Cañizares resalta la labor de los enfermos, que son los que "llevan" la Iglesia y "los predilectos de Dios"

Actualizado: domingo, 11 febrero 2007 14:17

TOLEDO, 11 Feb. (EUROPA PRESS) -

El cardenal arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, resaltó hoy la labor de los enfermos y dolientes, cuya misión es "de un valor grandísimo" a la Iglesia y la sociedad, ya que, a su juicio, son "los predilectos de Dios" y "los que lleváis la Iglesia porque estáis unidos singularmente a Cristo en la Cruz", siendo el testimonio "más elocuente del amor de Dios y de la vida conciliada a Él".

En la homilía de la Santa Misa que celebró en la Catedral, Cañizares, en la que también recordó --con motivo de la jornada de Manos Unidas contra el Hambre en el Mundo-- a los que no tienen que comer, dijo que los que sufren "sois los predilectos de Dios", porque Jesús "os dirige una mirada llena de ternura y su amor no os fallará jamás" y de este modo, reconoció, son "lo mejor de la iglesia, presencia de Cristo y siervo de Dios".

Por eso tuvo un recuerdo constante a los enfermos que se encuentran en sus casas o en centros asistenciales, porque "vosotros, los más pobres porque os faltan las fuerzas y no tenéis salud, sois de Dios y Dios es de vosotros, vuestro es su Reino y su amor". Un amor, dijo, que está destinado a todos y que se dirige de manera privilegiada "a los pobres, a los últimos, a los que tienen hambre y lloran".

Son los enfermos, continuó Cañizares, los que donde aparece "con mayor nitidez el rostro de Cristo" y que dibujan la expresión "de la confianza plena en el Padre" ya que, puso como ejemplo, muchas veces en las visitas los enfermos señalan: "Lo que Dios quiera", y es aquí, indicó, donde se expresa "toda vuestra confianza" en "vivir para Dios desde Él".

Abogó por tanto por ser "testigos de la confianza en Dios" y los enfermos, que viven con Dios el sufrimiento "lo transformáis en un don". Cañizares indicó además que no hay que ceder ante la tentación de considerar el dolor "como una experiencia negativa hasta el punto de dudar en la voluntad de Dios" porque el sufrimiento y la enfermedad pertenecen a la condición del hombre "criatura frágil y delicada".

Así, apostó por poner "toda nuestra confianza en Dios", que "ama a los hombres hasta el extremo" y que "no nos falta a nadie". En la vida de las bienaventuranzas, hay que "ponerse a disponibilidad de Dios", aseguró el cardenal arzobispo de Toledo.

Además, instó, tras recordar la campaña de Manos Unidas contra el hambre en el mundo, a que "volvamos a Dios y que sea todo para nosotros" y entre "en lo profundo de nuestras vidas" ya que cambia la forma de ser "y nuestros valores". Poniendo la confianza en Dios se estaría, afirmó, "más cercanos a nuestros millones de hermanos".

Por eso, es necesario "confiarnos a Él" ya que entonces la forma de vida no será otra "que la del amor, la misericordia, la compasión y la unidad con todos los hombres", concluyó.