VALENCIA 28 Feb. (EUROPA PRESS) -
Acaip Valencia denunció hoy en un comunicado que el pasado viernes día 24 de febrero un interno del Módulo 4 de la Unidad de Preventivos de la cárcel de Picassent (Valencia) portador del SIDA mordió a un funcionario de prisiones e intentó morder a otro.
Según el sindicato, el recluso "protagonizó un incidente en el que amenazó de muerte, insultó gravemente, y propinó empujones, patadas y puñetazos contra los funcionarios de servicio que trataban de calmarle, mientras ofrecía una gran resistencia activa".
En un momento del altercado, según las mismas fuentes, "el interno propinó un mordisco a uno de los funcionarios que se encontraba presente en los hechos, ocasionándole una herida de la cual brotaba sangre". Asimismo, señalaron "otro compañero sufrió lesiones en una de sus manos, que, posiblemente, le incapaciten durante algunos días para la prestación del servicio".
Además, denunciaron que este mismo interno ayer lunes "cuando se le estaba tomando declaración sobre los hechos protagonizados, se abalanzó sobre otro funcionario con la intención también de morderle, aunque, por suerte, éste pudo esquivarle".
El interno "aparte de otras muchas enfermedades, es portador del virus del SIDA, por lo que el funcionario que resultó mordido está teniendo que realizarse multitud de pruebas para descartar que haya podido sufrir un contagio, así como ha de tomar en las próximas semanas gran número de pastillas antirretrovirales, las cuales tienen un gran número de efectos secundarios, y le imposibilitarán para llevar a cabo su trabajo", aseguraron fuentes de Acaip.
Las mismas fuentes señalaron que "este hecho, unido a los acaecidos hace algunas semanas en varias prisiones andaluzas, pone de manifiesto el fracaso de la actual política penitenciaria del Gobierno, lo que unido a la enorme saturación que presentan las prisiones está convirtiendo a éstas en auténticas 'bombas de relojería'".
Según el sindicato, "los internos se están dando cuenta de que pueden protagonizar todos los incidentes que quieran, y que no va a suceder nada. En la mayoría de los casos, a estos internos ni siquiera se les aplica un régimen de vida más restrictivo".
Los funcionarios de prisiones se encuentran, aseguraron, "por un lado desbordados ante la situación de los centros, y, por otro, impotentes al ver como somos objeto no solo de insultos graves, amenazas, sino también de agresiones, y que los internos quedan impunes".