VALLADOLID, 22 May. (EUROPA PRESS) -
La Audiencia de Valladolid ha condenado a una pena de tres años y medio de cárcel a María Pilar R.B, la mujer que fue detenida en septiembre de 2004 en Valladolid capital cerca de su piso, sito en el número 137 de la calle Villabáñez, en posesión de 11 gramos de cocaína y 2 de heroína.
Se da la circunstancia de que esta misma mujer, junto a otras dos personas, será juzgada mañana martes por hechos similares ocurridos en 2005 y por los que se enfrenta a una posible pena de otros 5 años de privación de libertad.
En su sentencia por los hechos de 2004, la Sala considera probado que la ahora condenada cometió un delito contra la salud pública, de ahí la pena de tres años de cárcel y la multa de 1.368 euros impuesta, así como otros seis meses de privación de libertad por otro delito de resistencia, frente a los 6,5 años que en total había solicitado el Ministerio Fiscal, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.
Durante el juicio, la mujer, de etnia gitana e inquilina de un bajo situado en la referida calle, aseguró que los únicos ingresos familiares procedían de una paga de 415 euros que ella recibe y con la que mantiene a su marido, que no trabaja por encontrarse enfermo, y a sus dos hijos, al tiempo que alegó que cuando fue detenida sobre las 14 horas del día 17 de septiembre de 2004 acababa de salir de casa y había cruzado la calle para esperar en la acera de enfrente a que una de sus hijas saliera del cole.
María Pilar R.B. explicó que fue entonces cuando apareció un vehículo y del mismo se bajaron varios hombres que, sin identificarse como policías, la metieron a la fuerza en un vehículo, de ahí, según justificó, la resistencia que opuso en un principio. "Me puse muy nerviosa porque me rompieron toda la ropa y me hicieron daño al agarrarme del cuello", declaró la imputada, quien negó haber golpeado a los agentes e insistió en que en ese momento no portaba droga alguna y sólo unos pocos euros.
MANIPULANDO ENTRE UNOS ARBUSTOS
La versión de los funcionarios que participaron en su detención fue diametralmente opuesta, ya que coincidieron al señalar que con carácter previo recibieron numerosas denuncias anónimas de ciudadanos en las que aseguraban que en el piso sometido a vigilancia una familia gitana se dedicaba a vender droga y que, frecuentemente, la acusada solía cruzar hasta un descampado situado en frente para manipular entre unos arbustos, posiblemente donde tenía escondida la mercancía, y volver a entrar en la vivienda.
Los agentes montaron un dispositivo de vigilancia y en el momento en que vieron a la acusada actuar de este modo procedieron a su identificación. Uno de los policías que declaró en el juicio explicó que en un primer momento la mujer lanzó al aire un envoltorio con droga y acto seguido, cuando era introducida a la fuerza en uno de los dos coches camuflados, arrojó al suelo un estuche plateado que contenía más sustancia.
El declarante, al igual que otro compañero, ratificó igualmente que la acusada se mostró muy agresiva y no cesó de insultarles, lanzar patadas, mordiscos "y de todo. No resulté lesionado porque tuve reflejos suficientes", advirtió unos de los policías.
En total, los funcionarios recogieron del suelo 10,58 gramos de cocaína con una pureza del 70,55 por ciento y un valor de 1.070 euros y 1,65 gramos de heroína con una pureza del 45,43 por ciento y un valor en el mercado de 298 euros.