SANTANDER, 22 Mar. (EUROPA PRESS) -
El disparo que acabó con la vida de Elisa Calderón el 12 de septiembre de 2004 a manos de su marido, José Carlos A.B., en una calle de Cazoña fue 'a quemarropa' y no de forma accidental, según el testimonio realizado hoy por los peritos ante la Sección Primera del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria.
De esta manera, los expertos desmontaron hoy la declaración realizada por el acusado, José Carlos A.B., el primer día de la vista oral, el pasado lunes, cuando aseguró que el proyectil se "le disparó", además de que pensaba que el arma "estaba descargada".
Según expusieron los peritos, se necesita realizar una presión en el gatillo de "seis kilos" para disparar un revólver del tipo que se utilizó, ya que incluso aunque el arma estuviera "amartillada" y lista para disparar, la presión tendría que ser "de tres kilos", lo que no se conseguiría simplemente girando la pistola con el dedo.
Los forenses ahondaron en que el borde del revólver tocó, con un ángulo casi horizontal, con "la piel" de la sien izquierda de la mujer, lo que le produjo la irremediable muerte cerebral, que se certificó en el Hospital Valdecilla horas más tarde.
EL ACUSADO NO ES UN PSICÓPATA
Por su parte, los peritos psiquiatras explicaron que el perfil del procesado, de 41 años de edad, no responde al de un psicópata, aunque sí posee un "trastorno de personalidad mixto", con "pérdida de control de impulsos", lo que fue rebatido por las dos Acusaciones por el modo en el que presuntamente se cometieron los hechos, ya que José Carlos A.B. avisó a diversas personas de que "iba a matar" a Elisa y en el momento de los hechos retiró a su hija de 21 meses para no hacerla daño, ni disparó a ninguna otra persona en su huída.
En las conclusiones finales, la Fiscalía mantuvo los 25 años de prisión por los delitos de asesinato, tenencia ilícita de armas, maltrato habitual, amenazas y quebrantamiento de condena, con la agravante mixta de parentesco y de reincidencia en el caso de las amenazas.
Por su parte, la Acusación particular, ejercida por los padres de la difunta, elevó de 28 a 30 años de prisión la pena solicitada, al incorporar un segundo delito de amenazas, cuando José Carlos A.B. telefoneó a Valdecilla para interesarse por la salud de su esposa, y además de confesar que "acababa de pegarla un tiro", añadió que "iba a haber más muertos", según testificó ayer, martes, un inspector de la Policía Nacional.
En cuanto a la Defensa, el letrado cambió la inicial petición de 11 años de cárcel, por asesinato y tenencia ilícita de armas, lo que dejó de forma subsidiaria, y presentó en su lugar un caso de homicidio imprudente, solicitando un año de prisión.
FRACASO DEL SISTEMA
En su exposición de motivos, el Ministerio Público aseguró que el disparo que acabó con la vida de Elisa fue "absolutamente intencionado", realizado de una forma "brutal y salvaje" y "el colofón final de una serie de maltratos".
En este sentido, el fiscal apeló al "fracaso" del sistema ante el "infierno" vivido por la mujer, que tenía 35 años cuando falleció, preguntándose "cuántas denuncias --de maltrato-- son necesarias" para que se hubiera estado más vigilante "para que esto no pasara".
"Cualquier pena que se le imponga quedará corta", añadió el fiscal, asegurando que "parece casi insultante" solicitar un año de cárcel por parte de la Defensa por los hechos, puesto que en ese caso, y dado que José Carlos A.B. está en prisión preventiva desde su detención, habría incluso que "indemnizarle".
La acusación particular calificó a José Carlos A.B. como "un asesino sin escrúpulos y desalmado", que "disparó a quemarropa" a Elisa, a la que tenía "totalmente anulada" pese a los "maltratos" a los que la sometía.
Además, el letrado hizo referencia al testimonio de una testigo protegido que contó al Tribunal cómo el acusado sacó el revólver y disparó en la cabeza a su esposa, en presencia de la niña de ambos.
En su turno de exposición, el letrado defensor argumentó el homicidio imprudente explicando que fue "muy probable" que José Carlos A.B. "no saliera de casa con la intención homicida", pero que cuando vio a Elisa en la calle se acercó a ella y "fue calentándose" en la discusión debido a un "descontrol de su voluntad".
Además, la Defensa recordó las palabras de la hermana del acusado, que vivía con la pareja, quien hizo alusión a "los celos" de Elisa porque José Carlos A.B. frecuentaba clubes de alterne, pero que ella nunca vio ninguna agresión hacia Elisa, aunque la "acompañase" a presentar las denuncias por malos tratos.