La Junta de Andalucía recuerda al asesino de Alfonsa Mohedano que una sentencia firme le prohíbe ver a su hija

Europa Press Nacional
Actualizado: sábado, 5 mayo 2007 13:32

CÓRDOBA 5 May. (EUROPA PRESS) -

La Consejería para la Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía, que tiene la tutela de la hija menor de Alfonsa Mohedano, asesinada en octubre de 2004 en La Victoria (Córdoba) por su marido, Pedro Cantillo, recordó hoy, ante la solicitud de éste de que se le permita recibir visitas de su hija en la cárcel, que "hay una sentencia firme que lo prohíbe".

Así lo dijo, en declaraciones a Europa Press, la delegada de Igualdad y Bienestar Social de la Junta en Córdoba, Victoria Fernández, quien afirmó que el Servicio de Protección de Menores de la Administración autonómica, como parte directamente afectada, tiene conocimiento de que la Fiscalía, a instancias de la Audiencia Provincial de Córdoba, ordenó la práctica de un examen psicológico a la menor, después de que Cantillo solicitara a la Audiencia cordobesa el pasado septiembre que le permitieran recibir visitas en prisión de su hija, pues ésta le había expresado tal deseo por carta.

A este respecto, Fernández subrayó que el Tribunal Supremo (TS) ha ratificado recientemente la condena a 20 años de prisión que le fue impuesta a Cantillo por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), que en su día rebajó en cinco años la pena de cárcel que antes le impuso la Audiencia cordobesa, por considerarlo autor de un delito de asesinato con la agravante de parentesco. Pero es que además, la sentencia ratificada por el TS estipula que el condenado no podrá acercarse a la hija ni a los padres de la víctima en un radio de 500 metros y durante diez años.

En consecuencia, según argumentó Fernández, "cualquier decisión que se adopte respecto a la menor está condicionada por una sentencia firme, la cual limita, física y temporalmente, el acercamiento del interno a la niña".

Así, la delegada de Igualdad y Bienestar Social de la Junta subrayó que esta será la base de cualquier determinación que adopte la Administración autonómica, que está a la espera de recibir "el informe sobre el peritaje psicológico que se le ha practicado a la menor y del que, por lo visto, debe practicarse también al condenado, de los cuales dará cuenta la Fiscalía a la Junta cuando tenga los resultados, para a partir de ahí actuar, en la medida que corresponda y de modo coordinado, la Fiscalía y el Servicio de Protección de Menores de la Junta, como ya hacen de modo habitual y normalizado en todos los casos referidos a menores".

En cuanto a la situación actual de la menor, que en principio y tras la muerte de su madre estuvo en acogida con los abuelos maternos y que ahora está en acogida con unos tíos paternos, "es absolutamente satisfactoria y equilibrada, pues está integrada y adaptada a su nuevo entorno, según nos indican los informes periódicos que tenemos al respecto, pues lógicamente se le hace un seguimiento exhaustivo".

HECHOS PROBADOS

La sentencia del TS que ratifica la dictada anteriormente por el TSJA recoge como hechos probados que, sobre las 20.00 horas del 7 de octubre de 2004, Cantillo se dirigió a la Plaza de la Constitución, en la localidad cordobesa de La Victoria, donde se encontraba su esposa, Alfonsa Mohedano, de la que estaba separado de hecho y a la que se acercó para hablar de su situación conyugal, a pesar de que se lo impedía una orden judicial de alejamiento, a raíz de que su mujer le denunció anteriormente por injurias y amenazas.

Tras unos minutos discutiendo con Alfonsa, ésta se marchó a su domicilio, haciéndolo también el condenado, si bien éste se dirigió hacia un olivar en la parte trasera de su domicilio, en el que tenía un colchón donde a veces dormía y una vez allí cogió un palo de madera, de 109 centímetros de largo y tres de grosor, así como un hacha, regresando luego a escasos metros de la puerta del domicilio de Alfonsa y esperando allí a que ésta saliera, para darle muerte.

Cuando su todavía esposa salió de su domicilio, sobre las 20.30 horas, Cantillo la abordó sin que Alfonsa tuviera oportunidad de huir o defenderse, comenzando a darle golpes con el referido palo, después de que se le cayera al suelo el hacha que también portaba, y con la intención de matarla.

Según el tribunal popular que juzgó a Cantillo en la Audiencia cordobesa, el condenado golpeó a su mujer al menos cinco veces en la cabeza y otros seis en los hombros y otras partes del cuerpo, con la "intención de aumentar inhumanamente su dolor, haciéndola sufrir innecesariamente en el proceso de producción de su muerte".

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