, cuando fueron detenidas seis personas de nacionalidad española que facilitaban la utilización de tarjetas de crédito falsificadas en sus propios establecimientos o actuaban como intermediarios en las transacciones realizadas. Estos arrestos tuvieron lugar en Écija (Sevilla), Córdoba, León y Salamanca.

Las tarjetas de crédito fraudulentas eran utilizadas en varios establecimientos prefijados, en los que realizaban operaciones de forma ficticia, por importes elevados, con la finalidad de que estas cantidades fueran aceptadas por el 'Terminal Punto de Venta'.

Así, el 10 por ciento del importe de las operaciones admitido por los terminales era entregado al intermediario que había puesto en contacto al 'tenedor' de las tarjetas con el propietario del local. El resto de las cantidades obtenidas se repartía a partes iguales entre el poseedor de las tarjetas falsificadas y el titular del establecimiento, que obtenía dinero en efectivo sin entregar a cambio los artículos vendidos en su local.

TALLER ITINERANTE

Una segunda fase fue desarrollada en mayo de 2007 en Madrid, donde fueron detenidos doce individuos -diez rumanos y dos españoles, en Madrid capital y en Torrelodones- y se practicaron seis registros domiciliarios.

En esta operación fue localizado un taller itinerante para la falsificación de tarjetas, que los responsables habían instalado en un vehículo guardado en un garaje distinto al de su lugar de residencia para evitar su localización. En el interior del mismo fueron requisados, entre otros objetos, un lector-grabador de tarjetas, una impresora térmica y un ordenador portátil, así como otros útiles necesarios para elaborar las falsificaciones las tarjetas de crédito.

Uno de los detenidos era el encargado de recibir las numeraciones de las tarjetas desde el Reino Unido, Irlanda y Rumanía, a través de los contactos que mantenía con otros ciudadanos rumanos. En estos países se clonaban las tarjetas mediante diversos procedimientos relacionados con el "skimming". Las numeraciones se enviaban mediante mensajes de texto de móviles, correo electrónico y "messenger", lo que dificultaba la detección de las tarjetas clonadas utilizadas.

Las numeraciones eran distribuidas, a su vez, entre varios contactos en España, que volcaban la información electrónica contenida en las bandas magnéticas en los soportes adecuados para su utilización posterior.

Una vez realizadas estas operaciones, los "pasadores" acudían a distintos centros comerciales, supermercados e hipermercados, donde adquirían diversos productos electrónicos y textiles utilizando las tarjetas falsificadas. Otros miembros de la red operaban además con las tarjetas en clubes de alterne y restaurantes.

35 DETENIDOS EN TERCERA FASE

En una última fase, desarrollada en los últimos días, fueron desarticulados tres grupos diferentes que habían fijado su base de operaciones en Madrid. En ella fueron detenidos treinta y cinco individuos de nacionalidad rumana y se practicaron nueve registros domiciliarios en Madrid, Rivas-Vaciamadrid, Parla, Móstoles y Fuenlabrada. Se desmantelaron, asimismo, dos talleres clandestinos de falsificación.

El modus operandi era similar al que utilizaban los detenidos en la segunda fase, ya que contaban con distribuidores de tarjetas de crédito falsificadas en Rumanía. Estos grupos habían diversificado su actividad, y varios de sus integrantes se habían especializado en la comisión de robos con fuerza en obras en construcción en horas nocturnas, para lo que contaban con la connivencia de algunos compatriotas que trabajaban en las mismas.

Sustraían maquinaria industrial que utilizaban también para la realización de otros robos por el procedimiento del butrón. Todos los efectos robados eran vendidos posteriormente a distintos receptadores a un precio inferior a su valor real. Los integrantes de estos grupos actuaban como auténticos "comandos militares" perfectamente estructurados y con un reparto diferenciado de tareas. Así, mientras unos penetraban en obras y domicilios particulares, otros vigilaban los objetivos, y un grupo específico se dedicaba a la venta de los objetos sustraídos.