VALLADOLID, 19 Ene. (EUROPA PRESS) -
El conductor kamikaze que en marzo de 2007 llegó a circular en sentido contrario durante casi 60 kilómetros por la A-6 entre Tordesillas y Villardefrades, en la provincia de Valladolid, dejando a su paso dos fallecidos y cuatro heridos, alegó hoy que por aquellas fechas sufrió un brote de esquizofrenia paranoide y perdió el sentido de la realidad, hasta el punto de que cuando se subió al coche y salió a la carretera pretendía huir de Salamanca, donde residía, porque oía "voces" que le decían que alguien le perseguía para matarle.
Durante la primera jornada del juicio iniciado en la Audiencia de Valladolid, Manuel Jesús P.G, un español de 46 años nacido en Sidi Ifni (Marruecos) y aquejado de una grave esquizofrenia paranoide, explicó su propósito el día de los hechos, un domingo de operación retorno, era el de dirigirse al País Vasco al creer que allí estaría a salvo, ya que desde hacía varios días pensaba que le perseguían para acabar con su vida.
"No recuerdo lo que pasó ni cómo me metí en dirección contraria, sólo que oía voces que me decían: ¡márchate de Salamanca, coge esta carretera, vete por aquí, vete por allá"!, aseguró el acusado, quien, en declaraciones recogidas por Europa Press, añadió que desconocía cómo ir al norte y por ello el 11 de marzo de 2007 se dejó guiar por las voces, sin percatarse de que a la altura de Tordesillas (Valladolid) accedió a la A-6 y comenzó a circular en sentido contrario al obligatorio.
Al respecto, el kamikaze mantuvo que al encontrarse de frente con vehículos pensó incluso que él circulaba con su Peugeot 205 de forma correcta por una carretera de doble sentido y que eran los otros conductores los que pretendían matarle. "Creía que trataban de chocar contra mí de forma intencionada para acabar con mi vida, con lo que me vi obligado a hacer maniobras evasivas para evitarlo, hasta que finalmente choqué contra una valla publicitaria", incidió Manuel Jesús P.G, quien fue detenido entonces por la Guardia Civil.
No fue hasta que se vio en el calabozo cuando, como así apuntó el declarante, comenzó a sentirse a salvo. "Al estar encerrado y custodiado por la Guardia Civil me sentí más seguro porque los que creí que querían matarme lo iban a tener mucho más difícil".
En su ruta mortal, el imputado, tal y como sostuvo, ni siquiera se percató de que en el kilómetro 194 de la A-6, a la altura de Vega de Valdetronco, provocó un accidente en el que se vieron implicados un Renault Megane y un Volkswagen Golf, con un balance de dos muertos y dos heridos, ni tampoco del posterior ocurrido en el kilómetro 200 de la misma vía, al salirse un Renault Laguna en el que viajaban otras dos personas que sufrieron distintas lesiones.
CON CARNÉ DE CONDUCIR, PESE A SU ENFERMEDAD
Manuel Jesús P.G, licenciado en Derecho pero por aquellas fechas empleado en una granja de cerdos en Salamanca en labores de molienda de pienso, desveló que llevaba dos años con el carné de conducir que obtuvo sin haber informado de la grave enfermedad que sufría, pues, como así indicó, "no sabía que tenía que haberlo hecho", al igual que también obvió este importante detalle a la correduría con la que suscribió la póliza del seguro.
Sobre su enfermedad, el kamikaze precisó que se medicaba a diario, incluido el mismo día de los hechos, y declaró que ya había tenido brotes anteriores, el último en 2001, que le hacían creer que le perseguían para matarle, incluso familiares y compañeros de trabajo.
"Las voces me decían que querían matarme", insistió el acusado, que, tal y como así refirió, cuando padecía estos brotes sentía una "enorme angustia" que le llevaba a mirar a las azoteas de los edificios para buscar posibles francotiradores apuntándole.
Por su parte, los agentes de la Guardia Civil que participaron en la detención del conductor y atendieron a víctimas y heridos coincidieron al señalar que, por referencias de las 140 llamadas recibidas ese día de usuarios de la carretera, Manuel Jesús P.G. llegó a circular en sentido contrario unos 58 kilómetros a una velocidad no superior a los 120 kilómetros por hora--dado que era conductor novel no podía rebasar los 80--y que fue, sin duda alguna, el causante de los dos siniestros registrados.
Los guardias recordaron que en el momento de la detención el imputado se encontraba "desorientado y mostró un comportamiento no propio de una persona normal", en referencia a que en ningún momento reconoció que había circulado en sentido contrario y creía que eran los demás lo que iban contra él.
Su vehículo, además, presentaba desperfectos en el lateral derecho que, como así indicaron los agentes, pudo haberlos sufrido al realizar maniobras evasivas y chocar contra la bionda de protección de la vía, detalle de gran importancia puesto que vendría a avalar la tesis del acusado de que en ningún momento trató de impactar contra los automóviles que le salían al paso sino que más bien trató de sortearlos.
EL FISCAL PIDE LA ABSOLUCIÓN
La vista continuará mañana. Con carácter provisional, el Ministerio Fiscal entiende que los hechos son constitutivos de dos delitos de homicidio por imprudencia, cuatro de lesiones y otro contra la seguridad del tráfico, pese a lo cual solicita la absolución al concurrir la eximente completa de alteración mental, lo que le hace totalmente inimputable.
Sin embargo, y como medida de seguridad, pide que el procesado permanezca internado en un centro psiquiátrico por espacio de 17 años, mientras que su defensa solicita que sea sometido únicamente a tratamiento ambulatorio de un año y la retirada del carné de conducir por idéntico espacio.
En la causa se encuentran igualmente personadas dos acusaciones particulares, una de las cuales pide una pena de cuatro años por un delito de homicidio por imprudencia y otra cuya petición global supera los 30 años de cárcel, ya que entiende que los dos homicidios tienen un carácter doloso, al considerar que el acusado era plenamente consciente del riesgo para la vida que implicaba su conducta.