Los acusados del tiroteo entre clanes en Sabadell (Barcelona) no dispararon en defensa propia, según los testigos

Actualizado: miércoles, 21 enero 2009 16:53

BARCELONA, 21 Ene. (EUROPA PRESS) -

Las dos mujeres que presenciaron el tiroteo entre dos clanes gitanos rivales en un bar de Sabadell (Barcelona) en 2003 aseguraron hoy que los siete procesados empezaron a disparar cuando entraron en el local sin dar opción de defenderse a las víctimas, Marcos M.S., que falleció, y su sobrino, Antonio M.G., que resultó herido grave.

En el segundo día del juicio que se celebra en la Audiencia de Barcelona, declararon por videoconferencia las dos mujeres --son testigos protegidos--, quienes explicaron que las víctimas, del clan de 'Los Peludos', les pidieron ir al baño pese a que el bar estaba cerrado e, instantes después, entraron los procesados, del clan rival de 'Los Soteros', y empezaron a disparar.

Cuando Marcos M.S. salió del baño, abrieron fuego y "le fueron disparando hasta que cayó y una vez en el suelo le continuaron disparando", relató una de las testigos, explicando así por qué el cadáver de Marcos M.S. tenía 15 heridas de arma de fuego. "Al muerto no le dio tiempo de disparar y sólo dijo: "Compadre, me has matado", agregó.

La otra mujer aseguró que en el bar entraron todos los procesados con Pedro S.S. y Mariano S.S. al frente. Sin embargo, este último no se encuentra en el banquillo de los acusados porque el pasado 2 de octubre fue asesinado por un sicario en el mercado municipal de Vinaròs (Castellón), donde regentaba un puesto de venta ambulante.

Sin embargo, no pudieron precisar si las víctimas iban armadas ni si llegaron a disparar contra los procesados.

El dueño del bar, situado en la calle Reis Catòlics, no pudo ofrecer más detalles porque estaba echando una siesta cuando le despertó el ruido de las balas, bajó corriendo --vive en el piso superior al local-- y se encontró a un hombre en el suelo (Marcos M.S.) y a otro sentado en la cocina.

Algunos de los abogados les preguntaron si habían recibido presiones por parte de 'Los Soteros' o 'Los Peludos', pero el propietario del bar negó haber recibido amenazas, sólo "comentarios" --el último de ellos, fue el lunes-- y reconoció que durante los primeros meses tras el crimen pasaron "cosas". "Sé de que pie calzan. No les tengo miedo pero les tengo respeto", sentenció.