Los acusados de sacar dinero del banco a una muerta dicen que desconocían su muerte y querían pagar gastos sanitarios

Actualizado: martes, 9 mayo 2006 20:36

SEVILLA, 9 May. (EUROPA PRESS) -

El hombre y la mujer acusados supuestamente de sacar dinero del banco de una mujer fallecida que había sido amiga de ambos defendieron hoy en el juicio celebrado por el caso en la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Sevilla que desconocían que hubiera fallecido y, reconociendo que sacaron dinero de sus cuentas bancarias, aseguraron que lo hicieron para satisfacer unos gastos sanitarios que habían realizado en su día.

Así lo informaron a Europa Press fuentes del caso al término de la vista oral, que concretaron que el ministerio fiscal elevó a definitivas sus conclusiones. A su juicio, los hechos son constitutivos de un supuesto delito continuado de estafa, por el que pide para la acusada cinco meses de prisión y, para el inculpado, un año y nueve meses de cárcel, además de que ambos indemnicen a la heredera con 528.000 pesetas --la cantidad que supuestamente sustrajeron-- más los intereses legales que correspondan.

Por su parte, la acusación particular pidió una pena, para el acusado, de tres años de cárcel por un supuesto delito de estafa, pena que, por el mismo delito, pide para la acusada dos años de prisión. Además, para cada uno, un año por un presunto delito de falsedad y la misma indemnización que el fiscal.

Según consta en el escrito de acusación del ministerio fiscal, al que tuvo acceso Europa Press, los acusados, C.D.L. y P.G.D., mantuvieron durante años una relación de amistad con la después fallecida F.M.D. hasta poco antes de su muerte, que se produjo el 21 de enero de 2000, nombrando única heredera suya por testamento a J.C.P.

Conocedores de estas circunstancias, siempre según el fiscal, los dos acusados acordaron en febrero de 2000 supuestamente extraer dinero de las cuentas de la fallecida, sabiendo que ésta había muerto, simulando estar autorizados para ello.

Lograron hacerlo presentando justificantes de reintegro que, en apariencia, habían sido firmados por la fallecida --sin que conste si fueron imitadas las firmas o si ella los había dejado firmados antes de morir--. Además, supuestamente, aprovecharon que el inculpado era una persona de confianza de la entidad bancaria donde se hallaban las cuentas de la fallecida, por lo que se adoptaban con él menos cautelas de las ordinarias para verificar las extracciones que hacía en el banco.

Así, el 2 de febrero de 2000, el inculpado extrajo 450.000 de las antiguas pesetas; el día 18, otras 50.000 pesetas, y el 16 de marzo extrajo 28.000 pesetas de otra cuenta de la que la fallecida había sido titular, cantidades todas ellas de las que dispusieron presuntamente los procesados en su beneficio, sin que hayan devuelto nada a la única heredera de la fallecida, según el fiscal.

En el escrito de la acusación pública se hace constar que la acusada C.D.L., nacida en 1919, presentaba en el momento de los hechos una limitación gradual de sus capacidades de entendimiento y control, con especial influenciabilidad, lagunas de memoria, pensamiento lento e involución senil, lo que limitaba severamente su capacidad de comprender la ilicitud de los supuestos hechos y de actuar conforme a esa comprensión.