Tribunales.- El acusado de degollar a una menor detalló a la Policía el lugar donde estaba el cuchillo jamonero

En el escenario del crimen había "signos de lucha" porque la víctima tenía un pie descalzo y varios mechones en la mano

Europa Press Madrid
Actualizado: martes, 16 octubre 2007 16:35

MADRID, 16 Oct. (EUROPA PRESS) -

Unas horas después de que apareciera hace tres años el cadáver de Alba M.L., de 17 años, en el mirador del Parque de Pradolongo, en el distrito de Usera, su homicida, Gabriel P.S, detalló a la Policía el lugar donde había escondido el cuchillo jamonero de 36 centímetros con el que propinó, según él, "varios cortes" a la joven, a quien el acusado abordó cuando ésta se encontraba esperando una amiga para ir al gimnasio.

Así se desprende del testimonio ofrecido hoy por varios agentes del Grupo Sexto de Homicidios de la Brigada Provincial de la Policía Judicial en la segunda sesión del juicio contra Gabriel, que se enfrenta a 18 años de prisión por acabar con la vida de Alba.

Según el relato de los testigos, la Policía encontró el arma homicida un día después del crimen entre unos arbustos, a unos 75 metros de este parque de Usera. Una de las agentes de Homicidios aseguró al jurado popular que enjuicia los hechos que "sin sus indicaciones hubiera sido imposible localizar el cuchillo por las dimensiones del parque".

Pero Gabriel no sólo reveló donde estaba el arma, sino que también describió los lugares donde se había desprendido de su ropa, manchada con la sangre de la víctima, y la mochila de Alba. El hombre se lo confesó así a los agentes de Homicidios con los que se entrevistó, sin asistencia letrada, en el hospital Gregorio Marañón.

Tras cometer el asesinato, Gabriel se desplazó a casa de su tía, donde apareció con el torso al descubierto, varios cortes en la mano y "bastante alterado". Sus familiares decidieron entonces llevarle al hospital para que le atendieran. Allí le ingresaron en la Unidad de Psiquiatría, donde manifestó a la doctora que le atendió que había tenido "un altercado con una chica".

El personal del centro avisó a la Comisaría del distrito de Retiro por ser la más próxima. Los primeros agentes que se entrevistaron con el acusado relataron al tribunal que Gabriel les comentó que desde 24 horas antes "había estado consumiendo alcohol y cocaína" y que esa tarde "había tenido una pelea en un parque con una joven y había tirado su ropa manchada de sangre" en las inmediaciones de las vías de la estación de Cercanías de Horcasitas.

A continuación, los agentes del Grupo Sexto de Homicidios solicitaron a la Unidad de Psiquiatría del centro sanitario si podían hablar con Gabriel, a lo que los médicos accedieron porque éste se encontraba "tranquilo y consciente".

Durante la conversación, Gabriel les manifestó que "tuvo un problema con una chica en un parque y que había perdido los estribos". "Dijo que se había vuelto loco", indicó uno de los policías, que añadió que el hombre admitió entonces que "había propinado a la joven varios cortes con un cuchillo de cortar jamón".

También les informó de los lugares donde había dejado su ropa ensangrentada y la mochila de la víctima. La camiseta y la chaqueta del chándal del agresor fueron localizados en un hueco próximo a la estación de Horcasitas, mientras que su anorak y la mochilla se hallaron dentro de la propia estación. En el interior del anorak había un móvil que pertenecía al acusado y una prenda de mujer de ropa interior.

DETALLES PUNTUALES

Pese a que la principal baza del abogado defensor, Marcos García Montes, es demostrar que su cliente actuó bajo una enajenación mental por los efectos de las drogas, los policías que le tomaron declaración dejaron claro que no tenía las facultades intelectuales anuladas, habida cuenta de que éste ofreció en su declaración detalles puntuales sobre todo lo que ocurrió desde el 4 de marzo, excepto la confesión del propio crimen.

Las acusaciones particulares, que representan a la madre y al padre de la víctima, consideran que Gabriel debe ser condenado por un delito de asesinato, en vez del de homicidio que le imputa la Fiscalía. Alegan que el hombre actuó con alevosía por el ataque sorpresivo a la víctima.

De hecho, uno de los agentes que estuvo presente en la autopsia apuntó que en el momento del crimen "el hombre debía estar colocado detrás de la víctima en posición oblicua", lo que viene a demostrar la agresión a traición sufrida por Alba.

No obstante, la joven se defendió de su agresor, tal y como lo recoge el escenario del asesinato. "Había signos claros de lucha porque tenía un pie descalzo, un pendiente junto a su cabeza, varios mechones en la mano y había cortes de pelo en los arbustos próximos al cadáver", relató una agente.

NO RECUERDA

En la primera sesión, Gabriel aseguró que no recordaba nada de lo que sucedió la tarde del 5 de marzo porque desde el día anterior había consumido "elevadas cantidades" de alcohol y drogas.

"No recuerdo lo que pasó. Sabía que había hecho algo mal, pero no sabía el qué. Mi conciencia no estaba tranquila", manifestó el hombre, fue detenido la misma noche de los hechos en el Gregorio Marañón.

El procesado, que admitió ser toxicómano, repitió en varias ocasiones que no recordaba nada. Tan sólo se acordaba de que un día antes había salido del trabajo y se había ido "al bingo, a varios bares y a pillar cocaína".

"No me acuerdo cómo llegué ahí ni de dónde saqué el cuchillo. No sé ni quién es Alba", declaró el hombre, que actualmente se encuentra bajo tratamiento en el programa de Proyecto Hombre en la prisión madrileña de Soto del Real.

El procesado señaló que desde abril de 2004 se encontraba por propia voluntad bajo supervisión médica, pero admitió que seguía consumiendo cocaína. "Es una adicción que arrastró desde los 17 años. En dos días no puedo dejar de consumir", dijo.

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