MADRID, 21 Abr. (EUROPA PRESS) -
Dos concejales del PSE negaron hoy en la Audiencia Nacional haberse sentido amenazados tras recibir sendas cartas intimidatorios enviadas en junio de 2004 presuntamente por una mujer en nombre de la organización terrorista ETA, pese a que entonces declararon ante la Policía Autonómica Vasca haberse sentido "coaccionados y preocupados" por las misivas, las cuales relacionaron en esos momentos con el entorno etarra. Ambos atribuyeron ante el tribunal estos hechos a "una broma de un grupo de gente joven", por lo que no creyeron en su veracidad.
Así lo declararon en el juicio que siguió hoy la Sección Tercera de lo Penal contra María Plazaola por el envío de estas dos cartas amenazantes y otra tercera a la sede del PSE en Zumárraga. Por estos hechos, el fiscal de la Audiencia Nacional Ignacio Gordillo, quien mostró su sorpresa ante estas afirmaciones, pidió al tribunal, que preside Alfonso Guevara, que se la condene a 5 años y 3 meses de cárcel por tres delitos de amenazas terroristas, al considerar que "la cadena probatoria --que incluye una prueba de ADN-- no admite ningún género de duda" para afirmar que Plazaola realizó este envío, el cual, según el fiscal, forma parte del "entramado de la banda terrorista" ETA.
En su testifical, el concejal del PSE de la localidad guipuzcoana de Villareal de Urrechua Félix Toral declaró: "No me sentí amenazado porque no creía que fuera de verdad. Podría haber sido una broma". Toral respondió a preguntas del fiscal con cierto nerviosismo y mantuvo que no recordaba el contenido de la carta, pese a reconocer que la recibió en su domicilio. El edil relató, igualmente, a la sala que su mujer le dio la carta y después la comentó con los compañeros del partido.
Tampoco se sintió intimidado el concejal del PSE de Zumárraga Ricargo Lozano --vecino de la propia Plazaola--, aunque reconociese entonces ante sede policial sentirse coaccionado por esta misiva, que contenía expresiones como "el conflicto salpicará a todos los miembros de tu partido". Además, Lozano manifestó que no le produjo ninguna preocupación y que no la relacionó con la banda terrorista, sino con "un grupo de gente joven que anda por ahí suelto".
DECLARACIONES CONTRADICTORIAS
Sin embargo, el ertzaina que compareció como testigo contradijo estas declaraciones y explicó que, tras recibir las cartas --de idéntico contenido--, los concejales y el representante legal a nivel provincial del PSE Miguel Ángel Morales, el único que afirmó que "una carta de este tipo siempre crea cierta preocupación", acudieron con escolta a la comisaría para recibir asesoramiento, aunque no formularon denuncia. Así, el agente relató que "su estado era de nerviosismo" porque "les responsabilizaban de la situación". Por ello, "los tres relacionaron el envío de estas cartas con el entramado terrorista de ETA", añadió.
María Plazaola negó, a preguntas del fiscal Gordillo, haber enviado las misivas y aseguró que conocía su contenido después de que el juez se las mostrase en su declaración en sede judicial. Asimismo, sostuvo que no tenía ninguna relación con la banda armada, aunque sí admitió haber participado en algún acto callejero. Plazaola también mantuvo que su ADN no se correspondía con el perfil genético extraído de los sellos de las cartas, versión que, sin embargo, fue confirmada ante la sala por un miembro de la Unidad Científica de la Policía Autonómica Vasca.
Según relató el instructor de las diligencias policiales, se decide abrir una investigación después de localizar el rastro de una mujer en los tres sellos de las misivas. En el trascurso de las diligencias, un agente que siguió a la acusada recogió una colilla de un cigarrillo rubio lanzada por ésta por la ventanilla de su vehículo en un paso de peatones. La prueba fue entregada a la Policía Científica y cotejada con el perfil genético de las cartas, el cual coincidía con el ADN de la colilla, aunque la propia procesada aseguró ante el tribunal fumar tabaco negro.