El acusado de matar a botellazos a su ex novia en Barcelona dice que se defendió porque no dejaba de morderle el meñique

Actualizado: martes, 10 julio 2007 15:13

BARCELONA, 10 Jul. (EUROPA PRESS) -

El acusado de matar a botellazos a su ex pareja en su domicilio de Barcelona explicó hoy que discutió con la víctima porque él se negó a retomar la relación y que, después de que ambos llegaran a las manos, se vio obligado a defenderse con una botella porque la mujer no paraba de morderle el meñique y tuvo "la sensación" de que se lo "cortaba".

Un tribunal popular juzga desde hoy en la Audiencia de Barcelona a Francisco T.R., de 50 años, por matar a botellazos el 29 de marzo de 2005 a María Isabel J.M., con quien había roto su relación un mes antes, en su domicilio de la calle Felip II del barrio barcelonés del Clot. Tras cometer el crimen, el acusado presuntamente robó la cartilla bancaria de la mujer y se apoderó de 1.400 euros.

La Fiscalía considera que los hechos se traducen en un delito de asesinato con la agravante de parentesco y otro continuado de robo con fuerza, por los que pide para Francisco T.R. 17 años y medio de cárcel y dos años de prisión, respectivamente. La acusación pública tiene en cuenta la atenuante de confesión, ya que el procesado llamó a la Policía una semana después del crimen y admitió que había golpeado a la víctima y que creía que podía estar muerta.

La acusación particular, ejercida por la hermana de María Isabel J.M., eleva su petición a un total de 30 años de cárcel por un delito de asesinato y otro continuado de robo con fuerza, mientras que la acción popular, que la Generalitat ejerce en los casos graves de violencia doméstica, solicita un total de 19 años de prisión por los mismos delitos y una multa de 360 euros por una falta de hurto.

La defensa de Francisco T.R., por su parte, pide un año de cárcel para él al entender que la muerte de María Isabel J.M., de 50 años, fue un homicidio imprudente y que concurren las atenuantes de arrebato y confesión. Además, según la abogada del procesado, éste tenía sus facultades "notablemente mermadas" debido al alcohol que había tomado en las horas previas al crimen, que él concretó en "dos mezclas de anís con moscatel, una cerveza y media botella de cava".

EL ACUSADO ASEGURA QUE ELLA LE PEGABA.

Durante su declaración, Francisco T.R. explicó que conoció a la víctima a principios de 2004 y que ya entonces se marchó a vivir a su domicilio, en la calle Espronceda de Barcelona, pasando a ocupar una de las habitaciones que María Isabel J.M. alquilaba. Según dijo, empezaron a cogerse "afecto" e iniciaron una relación sentimental que duró aproximadamente un año.

El procesado, sin embargo, aseguró que se sentía "un poco forzado" por María Isabel J.M. y que, "más de una vez", intentó marcharse de casa, aunque ella no se lo permitía y él lo aceptaba porque es una persona "fácil de convencer". "Cuando me quería ir me cerraba la puerta, no me dejaba salir, me comía la cabeza para que no me fuera", afirmó.

De hecho, según Francisco T.R. su relación con la víctima era difícil: "De peleas constantes, de vigilarme constantemente, de irme a buscar al trabajo y llamarme constantemente". El acusado aseguró que era la mujer quien provocaba las peleas y que incluso llegaba a pegarle, aunque él "nunca" le puso la mano encima.

Pese a los maltratos que dijo recibir, el procesado nunca denunció a María Isabel J.M., ni siquiera el día que se marchó de la vivienda de la víctima, en febrero de 2005, cuando, según su versión, tuvo que llamar a los Mossos d'Esquadra porque la mujer y otros cuatro inquilinos del domicilio le estaban "dando una paliza".

"YA LA HE MATADO".

Francisco T.R. admitió durante su declaración que nunca perdió el contacto con la víctima, a quien vio "un par de veces" entre febrero y marzo de 2005, hasta el día del crimen. "Aquel día yo estaba en casa y me llamó porque quería verme y hablar conmigo", relató el procesado.

Según explicó, él accedió a quedar con María Isabel J.M. y, tras acompañarla a hacer unos recados, se marcharon al domicilio donde vivía el acusado y ella le propuso volver a su casa, mientras se tomaban una botella de cava. Francisco T.R. aseguró hoy que él se negó a volver con la víctima, aunque ella no lo aceptó y empezó a meter sus cosas en una bolsa.

Ese fue el motivo por el que empezaron a discutir, pelea que, según el acusado, fue subiendo de tono hasta que ambos llegaron a las manos. "Me dio un par de bofetadas y yo la fui retirando", relató Francisco T.R., quien aseguró que María Isabel J.M. empezó a tirarle de los pelos y a arañarle. "Hasta que me cogió el dedo con su boca y empezó a morderme", dijo.

"Yo le daba golpes con la mano y no me soltaba, tenía la sensación de que me lo cortaba", afirmó el procesado. Según su versión, fue entonces cuando vio la botella de cava que se habían bebido y le dio "unos golpes" con ésta. "No me soltaba el dedo, le propiné otro golpe y noté que se orinó encima y se cayó al suelo", prosiguió. "Entonces me dije para mí: 'Ya la he matado'".

El procesado no comprobó si María Isabel J.M. aún respiraba y se limitó a quitarse la ropa, a ducharse y a vendarse el dedo. Acto seguido, se guardó los seis euros que la víctima había dejado encima de una mesa y cogió la cartilla de ahorros que llevaba en el bolso, marchándose del domicilio y dejando allí el cuerpo de su ex pareja.

El acusado aseguró que María Isabel J.M. ingresaba en esa cartilla el dinero que él había ido ahorrando durante su relación, ya que tenía deudas con varias entidades bancarias "por créditos de hace mucho tiempo" y procuraba no ingresar su dinero en ninguna cuenta que estuviera a su nombre.

Por ello, tras acabar con la vida de su ex compañera sentimental y aprovechando que conocía el número secreto para operar con la cartilla, realizó "cuatro o cinco" extracciones en dos cajeros de Barcelona y Badalona entre el 29 y el 31 de marzo, hasta obtener un total de 1.400 euros.

AVISÓ A LA POLICÍA UNA SEMANA DESPUÉS.

A partir de entonces, el procesado estuvo "deambulando" por Barcelona, hasta que el 5 de abril decidió llamar al 091 desde un bar --"porque no tuve narices de tirarme al Metro", explicó--. El acusado, que dejó pasar tantos días porque afirmó no estar en sus "cabales", confesó a la Policía que se había peleado con una mujer en su domicilio de la calle Felip, que la había golpeado y que creía que estaba muerta.

Varias dotaciones policiales acudieron entonces al local desde donde se produjo la llamada y localizaron en los alrededores a Francisco T.R. El acusado también reconoció el crimen ante el juez que efectuó el levantamiento del cadáver de la víctima, que sufrió varias contusiones debido a los golpes y una gran fractura craneal que le provocó la muerte por traumatismo craneoencefálico.

En el momento de su muerte, María Isabel J.M. tenía una hija de 13 años --actualmente tiene 15-- que quedó en situación de desamparo y pasó a ser tutelada provisionalmente por la Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia (DGAIA) de la Generalitat. Además de la pena de prisión, la Fiscalía solicita que Francisco T.R. indemnice a la menor con 360.000 euros por los daños morales que le ha causado la muerte de su madre.