Condenan a pagar 16.000 euros al empresario que explotó ilegalmente a cuatro marroquíes en Cartaya (Huelva)

Actualizado: jueves, 22 octubre 2009 17:37

HUELVA, 22 Oct. (EUROPA PRESS) -

El Juzgado de lo Social número 1 de la Audiencia Provincial de Huelva ha condenado al empresario marroquí acusado de explotar ilegalmente a cuatro compatriotas el pasado año en la localidad onubense de Cartaya a pagar 16.000 euros por "los salarios y otros conceptos retributivos y por la cantidad de horas extraordinarias que trabajaron" en un taller de su propiedad.

Según informó a Europa Press el letrado de los trabajadores marroquíes, Fernando Osuna, este proceso es independiente del que se sigue por vía penal en uno de los juzgados de Ayamonte, que se celebrará durante el primer trimestre de 2010, por la conducta del aludido empresario marroquí afincado en Cartaya, y que fue imputado en proceso penal por ser el presunto autor "de delitos de estafa, coacciones y lesiones".

Por su parte, el juzgado acordó la libertad provisional del empresario, el cual ya ha declarado y ha negado los hechos, según indicó Osuna, quien aseguró que el atestado de la Guardia Civil "ha servido de prueba de cargo, junto a las declaraciones de los cinco trabajadores, las cuales son firmes y unánimes y no ofrecen dudas sobre la veracidad de lo ocurrido".

LLEGADA A ESPAÑA

La venida de estos inmigrantes a España supuestamente fue facilitada por el imputado, previo pago de 7.500 euros cada uno, a los que prometió, una vez regularizada su situación, unas condiciones de trabajo y salario posteriormente incumplidas, que incluía unos beneficios mínimos por su trabajo en un taller de confección de unos 1.500 euros y alojamiento sin ningún coste, al ser la vivienda propiedad del empresario, siendo, por el contrario, sus condiciones actuales de "auténtica explotación laboral", ya que "por dos meses de trabajo les pagó 200 euros a repartir entre los cinco denunciantes".

Cuando los agentes accedieron al interior del taller de confección encontraron que nueve personas compartían, con varias máquinas textiles, una superficie de 60 metros cuadrados, en unas condiciones de "total hacinamiento, sin ventilación y con escasa iluminación y trabajando 14 y 15 horas al día".