VALLADOLID, 8 Feb. (EUROPA PRESS) -
La Audiencia de Valladolid ha condenado al constructor Francisco Julio de C.L. a la pena de un año de cárcel por cobrar casi 60.000 euros para construir un chalé en Boecillo y ejecutar tan sólo obras por valor de 33.343 euros, dejando el proyecto a medio hacer.
Además de la pena de cárcel, la Sala, en sentencia a la que tuvo acceso Europa Press en fuentes jurídicas, incluye la obligación del condenado de indemnizar a su víctima con la cantidad de 26.610 euros.
Durante el juicio, celebrado el pasado día 28 de noviembre de 2005, el acusado alegó que se "pilló los dedos" ya que la oferta realizada era una "ganga", por debajo del valor real, y por ello comenzó pronto a encontrarse con problemas económicos, sobre todo al dispararse los costes de herramienta y de maquinaria.
El constructor, para quien el fiscal y la acusación particular habían solicitado penas de 2 y 3 años, respectivamente, aseguró además que cada peseta que percibió del cliente tras la firma del contrato, el 26 de septiembre de 1999, la destinó exclusivamente a la ejecución de la vivienda, sita en la urbanización 'La Zarcilla' de Boecillo, si bien la falta de liquidez le impidió concluir las obras proyectadas y otras dos que había iniciado también dentro del mismo término municipal y en Villafrechós.
Sí reconoció que ya antes de recibir el encargo la empresa no atravesaba por una buena situación, aunque apuntó que no se lo contó al contratante de la obra "porque no era plato de gusto ir diciendo a los clientes que la situación económica era mala". El acusado advirtió además de que a raíz de lo ocurrido han quedado arruinados tanto él como el resto de su familia, en concreto su padre y otro hermano, e incluso que no ha podido dar de baja la empresa y por ello tiene todavía deudas contraídas con la Seguridad Social.
Por su parte, la víctima de la estafa, Pedro Vicente F, explicó que contrató los servicios del acusado debido a la "confianza" existente puesto que los padres de ambos eran vecinos desde hacía cerca de 30 años y recordó que llegó a desembolsar en distintas entregas hasta casi 60.000 euros pero que a partir del verano de 2000 las obras "empezaron a avanzar muy poco" hasta paralizarse por completo cuando el valor de lo construido no superaba los 33.000 euros.
El denunciante indicó que, debido a la confianza existente, se limitó a entregar el dinero sin esperar siquiera a recibir las certificaciones de obra y que a raíz de la paralización del proyecto se vio obligado a concluirlo él mismo contratando los trabajos pendientes con cada especialista.