Condenan a 23 años de cárcel a los asesinos del vigilante de un chiringuito de Mataró (Barcelona)

Actualizado: jueves, 10 julio 2008 13:38

BARCELONA, 10 Jul. (EUROPA PRESS) -

La Audiencia de Barcelona ha condenado a 23 años de prisión a cada uno de los dos procesados por matar al vigilante de un chiringuito de la playa Sant Simó de Mataró (Barcelona) en agosto de 2004, y que un jurado popular declaró culpables de asesinato con alevosía y de robo con violencia y uso de instrumento peligroso en grado de tentativa.

Además, deberán indemnizar de forma conjunta a los dos hijos de la víctima con 300.000 euros. También fueron declarados culpables de haber intentado robar un coche para cometer el crimen, por lo que han sido condenados a pagar una multa de 1.800 euros cada uno.

Con esta sentencia, el magistrado presidente ha recogido las peticiones de prisión del fiscal y la acusación particular, que solicitaron 20 años de cárcel por el asesinato con alevosía, nocturnidad y despoblado, y otros tres por el intento de robo con violencia. Pese a imponer una multa inferior, el juez ha incrementado la indemnización para los hijos del fallecido.

Los miembros del jurado declararon probado que los imputados acordaron asaltar el chiringuito para robar la recaudación del local, aprovechando que era un lugar apartado. Además, el primero de ellos había trabajado antes en el bar y sabía que sólo estaba vigilado por la víctima, Herminio C.T., de 66 años, sin ningún tipo de arma ni formación específica.

La noche del 24 al 25 de agosto de 2004, cogieron una bolsa con dos cuchillos, una barra de acero, pasamontañas y guantes, y fueron a la riera Els Molins. Allí, forzaron la puerta de un coche e intentaron arrancarlo, pero al no conseguirlo, cogieron la motocicleta de Santiago L.R.

Cuando llegaron a las inmediaciones del chiringuito, dejaron la moto y, al ver que aún había gente, se ocultaron entre las piedras del muro de contención que separa la playa de la carretera N-II y sobre el que pasan las vías de los trenes de Cercanías Renfe.

Una vez la zona quedó desierta, se acercaron sigilosamente al bar provistos cada uno con un gran cuchillo y la barra de acero. Raúl O.R. se abalanzó sobre Herminio C.T., y empezó a acuchillarlo. Durante la agresión, el arma se dobló, por lo que cogió otro cuchillo para seguir agrediendo a la víctima, mientras Santiago L.R. le asestaba un golpe en la cabeza con la barra de hierro.

El vigilante murió por la hemorragia y el posterior fallo cardiaco que le causaron las cuchilladas, por la fractura craneal que le provocó el golpe con la barra de hierro, y por asfixia. Después escondieron el cadáver y, cuando iban a robar la recaudación del local, se dieron cuenta de que estaba amaneciendo y se fueron por temor a ser descubiertos, sin llevarse nada.

El tribunal consideró que Raúl O.R. sabía perfectamente que el asalto podía acabar con la muerte del vigilante, y, si bien reconoció que Santiago L.R. padece un "trastorno 'border-line" y no era consciente de sus actos, los miembros del jurado señalaron que asumió el riesgo al golpear a la víctima en la cabeza.