GRANADA, 3 Feb. (EUROPA PRESS) -
El gerente del club de alterne donde se peleó el albañil que es juzgado desde ayer en la Audiencia de Granada por el asesinato de otro aseguró hoy al tribunal del jurado que el acusado amenazó de muerte a la víctima, que fue apuñalado mortalmente en su domicilio de Cijuela (Granada) el 2 de diciembre de 2006.
El testigo señaló que tanto el procesado, Mario G.S., como el fallecido, José M.G.F., eran clientes "esporádicos" del club, situado en Bobadilla, donde se enzarzaron en la madrugada del día de los hechos en una discusión, por la que fueron desalojados y separados por los porteros del local.
Ya fuera del mismo fue donde el gerente escuchó al procesado decir "varias veces" al que después fue asesinado que le iba a matar, a lo que la víctima no dio demasiada importancia, respondiéndole "que él no se escondía".
Cuando José M.G.F. abandonó el lugar en su propio vehículo, el encargado del club intentó calmar a Mario invitándole a una copa, si bien éste continuaba "muy nervioso y alterado" asegurando "tengo que matar a ese cabrón", según declaró el gerente, que indicó que el inculpado se marchó después en su coche con los amigos con los que había ido acompañado.
Por su parte, la viuda de José M.G.F., que ejerce la acusación particular, mantuvo que el 2 de diciembre oyó llegar el coche de su marido y después ruido y gritos que procedían de la cochera. Allí vio pelándose a su esposo y a otro hombre, de baja estatura y fuerte complexión, aunque no consiguió ver su cara.
La mujer vio a su marido herido y al huir su agresor fue tras él hasta su coche, del que memorizó su matrícula, que luego apuntó y que resultó coincidente con la del del procesado. Posteriormente llamó a sus suegros y a su cuñado para llevar a su esposo al hospital, donde finalmente murió.
La denunciante dijo conocer de vista al acusado, ya que ambos proceden del pueblo de Fuente Vaqueros y señaló que "no sospechaba de nadie" que quisiera agredir y matar a su esposo, y reconoció que éste ya fue apuñalado en otra ocasión anterior.
Cuando llegó el turno de preguntas del abogado defensor, éste se quejó al presidente del tribunal de que la viuda no le miraba cuando se dirigía a ella, a lo que el magistrado señaló que no podía obligar a la testigo, que no quería dirigir la mirada a la zona donde se situaba el procesado. Después, tras una pequeña pausa, el presidente se dirigió al público para recordarle que es un delito amenazar a cualquiera de los letrados de las partes, puesto que, al parecer, había tenido lugar un incidente.
No era la primera vez que el presidente se dirigía a los asistentes a la vista, entre los que se encuentran tanto allegados del acusado como de la víctima, ya que, al comenzar la sesión de hoy, que continuará mañana con la práctica de más pruebas testificales y periciales, informó de que un familiar se puso ayer en contacto con uno de los miembros del jurado. "Absténganse de hacerlo", indicó al comenzar la vista.
Tanto la Fiscalía como la acusación particular sostienen que el procesado, Mario G.S., acudió después de la riña mantenida en el club con su propio vehículo al domicilio de José M.G.F., que entonces tenía 36 años y estaba casado y con dos hijos. Allí sorprendió a éste último en el garaje y le asestó varias puñaladas que le provocaron la muerte.
El Ministerio Público considera que los hechos integran un delito de asesinato, por el que pide una pena de 18 años de cárcel y 180.000 euros en concepto de responsabilidad civil para los familiares.
La acusación particular solicita --también por asesinato-- una condena de 25 años de cárcel para Mario G.S. e indemnización de 360.000 euros. La defensa mantiene por su parte que la pelea entre ambos se produjo, pero que Mario G.S. no fue quien asesinó a José M.G.F.