SEVILLA 30 Ene. (EUROPA PRESS) -
El vecino de Torreblanca (Sevilla) de 50 años cuyo juicio por un jurado popular dio comienzo en la mañana de hoy en la Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Sevilla, al acusársele de provocar la muerte a puñaladas de J.O.F., de 62 años, por discusiones anteriores, afirma que la agresión se produjo en defensa propia, puesto que el fallecido atacó primero y la intención del acusado era ir a arreglar las discrepancias "con el corazón en las manos".
La Fiscalía solicitó una pena de 12 años de prisión por un delito de homicidio sin circunstancias modificativas de la pena, y casi 233.000 euros de indemnización, divididos en una cantidad de 93.166,95 euros para la viuda, 15.527,82 euros para cada uno de los cuatro hijos mayores de edad y 38.819,56 euros para cada uno de los dos hijos menores.
Por su parte, la acusación particular pidió la apreciación de un delito de asesinato, debido a la alevosía y al ensañamiento con que se llevó a cabo el crimen, con una pena aparejada de 22 años de cárcel. La versión del acusador privado sostiene que el apuñalamiento se llevó a cabo por la espalda, "asegurándose de que no tenía medios para defenderse y de hacer más daño del necesario".
Por último, el abogado defensor solicitó la libre absolución de su representado, basándose en que José Fernando J.M. "en ningún caso" tenía intención de agredir, sino que pretendía "arreglar un problema" y acabó causando la muerte de J.O.F. al defender su propia vida. Por ello, pidió la aplicación de la eximente de legítima defensa.
AMENAZAS DE LOS FAMILIARES
En la vista, en la que también declararon la viuda del fallecido, una vecina de la zona y los efectivos de las Fuerzas de Seguridad intervinientes en la detención del encartado, se montó un dispositivo de seguridad con vistas a posibles conflictos entre los familiares de ambos, de etnia gitana. La Policía se vio obligada durante la sesión, a petición del magistrado, a desalojar de la Sala a dos allegados del fallecido, que insultaron y llegaron a amenazar al acusado.
En su declaración, el acusado afirmó que no habían existido incidentes previos entre ambas familias y que la discusión anterior que desencadenó los hechos principales se produjo "porque él decía que yo circulaba con mi coche muy deprisa". Aquel día, el acusado circulaba con su vehículo "cuando le vi venir detrás mía muy enfadado". Según su versión, paró el coche a unos 150 metros de la casa del fallecido y empezaron a discutir. "Llegamos a las manos y tuvo que separarnos su mujer", añadió.
Días después, y tras advertencias de que "le estaban buscando", José Fernando J.M. fue al domicilio del difunto, en la calle Castaño, "para arreglar las cosas". "El me vio llegar y salió con una 'chopa' --una caña de junco hueca con una pieza de acero afilada e incrustada en el extremo--", relató, añadiendo que es un arma "terroríficamente peligrosa".
ASESTO NUEVE PUÑALADAS
"El señor Jesús de Nazaret sabe que yo no quería pelearme con nadie", dijo el acusado, que contó como, paralizado y "sin escapatoria", sacó la navaja, "que siempre llevo encima", para defenderse de la agresión. El fallecido, siempre según el relato del enjuiciado, "me atacó con la lanza, y yo salté y giré hacia la izquierda para evitarla, aunque me dio de perfil".
José Fernando J.M. agarró el extremo de la 'chopa' y J.O.F. la zarandeó para que éste la soltara, llegando en el proceso a cortarle la mano. "Ahí ya me dio la emoción", afirmó el encartado, que afirmó que empezó a apuñalarle, sin saber a ciencia cierta el número de puñaladas que asestó.
Las puñaladas, un total de nueve en el lado izquierdo del tórax, abdomen y zona hemidorsal, le causaron lesiones de tal gravedad que acabó muriendo dos días después. El acusado se dio a la fuga a bordo de un Seat Toledo, abandonando por el camino el arma utilizada, hasta la localidad de Linares (Jaén), donde fue detenido por la Policía Nacional el 30 de agosto.