MADRID, 11 Feb. (EUROPA PRESS) -
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, espera que haya resultados positivos en el diálogo abierto en Minsk (Bielorrusia) sobre Ucrania y Rusia, pero ya ha anticipado que "alguien" tendrá que vigilar que se cumpla el alto el fuego y que se controle la frontera entre ambos países.
Ante la Comisión de Exteriores del Congreso, Margallo ha indicado que las conversaciones de Minsk deben tener como primer objetivo "importantísimo" el cese de las hostilidades en la zona de conflicto, incluyendo las repúblicas separatistas de Donetsk y Lugansk.
Pero, a continuación, cree que habrá que determinar "que alguien vigile el cese del fuego y que no se rompa", una tarea que no ha dicho a quién debería corresponder. Igualmente, cree necesario controlar la frontera entre Ucrania y Rusia para evitar el tráfico de armas, algo que en su opinión debería asumir la OSCE.
LA LÍNEA DE DEMARCACIÓN YA FUE SOBREPASADA
Además, ha señalado que habrá que establecer una línea de demarcación, que ya se había fijado en el primer proceso negociador de Minsk y que ha sido superada. Ahora bien, ello podría implicar reconocer los avances militares de los últimos meses.
Margallo ha querido dejar claro que la comunidad internacional no va a reconocer los referendos de Crimea, Donetsk y Lugansk pues, conforme al Derecho internacional, el principio de autodeterminación no prevalece sobre el de la integridad territorial.
Además, asegura tener la "impresión personal" de que Rusia no quiere hacerse con la soberanía de esas repúblicas de Donetsk y Lugansk, que conllevaría una fuerte carga económica, y que lo que pretende es una autonomía que vacíe el poder de Kiev, lo que podría convertir a Ucrania en un Estado fallido que, según dice, "no conviene a nadie". Tampoco cree que Ucrania tenga intención alguna en plantear su ingreso en la OTAN, porque eso "echaría más leña al fuego".
Para propiciar un acuerdo, el jefe de la Diplomacia ha defendido la imposición de sanciones, pero también ha indicado que, si en Minsk se alcanzase una "solución razonable", el Consejo de Seguridad podría congelar la entrada en vigor de las últimas medidas.
