España vuelve a votar en un cuatrienio con 4 comicios, dos mociones de censura, dos presidentes y la crisis del procés

Granada.- 26M.- La JEC ordena la revisión del escrutinio en Alhendín tras un fallo no corregido en transmisión de datos
Granada.- 26M.- La JEC ordena la revisión del escrutinio en Alhendín tras un fallo no corregido en transmisión de datos - REUTERS - Archivo
Actualizado: miércoles, 18 septiembre 2019 9:42

MADRID, 17 Sep. (EUROPA PRESS) -

Los españoles volverán a votar en unas elecciones generales el próximo 10 de noviembre tras fracasar las negociaciones y constatar el Rey Felipe VI que no se dan las condiciones para proponer un candidato a una nueva sesión de investidura.

Lo harán por cuarta vez en cuatro años, después de vivir dos mociones de censura, una de las cuales prosperó propiciando la sustitución de Mariano Rajoy por la presidencia de Pedro Sánchez, en mitad de la crisis catalana provocada por el intento de los soberanistas de lograr la independencia de Cataluña.

Todo ello tras un martes frenético de contactos en lo que se presentaba como un último intento de evitar la repetición electoral, por parte de Ciudadanos, o de evitar cargar con la culpa de la misma por parte de todas las fuerzas políticas. Pero la conclusión ha sido idéntica a la de estos últimos casi cinco meses desde que se celebraron los comicios: no hay acuerdo y quince meses después de la moción de censura contra Rajoy el país está con presupuestos prorrogados y a las puertas de una repetición electoral.

Este periplo de falta de estabilidad institucional comenzó con las elecciones de 2015, cuyos resultados no sirvieron para formar gobierno. El PP, que venía de una mayoría absoluta y una Legislatura de recortes impuestos por Bruselas para contener el gasto, solo obtuvo 123 escaños, los mismos que Pedro Sánchez ha logrado en las generales del mes de abril.

Ante la falta de perspectiva de poder lograr ser investido presidente del Gobierno, Mariano Rajoy rechazó el ofrecimiento del Rey de someterse a la sesión de investidura en el Parlamento. En aquel momento Pedro Sánchez, que había cosechado 90 escaños, ya había dejado claro que no facilitaría la investidura del dirigente popular.

El líder socialista asumió el reto de ser presidente y, tras alcanzar un pacto con Ciudadanos, se sometió a una investidura reclamando también el apoyo de Podemos, que se negó en redondo. El 4 de marzo de 2016 concluyó la primera investidura fallida para Pedro Sánchez. A partir de ahí, el reloj electoral empezó a contar y el 26 de junio de ese mismo año se celebraron de nuevo comicios generales.

El PP recuperó una pequeña parte de los escaños perdidos, logrando 137, mientras que el PSOE retrocedía de nuevo, en esta ocasión, hasta los 85 diputados. Los populares no sumaban con Cs, partido con el que alcanzaron un acuerdo en el verano de 2016, para que Rajoy resultara investido presidente.

De hecho, el "no es no" de Pedro Sánchez retrasó la investidura del líder popular hasta el 29 de octubre. Antes de esa fecha, el PSOE se abrió en canal y, durante un polémico comité federal, forzó la dimisión de su secretario general, quien también renunció a su acta de diputado para no tener que facilitar la investidura de Rajoy. Ésta salió adelante con la abstención de todo el grupo socialista salvo 15 diputados que votaron en contra.

De esta manera arrancaba la XII legislatura, con una posición de debilidad del Ejecutivo popular por falta de una mayoría que lo sustentara. De hecho, el Gobierno de Rajoy fue sometido a dos mociones de censura, una de ellas presentada por Pablo Iglesias, quien vio cómo fracasaba su intento el 14 de junio de 2017 con 170 votos en contra, 82 a favor y 97 abstenciones.

El líder morado no contó ni tan siquiera con el apoyo del PSOE, que se abstuvo. Sin embargo, Pablo Iglesias sí dio su apoyo a la moción presentada por Pedro Sánchez un año después, sacando del gobierno a Rajoy el 1 de junio de 2018, gracias también a que el PNV inclinó la balanza a favor del socialista.

Pedro Sánchez, que en ese momento no era diputado, logró que prosperara una moción de censura por primera vez en la historia de la democracia española sumando a los votos del PSOE, los del partido morado, los nacionalistas, los independentistas catalanes y Bildu.

Y lo hizo ocho meses después de que se produjera en España el mayor desafío contra el Estado de la historia reciente, con la celebración del referéndum ilegal de independencia en Cataluña del 1 de octubre de 2017 y la aplicación, también por primera vez en la democracia, del artículo 155 de la Constitución en esta comunidad autónoma, tras la declaración de independencia realizada por el entonces Gobierno de Carles Puigdemont. Una intervención del Estado en la autonomía que fue pactada por el propio Pedro Sánchez con Mariano Rajoy y Albert Rivera.

En el momento de la moción de censura, ya estaban en prisión provisional buena parte de los protagonistas de ese desafío y habían huido el expresidente catalán junto con cuatro exconsejeros de la Generalitat. La investigación estaba en marcha y en febrero de este año comenzó el juicio en el Tribunal Supremo contra 12 políticos catalanes procesados por estos hechos, cuya sentencia se prevé para principios de octubre.

SIN PRESUPUESTO PROPIO, CONVOCÓ ELECCIONES

Pero Pedro Sánchez ha tenido que gobernar con los Presupuestos que aprobó el Gobierno de Mariano Rajoy y no ha logrado sacar adelante unas cuentas públicas con el marchamo de su partido, a pesar del acuerdo con Podemos, ya que no le respaldó la mayoría de la moción de censura.

Los independentistas catalanes se negaron a dar su respaldo en medio de la celebración del juicio del 'procés' en el Tribunal Supremo, bajo las acusaciones de rebelión por parte de la Fiscalía y de sedición, por parte de la Abogacía del Estado por el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017.

Ante la imposibilidad de disponer de unas cuentas propias, el jefe del Ejecutivo convocó elecciones para el 28 de abril pasado. Las ganó, pero con 123 diputados, los mismos que logró Rajoy en 2016.

Tanto el PP como Ciudadanos han rechazado abstenerse desde el minuto uno para facilitar que Pedro Sánchez repitiera en la presidencia del Gobierno. Pablo Casado dejó claro que su partido no se abstendría pero que si el líder socialista lograba gobernar, su partido estaba dispuesto a alcanzar pactos de Estado con él. Albert Rivera, por su parte, mantuvo un primer encuentro con el líder socialista y no ha querido volver a reunirse con él hasta este lunes. Eso sí, ha reclamado la activación del mecanismo del artículo 155 en Cataluña.

La salida que le quedaba a Pedro Sánchez, quien ha reclamado de manera continuada la abstención de PP y Cs, ha sido la negociación con Podemos, pero no ha conseguido cerrar un acuerdo con Pablo Iglesias y, a pesar de la abstención de ERC, PNV y el apoyo del PRC, perdió la sesión de investidura celebrada en julio.

El primer escollo para el PSOE fue la aspiración de Iglesias de formar parte del Ejecutivo como vicepresidente, pero éste se retiró y, aunque logró el compromiso de los socialistas de que Podemos estuviera en el Gobierno incluyendo una vicepresidencia, se abstuvo en la investidura por entender que los puestos que le ofrecía Pedro Sánchez no estaban dotados de suficiente contenido.

El pulso entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se ha mantenido todo el verano, pero esta vez el reloj electoral ya estaba corriendo, después de la investidura fallida de julio.

En mitad de la última ronda de consultas del Rey Felipe VI con los partidos, Ciudadanos lanzó una propuesta, similar a la ya expuesta por el PP hace unos meses, y propuso una reunión con Sánchez a pesar de haberse negado a tener un encuentro con él en los últimos meses. El líder naranja planteó que PP y Cs se abstuvieran en la investidura si Sánchez suscribía por escrito su compromiso con un Gobierno constitucionalista en Navarra, defender la Constitución en Cataluña y no subir impuestos.

Sánchez volvió a hacer una ronda de llamadas y respondió por escrito a Rivera alegando que ya cumplía las condiciones. Pero el líder naranja lo consideró una "tomadura de pelo" y una "colección de mentiras". Por lo que la ronda de contactos de Felipe VI no ha hecho más que constatar que no que dan las circunstancias para proponer un candidato.

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