BARCELONA, 19 Jun. (EUROPA PRESS) -
Alejandro Martínez Singul, más conocido como 'el segundo violador de l'Eixample', se declaró hoy inocente de la acusación de intento de agresión sexual a dos mujeres en Barcelona el 10 de mayo y confesó durante el juicio que no sale de casa de sus padres por miedo a la gente, a los periodistas y a posible represalias.
Singul se enfrenta a una pena de dos años de cárcel por este caso. El miércoles, no obstante, la Audiencia de Barcelona le dejó en libertad provisional, ya que considera que no hubo intento de agresión sexual, sino, como máximo, exhibicionismo o falta de vejaciones, por lo que no vio "justificada" la medida cautelar de prisión provisional.
La Fiscalía le acusa de seguir a dos mujeres por la calle, en el barrio del Eixample, y después de que estas entraran en su portal y cerraran la puerta, masturbarse ante ellas.
En su declaración, Singul aseguró que aquella noche estaba en casa de sus padres, muy cerca del lugar de los hechos, durmiendo o mirando películas. Además, aseguró que él no tiene llaves de la casa, que siempre está cerrada por parte de su madre y padrastro.
El acusado explicó que desde marzo sólo ha salido dos veces de casa y lamentó el "rechazo social" que pesa sobre él y el "interés" en que cumpla más pena de la que ya cumplió, 16 años por 14 delitos sexuales. Se mostró "arrepentido y avergonzado" de los anteriores delitos, aunque reiteró su inocencia en este caso, y se mostró dispuesto a pasar la prueba del polígrafo.
En el turno de declaraciones de las dos víctimas, la primera narró que cuando se dio cuenta de que un hombre la seguía a ella y a su amiga al salir del Metro de Hospital Clínic, se giró varias veces y, al ver como "se tocaba", aceleraron el paso y entraron en el portal.
Cerró la puerta frente a su perseguidor, que intentó entrar golpeando la puerta, aunque finalmente se quedó en la calle masturbándose mientras las miraba. La testigo aseguró que le vio la cara, gracias a lo cual le identificó en fotografías en comisaría, en rueda de reconocimiento y hoy en el juicio.
La mujer admitió que temió por su vida, por lo que decidieron llamar a los Mossos. No obstante, no pudo justificar la contradicción entre la hora que dice que avisaron a la policía, sobre las 2.45 horas, y la que dicen los Mossos que recibieron la llamada, sobre las 4 horas.
La segunda víctima ratificó esta misma versión, pero no pudo identificar claramente al agresor, aunque le describió como un hombre no muy alto, calvo, lo que coincide con Singul, y vestido con tejanos y camisa beije.
Esta mujer explicó que no vio exactamente como el agresor se masturbaba, ni su pene, sino que tenía la camisa fuera de los pantalones y las manos debajo y haciendo movimientos sospechosos.
Por su parte, la madre y el padrastro del Singul apoyaron la versión del acusado y declararon que aquella noche, como siempre, fueron a dormir tarde o estuvieron viendo la televisión en el comedor.
Además, aseguraron que la casa estaba cerrada con llave, bien guardada y fuera del alcance de Alejandro Martínez Singul. Además, reiteraron que nunca salía de la vivienda y era imposible que saliera sin que ellos se dieran cuenta.
La fiscal mantuvo su petición inicial y criticó duramente la decisión de la Audiencia de liberar a Singul, ya que considera que el perseguidor habría intentado agredir sexualmente a las mujeres si hubiera podido, pero al verlo imposible, lo "único" que pudo hacer fue masturbarse para "satisfacer su ánimo libidinoso". "Si hubiera sido un exhibicionista, se habría ido del portal", opinó.
En cambio, el abogado de la defensa evidenció las inconcreciones o no coincidencias de las víctimas y pidió al juez que no tenga en cuenta los antecedentes de Singul para condenarle. Igualmente, consideró que no hubo delito de tentativa de agresión, ya que no hubo requisitos como el uso de la fuerza o la intimidación.
El juicio empezó sobre las 13.15 horas, con unos 45 minutos de retraso, y despertó gran expectación mediática, ya que se esperaba que Singul llegara a la recién inaugurada Ciudad de la Justicia y entrara por la puerta principal. No obstante, se tomaron medidas excepcionales para que nadie le viera entrar en el edificio ni en la sala de juicio.
También las víctimas fueron protegidas, ya que entraron por una puerta escondida al resto de ciudadanos y declararon detrás de una mampara que les permitía ver al acusado sin ser vistas. Sus declaraciones no pudieron ser grabadas por la prensa.