El exjefe de la UDEF admitió al juez que los informes de Gürtel se revisaron a fondo: "Afectaban a personas importantes"

El exjefe de la UDEF (Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal) José Luis Olivera (i) se dirige a la Audiencia Nacional para declarar en la Operación Kitchen, a 28 de junio de 2021, en Madrid (España). Olivera declara hoy como investigado en rela
El exjefe de la UDEF (Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal) José Luis Olivera (i) se dirige a la Audiencia Nacional para declarar en la Operación Kitchen, a 28 de junio de 2021, en Madrid (España). Olivera declara hoy como investigado en rela - Isabel Infantes - Europa Press
Actualizado: martes, 6 julio 2021 20:44

Se equipara al inspector Morocho y afirma que los dos eran "la bestia negra" del PP por sus pesquisas

MADRID, 6 Jul. (EUROPA PRESS) -

El ex jefe de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) José Luis Olivera admitió ante el juez que investiga la 'Operación Kitchen' que los informes redactados por el inspector principal de 'Gürtel', Manuel Morocho, se revisaban a fondo, incluso a veces en "mesa redonda", porque "afectaban a personas importantes", si bien ha calificado de rigor lo que su antiguo subordinado describió como presiones para que dejara de indagar en la trama de corrupción.

Olivera compareció como investigado ante el magistrado de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón el pasado 28 de junio, pocos días después de que lo hiciera Morocho, en calidad de testigo, para desmontar la versión que este último ofreció al instructor dejándole "un panorama desolador" --en palabras del propio juez--, según el audio de la declaración, al que ha tenido acceso Europa Press.

Morocho aseguró al titular del Juzgado de Instrucción 6 de la Audiencia Nacional que sus informes sobre 'Gürtel', investigación que en ese momento aglutinaba todo lo relativo a los famosos 'papeles' del ex tesorero del PP Luis Bárcenas, eran objeto de continuas modificaciones por parte de los mandos policiales, especificando que le llegaron a pedir que quitara nombres como los del ex presidente del Gobierno Mariano Rajoy o el del empresario Ignacio López del Hierro.

Olivera reconoció al juez que Morocho tenía que enseñar sus dosieres a su jefe inmediato, que era el de sección, quien a su vez se lo mostraba al jefe de brigada y éste a él, como máximo responsable de la UDEF. "Y yo, en ocasiones, al comisario general" de Policía Judicial, completó. "A veces nos reuníamos incluso en una mesa redonda y veíamos el informe", añadió.

Todo ello, explicó, porque "los informes que se hacían en ese momento eran muy delicados, afectaban a personas importantes y con mucha trascendencia social". "Informe que salía, informe que los medios de comunicación, unos de una ideología y otros de otra, lo utilizaban siempre a su favor y en contra de su opositor. Y nosotros, en medio", ilustró.

Sin embargo, matizó que ese análisis con lupa de los textos buscaba determinar si había hecho las comprobaciones necesarias. Morochó, expuso Olivera, se solía escudar en que "era una cosa indiciaria" y él le tenía que recordar que "lo que se referencia en un informe hay que tenerlo totalmente acreditado, pero acreditado bien, porque si luego cometes errores te estás cargando no solo ese sino lo que has hecho y lo que puedas hacer después, vas a perder credibilidad".

A este respecto, comentó que siendo jefe de la UDEF, cuando ésta comenzaba su andadura y "no daba abasto" para atender las peticiones de jueces y fiscales de "toda España", se cometió "un fallo tremendo" --"Una barbaridad, se habían duplicado cifras"-- y él tuvo que dar la cara ante la juez del caso sin haber mirado el informe en cuestión. "Y dije: 'No me pasa más, yo me los leo todos'", narró.

Interrogado directamente por el juez sobre si presionó a Morocho con esas revisiones, Olivera lo negó tajantemente. "Podría ser corregir o decirle que ampliara o que mirara más cuestiones, completar, pero presionar, lo que es la palabra presionar, no. Completar, ampliar, revisar, eso sí", precisó.

Pese a ello, sostuvo, "la mayoría de los informes salían como él decía, porque era difícil convencerlo". Así, el comisario retrató a Moroccho como "una persona muy difícil en el trato con estos temas porque no da nunca su brazo a torcer, él se cree siempre en posesión de la verdad absoluta, y eso en un cuerpo jerarquizado (la Policía Nacional) es difícil".

LA LLAMADA DEL MINISTRO, UNA "FANTASÍA"

No obstante, entre ambos había "buen trato". Prueba de ello, de acuerdo con Olivera, es una reunión que tuvieron en junio de 2013 en una cafetería de Madrid de la que ambos han vuelto a dar versiones contradictorias.

Morocho dijo que Olivera le pidió reunirse para ofrecerle un puesto importante en Lisboa, uno de tantos en embajadas y hasta en la ONU que le habrían propuesto para apartarlo de 'Gürtel'. El inspector aseveró que, en un momento dado, el que fuera su superior recibió una llamada de teléfono de alguien al que identificó como el entonces ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz. Al parecer, éste quería saber si finalmente había aceptado irse a la capital portuguesa, algo que rechazó.

Olivera, en cambio, indicó que ya fuera de la UDEF, siendo jefe del Centro de Inteligencia contra el Crimen Organizado (CICO), Morocho le contactó para interesarse por una vacante en el Centro de Análisis y Operaciones Marítimas en Materia de Narcotráfico (MAOC), con sede en Lisboa. No sabe si alguien le ofreció el puesto o se enteró de que estaba libre, "esas cosas circulan", señaló al juez.

El ex jefe de la UDEF elucubró que Morocho habría acudido a él porque, como máximo responsable del CICO, ese cargo en la MAOC dependía "funcionalmente" de él, aunque subrayó que no podía recomendar ni vetar a nadie, solo "darle el 'placet'" o frenarlo si no cumplía los requisitos exigidos: un policía de escala ejecutiva con inglés, "nada más".

El encuentro habría girado en torno a ese posible destino. "No me llamó", enfatizó Olivera al ser preguntado por García-Castellón si hubo tal conversación telefónica con Fernández Díaz, al que dijo conocer solamente de una jura de comisarios y, lejanamente, porque su padre fue conductor del padre del ex dirigente 'popular' durante los años 60 en momentos puntuales. En esas fechas, junio de 2013, ni siquiera tenía el número del ministro. Lo consiguió en 2014, puntualizó.

"Quien me llamó fue mi mujer", aclaró Olivera. Morocho y él estaban en una cafetería "muy próxima" a su casa, se había hecho tarde, casi de noche, y su esposa, que había trabajado con el inspector, les sugirió que fueran a la vivienda para continuar los tres con la reunión. "Ahí estuvimos hasta más de la una de la mañana y ni llamó el ministro ni yo llamé al ministro", ha incidido.

"¿Entonces, lo que dice el señor Morocho no tiene que ver con la realidad?", le planteó García-Castellón, a lo que Olivera contestó que no, para apostillar que "esto es una ilusión, una fantasía", del inspector, reiterando que "es muy narcisista". "¿Se pensaba que era tan importante como para que el ministro se preocupara por él?", deslizó.

TRASFONDO POLÍTICO

Sin embargo, Olivera sí coincidió con Morocho en la medida en que describió presiones hacia ambos. "Éramos la 'bestia negra' en aquel momento, no les interesaba que estuviéramos allí porque habíamos hecho operaciones contra el PP", concluyó.

Según Olivera, desde que cambió el Gobierno en diciembre de 2011 "eran todo pegas, todo presión", y le intentaron cesar varias veces hasta que finalmente abandonó la UDEF en julio de 2012. "Me quitan", recalcó. En los años siguientes mantuvo el contacto con Morocho porque "sabía que la siguiente cabeza que iban a cortar era la de él". De hecho, cree que enviaron temporalmente a Morocho a la Dirección Adjunta Operativa (DAO) para "tenerlo entretenido".

Sobre la 'Operación Kitchen', un presunto espionaje montado en julio de 2013 contra Bárcenas desde el Ministerio de Interior para evitar que la documentación comprometedora que tuviera del PP o sus dirigentes llegara a la Justicia, Olivera dijo no saber nada. Únicamente, concretó, que el comisario jubilado José Manuel Villarejo le comentó que le habían encargado rastrear el dinero del ex tesorero en el extranjero.

El juez le advirtió de que, en lo tocante a 'Kitchen', las grabaciones que hizo Villarejo de conversaciones con él y otros personajes de la trama "contradicen casi todo lo que ha dicho", por lo que le instó a escucharlas, avanzado ya que, tras ello, le volvería a llamar para ahondar en el interrogatorio. "A su disposición", replicó Olivera.

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