Incendio.- Los vecinos de uno de los pueblos afectados, apenados al recordar el primer aniversario del trágico suceso

Actualizado: sábado, 15 julio 2006 14:12

ANQUELAS DEL DUCADO (GUADALAJARA), 15 Jul. (EUROPA PRESS) -

Los habitantes de la pequeña localidad alcarreña de Anquelas del Ducado rememoran con angustia y pena el aniversario de la tragedia forestal y humana del incendio de Guadalajara. Todos ellos vivieron horas de intensa espera el 17 julio del año pasado, cuando estuvieron a punto de tener que ser evacuados del pueblo ante la amenaza del viento, que traía las llamas hacia sus hogares.

Ya ha transcurrido un año, pero en la mente de los vecinos el miedo aún está muy vivo. En declaraciones a Europa Press, una de las vecinas de este municipio, Agustina Villa, explicó que cuando el humo se acercaba a Anquelas estaban "con la maleta preparada para ir a dormir todos a Molina de Aragón porque venía ya todo el fuego".

Al final, todo quedó en un susto, y los que ya se despedían de sus pertenencias para siempre, pudieron regresar a sus casas. "La Guardia Civil nos detuvo porque parecía que el aire se movía un poco y ya nos quedamos aquí", recordó Agustina.

No obstante, la población de Anquelas ya no volverá a tener la riqueza forestal que poseía años atrás, cuando toda la población vivía de las resinas de los inmensos pinares. Aunque ya nadie se dedicara a ese oficio, todos guardan un especial cariño al monte por lo que tiene de historia, ya que los antepasados dejaron su impronta y sus historias sobre aquellos montes.

Así lo recordaba uno de los ancianos del lugar, José Manuel Gutiérrez, quien comentó que el monte que se ha perdido tras el incendio "era estupendo". "Yo me he criado en él, he estado trabajando 24 años en el monte, en la madera, y lo conozco bien, pero ya no trabajaba nadie en el monte", indicó.

Como persona veterana en los trabajos del campo, explicó que la tragedia "se podría haber evitado", porque la solución era tan simple como "no haber hecho lumbre".

Pero Anquelas del Ducado no está formado tan solo por ancianos. Isabel Villa es una mujer joven que luchó "enérgicamente" contra las llamas, y ve el futuro con esperanza a pesar de lo que se perdió. "Se vivieron unos momentos muy amargos y tristes porque veías que se desvanecía la vida de nuestros antepasados, pero luchamos enérgicamente contra ello a pesar de la adversidad de que era un tiempo terrible de sequía y calor", señaló.

En cuanto al momento crucial en el que casi tuvieron que abandonar el pueblo, contó que ya estaban preparados para desalojar "pero se amainó el aire y no hubo necesidad".

Ahora, viendo lo que queda, Isabel comentó que la sensación es de "soledad" en el monte, aunque reseñó que "hay que mirar a mañana y no a ayer, porque lo de ayer no tiene remedio y mucho menos las once víctimas que se marcharon".

Marisol, una vecina eventual de verano, comentó por su parte que si uno se adentra en el campo y cruza los montes colindantes a la localidad "te dan ganas de llorar". "Está todo negro y es tu tierra, y ves todo negro a kilómetros, da mucha pena", concluyó.