MADRID 11 Abr. (EUROPA PRESS) -
El auto de procesamiento del juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo contra los responsables de los atentados del 11-M en Madrid, hecho público hoy, subraya que José Emilio Suárez Trashorras conocía "el radicalismo de Jamal Ahmidan", uno de los suicidas de Leganés y al que vendió los explosivos, y "su capacidad operativa para realizar los atentados", a la vez que destaca la relación de "confianza" entre ambos, que le permitía "conocer las circunstancias previas a los atentados, por su directa intervención en ello".
Así, el juez llega a esta conclusión a partir de las declaraciones realizadas ante la Guardia Civil por el menor de edad Gabriel M.V., uno de los que transportaron los explosivos y el único condenado por estos hechos. En concreto, el magistrado presta especial atención al comentario que el minero asturiano realizó al menor, según éste, después de los atentados del 11-M, "quien le dijo textualmente: 'menuda la que armó Mowgly (Jamal Ahmidan)'".
Esta expresión, según el juez, implica un conocimiento de las circunstancias que concurrían en Jamal Ahmidan para hacerle pensar (...) que unos atentados como los del 11 de marzo, se los podía atribuir a Jamal Ahmidan inmediatamente de ejecutados". Gabriel M.V. también relató que Trashorras le entregó los explosivos en el garaje de éste, sin tener conocimiento de lo que realmente transportaba.
Además, en dos careos con Trashorras y Rafa Zouhier, el cuñado del minero asturiano, Antonio Toro Castro, aseguró que la misma noche del 11 de marzo por la noche Trashorras se acercó a su casa "nervioso", afirmando que creía que los atentados habían sido cometidos por "los amigos de Rafa Zouhier", en referencia a los islamistas radicales.
A pesar de que posteriormente esta afirmación de Toro fue rechazada por Trashorras, el propio juez se basa en varias conversaciones telefónicas para aseverar que el minero "falta la verdad" cuando desmiente el testimonio de su cuñado.
TRES VIAJES CON EXPLOSIVOS
Además, el auto explica que los explosivos y los detonadores con los que se cometió la masacre fueron robados en las minas asturianas de Conchita y Collada, para después ser transportados a Madrid, por orden de Trashorras, en tres viajes por Sergio Álvarez Sánchez, Antonio Iván Reis y el menor Gabriel M.V., quienes pensaban que las tres mochilas que entregaron a Jamal Ahmidan contenían hachís.
El magistrado concluye que, en enero y febrero de 2004, Sergio Álvarez Sánchez y Antonio Iván Reis realizaron juntos dos viajes en autobús, y que por otro lado, Gabriel M.V. se trasladó el 6 de febrero de ese mismo año con una tercera mochila. De acuerdo con las capacidades de transporte de las tres mochilas, el juez considera que el máximo de Goma 2 que pudieron entregar a los islamistas fue de unos 312,5 kilos.
También Sergio Álvarez Sánchez explicó a la Guardia Civil que Suárez Trashorras entró en contacto con "los moros" a través de su cuñado Antonio Toro Castro, quien les había conocido en la prisión asturiana de Villabona. Asimismo, Del Olmo explica en su auto que Toro mantuvo diversas conversaciones telefónicas con los terroristas, entre ellas, dos con Rafa Zouhier durante los días 12 y 13 de marzo, inmediatamente después de la masacre.
Álvarez Sanchez también afirmó que Trashorras tenía ocultas las cantidades de dinamita en un monte de Avilés (Asturias), y en un garaje de éste vio unos 200 kilos de explosivos.
TRASHORRAS Y LOS ISLAMISTAS
Asimismo, Del Olmo también destaca otras pruebas que vinculan al minero asturiano con los islamistas, tales como viajes que realizó a Madrid en febrero de 2004 (acreditado por el pago en un peaje de la autopista Asturias-Madrid), y varias conversaciones telefónicas con los islamistas, entre ellas varias con Jamal Ahmidan desde su teléfono móvil durante los días en los que trasladaron los explosivos.
Según varios testimonios recogidos en la resolución judicial, los tres jóvenes aceptaron el encargo de Trashorras a cambio de droga, fundamentalmente hachís, o de perdonarles deudas contraídas con él por la compra de estas sustancias con anterioridad.
Además de por el peso de las mochilas, sensiblemente superior al del hachís, el juez descarta que fuera ésta la sustancia que transportaban, ya que "el olor que se desprendería a la llegada -a Madrid- sería tan intenso que sería fácilmente perceptible e identificable".
Por otra parte, el juez se basa en el rastro dejado por sus teléfonos móviles para acreditar que tanto Jamal Ahmidan como Mohamed Aulad Akcha se trasladaron a Asturias entre los días 28 y 29 de febrero, y concretamente estuvieron en la casa de Trashorras y de su mujer en Avilés. Respecto a otro de los islamistas que podría haberles acompañado a Asturias, Abdennabi Kounjaa, el juez destaca que no hay rastros de su teléfono móvil que lo acrediten.
Sin embargo, el auto también recoge el testimonio del cajero de un supermercado de la carretera de Avilés, quien explicó que tres hombres, "todos ellos de apariencia marroquí o árabe", compraron en su turno tres mochilas, que fueron las que posteriormente se utilizaron para transportar los explosivos. En un reconocimiento fotográfico posterior, el cajero identificó a Jamal Ahmidan y a Abdennabi Kounjaa como dos de los compradores de las bolsas.