Exdirector del fisco en Irún insistía a los contribuyentes en que pagarán sus deudas tributarias en metálico

Actualizado: martes, 24 abril 2012 15:22

Un testigo dice que el proceder del ex director de la Hacienda de Irún le pareció "muy extraño" y "anómalo"

SAN SEBASTIÁN, 24 Abr. (EUROPA PRESS) -

Varios testigos han afirmado, en la sexta jornada del juicio por el supuesto fraude de la Hacienda de Irún que se celebra en la Audiencia de Guipúzcoa, que el principal imputado, el ex director de esta oficina del fisco guipuzcoano José María Bravo, les insistía en que los pagos fraccionados de sus deudas tributarias debían realizárselos en metálico. Además, han asegurado no conocer a Rosa Cobos, esposa de Bravo, ni al que fuera su socio Pedro Atristain, ambos también imputados.

En el interrogatorio de las partes, uno de los ocho testigos que han declarado este martes en San Sebastián, un contribuyente que saldó las deudas tributarias de su madre fallecida, ha señalado que acudió a la Oficina de la Hacienda de Irún y le "pasaron" con Bravo que le explicó "lo que había que hacer" con la cantidad adeudada.

Según ha indicado, esta se fraccionó en dos pagos que abonó, uno de un millón y medio y otro de más de cuatro. El testigo ha señalado que Bravo le "insistió" en que estos pagos debían de ser "en metálico".

En este sentido, ha indicado que el principal imputado en este caso le "enseñó un documento que indicaba que ésa era la fórmula para liquidar" la deuda.

"Insistió en que no se podía hacer de otra forma que la fórmula de Hacienda era pagarlo en metálico", algo que, según ha confesado este testigo, le pareció "muy extraño", algo "anómalo, no era lógico", por lo que guardó toda la documentación y el segundo pago lo realizó con un cheque que Bravo aceptó.

Además, ha indicado que cuando la Ertzaintza comenzó a investigar este asunto descubrió, a través del Banco, que el cheque del segundo pago había sido ingresado en una cuenta personal de Bravo.

Otro testigo ha explicado que de Comercial Celorriaga tenía una deuda de más de 30 millones con Hacienda que se derivó a la empresa Conservas y Licores de Irún porque no podía afrontarla y se "acordó" con Bravo en la Oficina de la localidad fronteriza "las formas" de pago, de manera que "quincenal o mensualmente se aportaba una cantidad de entre un millón y millón y medio de pesetas".

"No sé durante cuánto tiempo, sobre un año o año y pico", ha matizado, cantidades que "personalmente" entregó a Bravo, "al menos durante el primer año". Según ha señalado el ex director de la Hacienda de Irún les aportaba a cambio "un recibo sellado" por la Diputación de Guipúzcoa. Según ha asegurado no se benefició de ninguna rebaja en esta deuda que cree quedó saldada íntegramente.

También ha asegurado que Bravo le insistió en que los pagos se hicieran en metálico, algo que no le extraño porque se trataba de Hacienda. Otro testigo, propietario y administrador de la empresa Angel Soldevilla, ha indicado que recibió una notificación de Hacienda para que "pasara a arreglar las cuentas", ya que tenía una deuda tributaria, incluidos recargos y sanciones, de unos cinco millones de pesetas, aunque "lo principal era 1,5 millones". "Me enteré que pagando el principal me quitaban el resto", ha afirmado.

De este modo, ha relatado que se dirigió a la Hacienda de Irún y una chica le dijo que entrara al despacho de Bravo donde "había dos personas que no conocía de nada, un señor sentado en una mesa y otro de pie". Según ha indicado llevaba dos millones en el bolsillo porque había liquidado una máquina de panadería y pagó a Bravo 1,5 millones.

Este testigo ha indicado que preguntó si le iban a hacer un recibo del pago pero Bravo le dijo que "no hacía falta" y que pagando eso "el resto de deuda se quitaría". "Lógicamente si me dice el responsable de Hacienda que no hace falta recibo pues confié en él, me pareció extraño, pero si estás en una oficina de hacienda qué vas a pensar", ha señalado.

Además, ha reconocido que era solvente y a partir de entonces no volvió a tener "ninguna noticia" de la Hacienda. "Puse el dinero sobre la mesa y me dijeron que en cinco años eso estaba prescrito", ha insistido, a lo que ha añadido que alguien le dijo que Bravo "era familiar de alguna persona importante" y por eso no podía decir nada, en alusión al senador del PNV Víctor Bravo.

"QUITA"

Otro testigo ha explicado que su empresa tenía una deuda de unos 12 millones con la Hacienda y tuvo que pedir un crédito para hacer frente a la misma con el aval de uno de sus principales clientes.

Según ha indicado, acordó con Bravo una "quita", de manera que se redujo "el 50 por ciento o algo así" de la cantidad a pagar, una "solución buena para ambas partes", ya que su empresa podría ir amortizando el crédito. "Bravo me dijo que pagando eso se cancelaba el requerimiento", ha indicado.

Otro testigo perteneciente a la empresa que avaló el crédito anteriormente citado ha explicado que lo hicieron para no perder a su principal proveedor y ha reconocido que se entrevistó con Bravo, a través de un intermediario, un gestor ya fallecido, para "tratar de arreglar este tema". "Se llegó a una especie de quita, a un acuerdo", de manera que "se redujo la deuda", ha apuntado.

Una testigo que llevaba la contabilidad de la empresa de su padre Nicolás Loidi Mendizabal, ha indicado que realizó pagos personalmente a Bravo en los 90 tras notificarle Hacienda que tenían una deuda con costas e intereses.

Tras indicar que la compañía pasaba por una mala situación económica ha contado que junto a su padre habló con Bravo, que les "puso una cantidad 16,9 millones de pesetas" que tenían que abonar para lo cual pidieron un crédito. "Nos dijo que pagáramos eso y nos dijo la forma de cómo hacerlo", ha afirmado, al tiempo que ha señalado que "posiblemente" se redujo la deuda.

Además, ha señalado que Bravo le dio una tarjeta en la que fue anotando "un calendario de pago" que le trasladó personalmente, con las fechas en las que posteriormente debía materializarlos.

También ha apuntado que le propuso abonar todo de golpe pero porque iban a pedir un crédito para ello, pero él le dijo que había que hacerlo "en metálico" y siguiendo "un calendario de pagos". "Tras los pagos no volvimos a tener ningún requerimiento de Hacienda", ha indicado, a lo que ha añadido que Bravo le entregó unos justificantes de los mismos que ahora no ha encontrado.

"ESTABA EN HACIENDA"

A preguntas del presidente de la Audiencia de Guipúzcoa, Iñaki Subijana, ha puntualizado que Bravo no le explicó por qué el pago debía de ser en metálico algo que no le extrañó porque "estaba en Hacienda" y hacía lo que le decían. Su padre no testificará, aunque estaba citado, porque está enfermo con hospitalización domiciliaria.

Otro testigo ha señalado que su empresa que pasaba por "una difícil situación económica" tenía una deuda tributaria de unos ocho millones de pesetas y patrimonio "suficiente" para afrontar la deuda. Ha apuntado que en primera instancia acudieron a la Hacienda de San Sebastián para "negociar la deuda" y a continuación acudieron a Irún.

Según su testimonio no negociaron con Bravo la deuda sino que este contactaba con ellos y les "exigía el pago" de la misma sin marcar "una cantidad o plazo especial" para cada abono. "Se hicieron ocho o más pagos para cancelar la deuda con la cantidad que podíamos" hasta abonar "toda" la deuda, ha señalado.

Por último se ha procedido a la lectura de la declaración de Nicolás Loidi Mendizabal que en 1997 mantenía una deuda con Hacienda de más de 36 millones de pesetas. Según la misma, Bravo propuso abonar unos 17 millones "en plazos" para liquidar esta deuda que "no podían pagar" por lo que acudió junto a una de sus hijas a la Hacienda de Irún, donde trató este tema con Bravo.