Fiscalía mantiene su petición global de 86 años de cárcel para los 'Píos' por el triple crimen de Valladolid

Actualizado: miércoles, 21 noviembre 2007 14:52

El 'Moro' exculpó a su hermano de lo ocurrido y asumió la muerte a tiros y puñaladas de dos hermanos toxicómanos

La madre de las víctimas y una joven familiar de los acusados fueron expulsados de la sala tras protagonizar un altercado

VALLADOLID, 21 Nov. (EUROPA PRESS) -

El Ministerio Fiscal mantuvo finalmente sus peticiones de 46 y 40 años de cárcel, respectivamente, para los hermanos Rafael y Álvaro J.L, más conocidos como los 'Píos', como autores del triple crimen de la calle Tajo de Valladolid ocurrido en día 2 de diciembre de 2005, donde una pelea registrada con los hermanos Teodoro y Rubén S.E, que acudieron al inmueble en busca de droga, se saldó con la muerte a tiros y puñaladas de estos últimos y de la propia esposa del segundo de los dos imputados, que recibió un disparo fortuito en la cabeza.

Durante el juicio, el menor de los 'Píos', Rafael J.L, de 32 años y más conocido como el 'Moro', asumió la autoría de las tres muertes registradas en el domicilio que su hermano tenía en la calle Tajo de Valladolid, donde se había refugiado desde hacía dos meses pues era buscado por la Justicia por otro crimen cometido en Madrid, y exculpó a Álvaro de lo ocurrido ya que, según dijo, no se encontraba en ese momento en el inmueble.

El 'Moro', quien no mostró atisbo alguno de arrepentimiento y relató lo ocurrido como si de una noche de juerga se tratara, declaró que la madrugada de autos los hermanos Teodoro y Rubén S.E, ambos politoxicómanos, se personaron en el edificio de la calle Tajo para comprar droga a una vecina que ocupaba el piso superior al de su hermano Álvaro, cosa que trató de impedir por miedo a que la Policía Nacional hiciera acto de presencia y descubriera su escondite.

En el transcurso de la pelea entablada con los fallecidos, Rafael, en declaraciones recogidas por Europa Press, explicó con absoluta frialdad que sacó la pistola semiautomática del calibre 6,35 que llevaba en el pantalón, vació el cargador "a quemarropa" contra Rubén y Teodoro y vio cómo el primero de ellos caía al suelo, al tiempo que sacó de otro bolsillo una navaja de 10 centímetros de hoja que utilizó para acometer al segundo.

"¡A uno lo mato a tiros y lo veo caer a plomo y luego me lanzo a por el otro y le doy de puñaladas y puñaladas. Le apuñalé por todos los lados pero no se moría, de ahí que cogiera un palo y le diera también con él!", recordó el 'Moro', quien alegó en su descargo que una de las víctimas le causó lesiones en las manos con un objeto punzante.

"¡ERAN ELLOS O YO!"

Con respecto a la esposa de su hermano Álvaro, Rosario G.C, que falleció al recibir un disparo accidental en la cabeza, el 'Moro' aseguró lamentar dicha muerte que calificó de "sin querer". De hecho, el acusado explicó que no le dio tiempo a pensar que el uso de la pistola dentro del piso de su hermano, donde se encontraban también sus siete hijos, pudiera poner en peligro más vidas. "¡Si no saco la pistola yo estoy muerto ahora mismo. Eran ellos o yo, y esos eran unos drogados que venían a lo que venían, y por eso les maté", sentenció Rafael sin vacilar.

Su hermano Álvaro, de 37 años, pese a que tanto en comisaría como en el juzgado reconoció que estuvo en el lugar de los hechos, modificó su versión y mantuvo en todo momento durante el juicio que aquella madrugada se encontraba a dos calles de distancia de su casa cuando se produjo la refriega. Así, el imputado aseguró que no se percató de nada hasta que vio a lo lejos un "hervidero de gente alrededor de su casa y muchos policías", y fue entonces cuando se enteró de que su esposa había resultado gravemente herida y había sido trasladada de urgencia a un centro hospitalario.

MÁS DE UN AUTOR, SEGÚN LOS FORENSES.

Sin embargo, el Ministerio Fiscal se desmarcó de dicha versión y se mostró convencido de la implicación de Rafael y Álvaro en el doble asesinato de los hermanos Teodoro y Rubén, en primero en calidad de autor y el segundo como coautor, afirmación que basó, fundamentalmente, en el testimonio aportado por los forenses que examinaron los cadáveres de los dos toxicómanos.

Y es que los peritos calificaron de "probable" que en la pelea tomara parte más de un agresor, debido a los distintos tipos de lesiones que presentaban los cuerpos y la multiplicidad de armas empleadas, tales como una pistola, una navaja y un palo u objeto contundente de superficie roma.

En su informe sobre la naturaleza de las heridas que presentaban los dos cadáveres, los forenses explicaron que el menor de ambos hermanos, Rubén, de 27 años, recibió tres disparos de pistola, uno de los cuales le afectó a la vena aorta y causó una gran hemorragia que provocó su fallecimiento en pocos minutos, aunque también sufrió otros golpes producidos por un objeto contundente.

Su hermano Teodoro, de 33 años, recibió otro disparo en la parte superior del tronco, golpes con un palo o porra y, fundamentalmente, una docena de heridas por arma blanca, una de las cuales, la mortal, le seccionó la garganta y originó un shock hemorrágico que le mató también en pocos minutos.

Frente a la postura del Ministerio Fiscal, que pidió 46 años de prisión para Rafael J.L. por dos delitos de asesinato, uno de homicidio y otro de tenencia ilícita de armas, así como otros 40 para su hermano Álvaro por su complicidad en el doble asesinato de los dos toxicómanos, la defensa del primero de ambos pidió una pena mínima por cada uno de los tres homicidios que, según entiende, cometió su patrocinado y el defensor del segundo solicitó una sentencia absolutoria.

Durante el juicio, celebrado en medio de un importe dispositivo de seguridad, se vivieron momentos de tensión, sobre todo cuando nada más iniciarse la vista la madre de Rubén y Teodoro no pudo reprimir entre sollozos el grito de "¡asesinos, asesinos", a lo que una joven que se sentaba en los bancos reservados a los familiares de los acusados respondió con un audible "¡hija de puta!"

El presidente de la Sala actuó de inmediato y para evitar males mayores y restablecer el orden decretó la expulsión de las dos mujeres.