Los acusados del crimen del bar 'Los Camioneros' en Sevilla alegan que pretendían robar pero no matar

Un testigo protegido reconoce que el robo estaba planeado "días antes" y que los acusados eliminaron pruebas tras el suceso

Europa Press Nacional
Actualizado: martes, 17 junio 2008 17:39
SEVILLA, 17 Jun. (EUROPA PRESS) -

Los tres acusados por el caso del homicidio del bar 'Los Camioneros' de Bellavista (Sevilla), en el que resultó fallecido el dueño del local de un disparo en la cabeza, reconocieron hoy que pretendían robar en el establecimiento porque estaban "encocados" y no tenían dinero, si bien alegaron que su intención no era la de matar a Antonio Sevillano.

En la primera sesión de la vista oral, que se está celebrando en la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Sevilla, la mujer inculpada en el caso, A.M.R.Y. --hermana y novia de los otros dos procesados--, dijo que después de consumir "cuatro o cinco gramos de cocaína" su hermano le comentó que iban a robar un bar.

"Sobre las 00.30 horas llegamos los tres al local en una moto y yo entré a ver si había gente para poder avisarles si el bar estaba solo", aseguró la acusada, quien, tras comprar hielo y refrescos que dejó encima de la barra, salió del establecimiento y, según prosiguió, hizo señas a su hermano y a su novio "porque había dos hombres".

Así las cosas, A.M.R.Y. aseveró que regresó al bar para recoger lo que había comprado y cuando se dirigía a la moto, su novio entró en el establecimiento y se escuchó un disparo. "Me asusté y me enfadé porque yo no sabía que había una escopeta. D.B.F. volvió y nos fuimos de allí sin saber si había muerto el camarero porque D.B.F dijo que se la había escapado un tiro", agregó.

LA ACUSADA NIEGA QUE LA ESCOPETA LA ROBASE ELLA.

A preguntas de la acusación particular, la inculpada negó que la escopeta se la hubiera robado a su ex marido, que era cazador, y sentenció que posteriormente su hermano le había dicho que el arma se la había encontrado en un túnel en Fuente del Rey (Dos Hermanas, Sevilla).

Por su parte, el hermano de ésta, M.R.Y., declaró que decidieron robar en 'Los Camioneros' pues "era el único bar que estaba abierto y la idea del atraco surgió esa misma noche". Relató además que su cuñado --una vez que su hermana volvió a la moto-- cogió la escopeta que "estaba guardada en el capó de la moto" porque había interpretado por los gestos de su novia que el bar estaba vacío.

"Fue muy rápido. Yo no vi nada y no me imaginaba lo que sucedió. Escuché un tiro y D.B.F. volvió a la moto diciendo que se le había escapado un disparo", apostilló el procesado, que concluyó diciendo que su hermana no sabía nada de la escopeta porque de ser así "no hubiera ido".

Finalmente, el individuo que presuntamente accionó el gatillo que acabó con la vida de Antonio Sevillano ha manifestado que en el momento en el que entró al bar vio al ahora fallecido y le pidió el dinero. "Él se me echó encima y la escopeta, que yo no sabía que estaba cargada, se disparó", añadió el imputado, quien dijo que vio caer a la víctima al suelo pero "no sabía si estaba vivo o muerto".

En esta línea, indicó que el dueño del bar --"que no me ha hecho nada y al que Dios tenga en su gloria"-- estaba haciendo el gesto de cerrar la puerta cuando le reclamó el dinero. "Los dos forcejeamos con la escopeta, ésta se disparó y me fui sin robar ni registrar al hombre".

UN TESTIGO PROTEGIDO INDICA QUE EL ROBO ESTABA PLANEADO.

Un testigo protegido reconoció por videoconferencia que había escuchado a los acusados hablar del robo con una tercera persona "días antes". Ha añadido que la noche del suceso vio salir a los hermanos en una moto en la que no iba D.B.F.

Asimismo, sostuvo que posteriormente les escuchó decir que "la escopeta --que dijo no haber visto-- la habían tirado a un lago", que "la moto la habían quemado" y que incluso la procesada "había ido a la peluquería para cambiar de imagen".

LOS TRES ÚLTIMOS QUE VIERON AL FALLECIDO CON VIDA.

Aquella noche del 27 de noviembre de 2005 fueron tres las últimas personas que vieron al dueño del establecimiento con vida, dos clientes de nacionalidad brasileña y un camarero que aún estaba en el bar "limpiando una cafetera".

Así las cosas, los dos clientes, que vieron a la joven acusada dentro del bar, salieron del local y cada uno tomó una dirección --uno de ellos hacia su casa y el otro a una cabina a llamar a su esposa--. "Escuché un estruendo, volví a buscar a mi amigo y observé a Antonio en el suelo y al camarero llamando por teléfono", dijo uno de ellos, que al igual que su compañero no vio a nadie huir de la zona.

El camarero, por su parte, apuntó que cuando los dos clientes se fueron la joven entró a recoger lo que había comprado y dejar encima del mostrador. "Ella se fue y Antonio salió para cerrar la puerta. Puso una mano en las llaves y se escuchó el disparo", añadió el testigo, quien puntualizó que no vio ningún forcejeo ni oyó conversación alguna.

El juicio continuará mañana con la declaración de varios testigos más y con la práctica de las pruebas periciales. Así las cosas, no será hasta la mañana del miércoles cuando las partes eleven a definitivas sus conclusiones, pudiendo quedar visto para sentencia el jueves.

LOS HECHOS.

El suceso tuvo lugar sobre las 1.30 horas del 27 de noviembre de 2005 cuando, según el fiscal, A.M.R.Y., M.R.Y. y D.V.F. se dirigieron al citado bar con "el ánimo ilícito de apoderarse de lo que de valor encontrasen". Así, al llegar al bar, la acusada entró en el mismo con objeto de vigilar los movimientos del propietario del establecimiento mientras los otros dos acusados esperaban en una calle próxima, hasta que, al comprobar que ya no quedaban clientes y el dueño del bar se disponía a cerrar el local, salió del mismo para avisar a sus cómplices.

De esta manera, uno de los imputados, mientras los otros dos exigían la entrega del dinero de la caja, apuntó con el arma a la cara de la víctima y disparó a "quemarropa" a A.S.M., quien falleció de manera instantánea. Finalmente, los acusados se dieron a la fuga sin el dinero que intentaron robar deshaciéndose al mismo tiempo del arma empleada, que no ha podido ser hallada.

El Ministerio Público considera que los hechos relatados son constitutivos de un delito de homicidio, otro de robo con intimidación y un delito de tenencia ilícita de armas, por lo que solicita 21 años y cinco meses de cárcel para cada acusado. Asimismo, el fiscal reclama una indemnización de 125.000 euros para la viuda de la víctima y 10.350 euros para cada uno de sus dos hijos.

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