La Fiscalía pide 20 años de cárcel para el asesino de Borja Obregón y siete y medio para el cómplice

Actualizado: jueves, 31 mayo 2007 15:55

El juicio con jurado popular comenzará el próximo lunes, 4 de junio, en la sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cantabria

SANTANDER, 31 May. (EUROPA PRESS) -

El Ministerio Fiscal ha pedido una pena de 20 años de cárcel para Emilio A.G., acusado de asesinar a Borja Obregón Becerril, el joven de 29 años, profesor de Santa María de Cayón, cuyo cádaver apareció cinco meses después de su muerte en la playa francesa de Biscarrose. Mientras, para su cómplice, Rubín Nelson L.P., la Fiscalía ha solicitado siete años y seis meses de prisión.

El juicio con jurado popular comenzará el próximo lunes, 4 de junio, en la sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cantabria. Al margen de la pena de cárcel, el Ministerio Público solicita que Emilio A.G. indemnice a los padres y a una de las hermanas de la víctima con 130.000 y 20.000 euros, respectivamente, y con 15.000 euros a la novia que tenía el joven.

Por su parte, la acusación particular pide para Emilio A.G y Rubín Nelson L.P. una pena de 25 años de cárcel, al entender que ambos "planearon" y llevaron a cabo la muerte del joven de forma "fría" y "reflexiva". Reclama, además, el pago, por parte de cada uno de ellos, de una indemnización de 200.000 euros para los padres de la víctima, 120.000 euros para las hermanas y 30.000 euros para la novia.

Según se recoge en el escrito de calificaciones provisional de la Fiscalía, sobre las 9.30 horas del 20 de octubre de 2005, Emilio Álvarez llamó por teléfono a Borja Obregón y se citó con él, en un garaje de su propiedad, en Sarón, con el fin de hablar "sobre la relación que mantenía con su esposa", que al igual que el joven era profesora en el colegio público de Santa María de Cayón, y que, según "sospechaba" Emilio A.G., estaba siendo "acosada" en el trabajo por éste.

En este sentido, la versión de la acusación particular apunta a que entre el joven profesor y el acusado existía "una relación comercial", dado que éste último había encargado a Borja Obregón que montara la cocina de su casa.

Ése fue el pretexto que, según la acusación particular, utilizó Emilio A.G. para quedar con la víctima. Asimismo, precisa que Emilio A.G "tenía la convicción" de que Borja Obregón "intentaba establecer algún tipo de relación sentimental" con su esposa, una sospecha "manifiestamente falsa" y que "extrajo de diversos comentarios y conversaciones con su mujer".

Para la acusación particular, este pensamiento fue creando en Emilio A.G. "un odio" y "celos progresivos", hasta tal extremo "que decidió acabar con la vida de quien él creía que iba a arruinar su matrimonio".

LOS HECHOS

Según la Fiscalía, sobre las 18.00 horas de ese mismo día, Emilio A.G. recogió en coche a Rubín Nelson L.P. en Santander y ambos, tras parar en un concesionario de Peñacastillo y repostar gasolina en un centro comercial de la zona, acudieron al garaje en el que el acusado se había citado con Borja Obregón. De acuerdo con este relato del Ministerio Público, Rubín Nelson L.P., de nacionalidad colombiana y con residencia legal en España, "desconocía" que su acompañante hubiera quedado con la víctima cuando éste se pasó a buscarlo.

Una vez en el garaje, sobre las 20.00 horas, Emilio A.G. y Borja Obregón se introdujeron en la plaza de aparcamiento cerrada que es propiedad del acusado, dejando la puerta levadiza entreabierta, mientras que Rubín Nelson L.P. "esperaba en el exterior de la plaza, sin intervenir en la conversación".

El acusado comenzó a recriminar a Borja Obregón "la situación de acoso a la que, según él, estaba sometiendo a su mujer", a lo que Borja Obregón respondió "que pasara de él". Acto seguido, según el relato de la Fiscalía, Emilio A.G. "agarró a Borja del jersey y del cuello para, finalmente, de forma totalmente sorpresiva, situarse detrás de él, y valiéndose de una cuerda de corlor rojo de las que habitualmente se utilizan para tender la ropa, proceder a estrangularle".

El Ministerio Público considera que el acusado demostró "evidente ánimo de acabar con la vida" de Borja Obregón que, como consecuencia de esta acción, "cayó desplomado al suelo".

A continuación, Emilio A.G., con "la ayuda" de Rubín Nelson L.P., quien, cubrió la cabeza de la víctima con una bolsa de plástico e introdujo el cuerpo en el maletero de su coche, "todo ello sin saber si en ese momento Borja Obregón estaba muerto o inconsciente".

Los dos acusados se trasladaron en primer lugar a la localidad de La Cueva (Castañeda), con la intención de "buscar un lugar adecuado para simular el suicidio de Borja". Después fueron a Selaya, y al final acudieron a los acantilados de Loredo (Ribamontán al Mar), en donde hicieron rodar el cuerpo por las rocas en una zona que alcanzaba unos 15 metros de desnivel, despojándole de la bolsa de plástico que le cubría la cabeza y de la cuerda que tenía enroscada al cuerpo.

A continuación, la Fiscalía señala que Emilio A.G., siendo testigo Rubín Nelson L.P., arrojó el cuerpo de Borja por el acantilado "a sabiendas de que esta acción necesariamente habría de producir su muerte" y "con la clara finalidad de evitar el descubrimiento de los hechos".

Según la acusación particular, "muy probablemente" el joven "estaba vivo" durante el trayecto efectuado por los dos acusados hasta Loredo, lo que "aumentó deliberadamente su sufrimiento".

EN BISCARROSSE

Al día siguiente, 21 de octubre de 2005, el padre de la víctima denunció la desaparación de su hijo en el Puesto de la Guardia Civil de Santa María de Cayón. Como consecuencia de ello, Rubín Nelson L.P. fue requerido por los agentes el 22 de octubre y, en una llamada telefónica, "confesó espontáneamente los hechos".

El cuerpo de Borja Obregón permaneció desaparecido durante cerca de cinco meses, ya que no fue hallado hasta el 11 de marzo de 2006, cuando arribó a la playa de Biscarrosse (Francia). A pesar de que el cadáver no se recuperó en su totalidad, y de que el avanzado estado de descomposición en el que estaba no permitió que los forenses establecieran la causa de la muerte, sí se pudo realizar la identificación genética que confirmó que en efecto se trataba de los restos del joven profesor.