MADRID, 30 Ene. (EUROPA PRESS) -
El presidente del Congreso, Manuel Marín, consideró hoy "difícil" que gobierno y oposición lleguen a un "punto de compromiso" sobre terrorismo en las reuniones que el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, inicia hoy con los grupos parlamentarios.
"Yo espero -declaró a RNE-- lo que esperaría la mayoría del opinión pública. Nos está pidiendo esfuerzo para entendernos. Las posiciones básicamente no han cambiado y las reuniones de hoy salvo que se produzca milagro se me hace difícil encontrar un punto de compromiso en una cuestión tan básica como terrorismo". Marín piensa, no obstante, que "es necesaria la vía del encuentro".
Según el presidente de la Cámara Baja, el atentado de Barajas es "la manifestación de que ETA parece no haber entendido absolutamente nada de la eventualidad que tenía de poder disponer de una nueva posibilidad. Aparentemente son incapaces de comprender que su futuro pasa necesariamente por abandonar las armas y aquellos que puedan decidan reintegrarse a una vía civil, pacífica".
Añadió que en el parlamento se pueden defender todas las posiciones posibles dentro de la Constitución. "Esto se hace de forma pacífica, organizada y en convivencia con los demás", sostuvo.
Advirtió de que si los dos grupos mayoritarios "persisten en no intentar este acuerdo para, a partir de un determinado momento replantearnos el futuro sobre esta cuestión, la dificultad se incrementa". A su juicio, no es cuestión de ser optimista o no sino de "retratar la realidad".
Así, indicó que deben "recuperar y rápidamente" la necesidad de ponerse de acuerdo en "unos mínimos pactos de estado que tienen que ver con la política de seguridad, la política exterior y por su puesto la política contra el terrorismo".
DISCRECIÓN
Por otro lado, y en cuanto a la parlamentarización de un supuesto proceso de paz, abogó por la discreción porque "hay momentos en la vida que conviene ser discreto" y añadió que para ser discreto se necesita tener "una enorme base de confianza entre quienes tienen que ejercer esa discreción". Por una parte, el Gobierno y aquellos "que son beneficiarios de la información que se da. Incluso, siendo comprensivos con los eventuales errores que se puedan cometer".
"Es verdad --argumentó-- que yo dije que las cuestiones delicadas como ésta no se tratan en la plaza pública y con un megáfono, porque generalmente acaban diciendo en beneficio del que crea la situación difícil que la que puede tener cualquier otro interlocutor. Con esto no hago ninguna crítica ni pretendo dar lecciones a nadie. Creo que ha faltado discreción".
Por otro lado, admitió que el momento más "tenso" en el parlamento fue el pleno extraordinario sobre el atentado de Barajas y añade que si de él hubiera dependido "no se hubiera celebrado" porque, señaló, "hay determinados temas que se tienen que trata con gran discreción. A veces las amplificaciones que hacemos desde la política ayudan al malo y eso no me gusta. no hay que dar ningún resquicio al malo"."Fue un debate muy duro, excesivamente duro. Y creo que la opinión pública no premió esa dureza, fue mi impresión", concluyó.
Calificó también de "duro" el debate sobre el Plan Ibarretxe. "Cada grupo dijo lo que pensaba, de la sala no se movió nadie. ni un comentario malo, todo el mundo atendiendo. las reglas del juego se cumplieron. La institución en aquel momento demostró todo su potencial, y esas cosas las aprecia la opinión pública".
En su opinión, a la gente no le gusta que los políticos sean maleducados. "A veces eso trasciende y oculta algo importante: en el Congreso hay gente estupenda que trabaja magníficamente bien. Cuando un patoso de cualquier grupo, porque toca, crea un momento patoso y monta el follón, el patoso es gratificado en el telediario. y eso penaliza a gente que trabaja muy bien y que jamás tiene el premio de que le hagáis caso 15 ó 20 segundos".