Martín Blas sostiene que una llamada del periodista Carlos Mier introdujo un troyano en su terminal que posibilitó la grabación
MADRID, 22 Nov. (EUROPA PRESS) -
El que fuera jefe de Asuntos Internos Marcelino Martín Blas ha señalado este martes que la grabación de una reunión que mantuvo con agentes del CNI en 2014 fue posible gracias a que colocaron un troyano en su móvil, y que éste llegó por una llamada previa del periodista Carlos Mier, que en 2014 trabajaba en un periódico propiedad del comisario José Manuel Villarejo.
Así lo ha explicado durante su declaración como testigo en el juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Madrid contra Villarejo en el que se le acusa de ordenar grabar y difundir una reunión entre agentes de la Policía Nacional y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) sobre la investigación relativa a Francisco Nicolás Gómez Iglesias, conocido como 'El Pequeño Nicolás'.
A respuestas del fiscal, Martín Blas ha explicado que esa reunión se celebró el 20 de octubre de 2014 en su despacho con el objeto de informar al CNI de que habían detenido a Gómez Iglesias y de las acciones realizadas desde su departamento al respecto.
SÁENZ DE SANTAMARÍA
Sobre el origen de esa investigación a 'El Pequeño Nicolás', ha relatado que se inició porque Interior recibió un escrito de la Secretaría de la Vicepresidencia del Gobierno --por aquel entonces Soraya Sáenz de Sáenz de Santamaría era la titular-- y de la Oficina Económica del Gobierno dando cuenta de que esta persona se hacía pasar por agente del CNI y por un cargo del Gobierno.
Martín Blas, tras recibir el encargo del entonces director adjunto operativo (DAO) Eugenio Pino, se reunió una primera vez con el CNI para tratar el asunto, y una segunda para dar cuenta de la detención, según ha indicado.
De la reunión del 20 de octubre, la que fue grabada, ha resaltado que tenían conocimiento de la misma en el seno de Asuntos Internos y el exDAO Pino, y ha concretado que a la misma asistieron cinco personas --dos agentes del CNI y tres policías-- y que los miembros del CNI entraron en la sede de Asuntos Internos pero sin registrar su entrada.
Gran parte del foco de los interrogatorios de las acusaciones y las defensas se ha centrado sobre los terminales telefónicos de las personas que asistieron a esa reunión "de una hora". Martín Blas ha indicado que él llevaba el suyo en el bolsillo, que nadie lo apagó y que todos se reunieron alrededor de una mesa redonda --en su despacho-- sobre la que no había ningún dispositivo.
INFORMACIÓN SENSIBLE
Fiscalía ha querido saber entonces cuándo se percató de que el encuentro había sido grabado, y ha explicado que al día o a los dos días vio que determinados medios comenzaban a publicar detalles de la misma como por ejemplo que El Pequeño Nicolás le había prometido a alguien que si le hacía caso le acabarían haciendo ministro.
Después de leer las publicaciones, Martín Blas ordenó indagar sobre el medio 'Información Sensible' ya que era quien había dado cuenta de esa reunión, y según ha explicado, se percataron de que estaba relacionado con el comisario Villarejo.
Tras iniciar la investigación sobre la filtración de esa grabación, ha recordado, recibió un correo del jefe de gabinete de Pino, José Ángel Fuentes Gago, con la grabación íntegra por correo electrónico el 12 de diciembre, y ha añadido que también otro periodista les facilitó un pendrive con la misma grabación.
LA POLICÍA CIENTÍFICA
Después de hacerse con la grabación, Martín Blas la remitió a Policía Científica para que la analizara, y también aportó más adelante los teléfonos de los policías que intervinieron en la reunión. Entonces fue cuando le aseguraron que se había grabado a través de su terminal y que estaba manipulada porque "había alteraciones de on/off".
Con esta información, y con el avance de la investigación ya judicializada, Martín Blas se dirigió al Centro Criptológico Nacional donde le confirmaron que su teléfono fue el que grabó y que había sido gracias a un 'malware', un 'troyano', que había entrado sin dejar rastro por medio de una llamada entrante.
Tras analizar esas llamadas, vieron que su iphone 4 --del que ha dicho que era vulnerable-- había registrado una ese 20 de octubre de 2014 del periodista Carlos Mier, que no tenía por qué tener su número pero que trabajaba en la cabecera Información Sensible, propiedad del grupo empresarial Cenyt de Villarejo.
Tras exponer los hechos, Martín Blas ha recordado que por entonces Pino le pidió su teléfono para instalarle un sistema de protección, y ha apuntado que le pareció raro porque sólo se instalaba en miembros de un escalafón superior al suyo. Al hilo, ha indicado que, tras indagar, supo que podía ser usado para aumentar la seguridad pero también con otros fines.
La defensa del comisario Villarejo, en su turno ha tratado de demostrar que existe enemistad de su cliente con Martín Blas, que se conocían bastante, y que dado que la reunión en el despacho del exjefe de Asuntos Internos "fue ilícita", carecía de la protección de secreto que atañe al CNI.
En la sesión de este martes han declarado otros tres policías. Uno de ellos, jefe de brigada en Asuntos Internos, ha explicado que estuvo en una reunión con miembros del CNI, pero no recordaba ni fecha ni si se vieron en más ocasiones. Sí que ha apuntado que él llevaba entonces dos teléfonos y que se los pidieron para mandarlos a analizar.
CUESTIONES PREVIAS
Por otro lado, antes dar paso a los testigos, la presidenta del tribunal, Ángela Alcover, ha resuelto las cuestiones previas y ha rechazado incluir un supuesto delito de estafa procesal y calumnias -como pedían acusaciones populares--, ha declarado no pertinente citar a la exdirectora del CNI Paz Esteban como testigo dado que tiene reserva por haber pertenecido al servicio de inteligencia, y ha considerado que no es necesario escuchar el audio de la grabación de esa reunión durante la vista oral.
La Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Madrid juzga tanto a Villarejo como a su mujer, Gemma Alcalá, y al periodista Carlos Mier por un presunto delito de descubrimiento y revelación de secretos. La Fiscalía pide para el comisario una pena de cuatro años de prisión, mientras que para su mujer y para Mier solicita tres años de cárcel al considerar que actuaron como cooperadores necesarios. La Abogacía del Estado solicitó las mismas penas por los mismos delitos.
