SEVILLA, 4 Jul. (EUROPA PRESS) -
El director de la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco, Alberto Bandrés, se desvinculó hoy de la administración de la Empresa Pública de Gestión de Programas Culturales (EPGPG) en el ejercicio 2004, periodo fiscalizado por la Cámara de Cuentas en el que ha detectado numerosas irregularidades en la gestión, y aclaró que él dirigió este ente durante los años 1995 y 1996, pero que en 2004 era director general de Fomento y Promoción Cultural.
En declaraciones a Europa Press, Bandrés afirmó que "imputarle al director de Fomento que la contabilidad de la Empresa era doble o que se hacía mal la tesorería no tiene ningún sentido". "Yo en 2004 no era responsable de la tesorería ni de la caja, sólo puedo ser responsable de encargar a la Empresa que dedicara más o menos dinero para la danza o para teatro, pero si las facturas se comprobaban o se registraban, eso no era problema mío y desconozco qué pasaba, porque no estaba entonces en esa empresa", añadió.
Según precisó, "mis poderes como director de la Empresa terminaron en mayo de 1996, luego asumió el puesto Elena Angulo, hasta 2000, cuando llegó Javier Domingo, hasta finales de 2002". Así, apuntó que el director de la EPGPC en 2004 era Antonio Bonilla, que ya dejó el cargo que actualmente ocupa Carlos Aracil.
"Durante el periodo fiscalizado por la Cámara de Cuentas yo era director general de Fomento y Promoción Cultural, pero la Empresa desde el año 2000 depende de la Viceconsejería de Cultura --antes dependía de Fomento y Promoción Cultural--, y presta servicio a todas las direcciones generales. Yo he podido cometer errores, pero en la Empresa Pública en 2004 es imposible", añadió.
LA PRESIDENCIA, LA CONSEJERA
En cuanto a las deficiencias detectadas en el área de Fomento y Promoción Cultural de la Empresa, Bandrés explicó que "el servicio y las ayudas al sector privado de la danza y las artes escénicas y el Centro Andaluz de Teatro (CAT) las prestaba la Dirección de Fomento, pero el modo de gestionarlas era responsabilidad de la Empresa Pública, que tiene su consejo rector de administración con su presidente" --cargo que ocupa el consejero de Cultura de turno--, "su director y sus cargos".
En su opinión, lo detectado por la Cámara de Cuentas son "errores técnicos al llevar los papeles" que Bandrés atribuyó a problemas con un sistema informático que se implantó en 2001 y que "quizá ha dado errores". En cualquier caso, garantizó que "dinero no falta" de la Empresa, porque ésta "tiene un auditor y se realizan auditorías anuales".