VIGO, 14 Jun. (EUROPA PRESS) -
El político vigués Miguel Barros, que presentó hoy su renuncia como concejal del Ayuntamiento de Vigo por el PSdeG, tras anunciar ayer su baja del partido, rechazó tener ningún compromiso en firme para ingresar en otro partido político, aunque admitió que ahora se abre "un abanico de posibilidades".
En una rueda de prensa después de una reunión con el grupo municipal para anunciarle su dimisión, Barros explicó que esta decisión no supone su abandono de la vida política, sino un "salto al compromiso con la libertad", al tiempo que admitió que, en función de sus ideas, "hay un abanico de posibilidades". "No excluyo nada, pero ahora no hay ni la sombra de un nuevo compromiso", aclaró.
El ex-concejal, que también era secretario comarcal del PSdeG, explicó que el principal "detonante" que lo llevó abandonar el partido y el Ayuntamiento fue la "constante discrepancia" con la dirección, que le impedía seguir sometiéndose a la disciplina del partido, para él "insoportable", al tiempo que lamentó haberse convertido en un "individuo condenado al ostracismo".
En ese sentido, explicó que su retorno a la política municipal en 2003 y su elección como presidente de la gestora local cuando se rompió la dirección socialista en Vigo fue interpretado por él como una "rehabilitación política", ante la que trató de cumplir con el objetivo de hacer converger el socialismo y el nacionalismo como alternativa de Gobierno.
Sin embargo, según Barros, "se ignoraba" su opinión e, incluso, se le "puenteaba", a pesar de ser el número dos de la lista que concurrió a las municipales de 2003, encabezada por Ventura Pérez Mariño, y de haber sido el presidente de la gestora y, posteriormente, secretario comarcal del partido.
POLÍTICA MUNICIPAL Y AUTONÓMICA
Barros afirmó que su abandono es una decisión "estrictamente política", que no tiene que ver con el cansancio o con ningún trato o negociación interna, y recordó que sus desencuentros con el PSdeG se han ido materializando a lo largo de los últimos años.
Así, explicó que, en materia de política municipal, sus principales diferencias con la mayoría de miembros de su grupo se escenificaron en cuestiones como el PGOM, sobre el que hubiera preferido abstenerse antes que votar en contra, el plan de parroquias y, sobre todo, la ruptura del pacto de Gobierno y la negativa socialista a reeditarlo a través de una moción de censura contra la popular Corina Porro.
Cuando el ex regidor Ventura Pérez Mariño abandonó la Alcaldía en 2003, tras perder una cuestión de confianza, Miguel Barros trató de que PSOE y BNG recuperasen el poder, según manifestó públicamente cuando el propio Pérez Mariño dejó la política municipal viguesa. Así, Barros manifestó que no quería ser "cómplice" de esa falta de iniciativa para reeditar el pacto de izquierdas en la ciudad olívica.
En cuanto a la política de ámbito autonómico, expresó sus discrepancias con la dirección socialista en cuestiones como el Área Metropolitana, y aseguró que le había parecido "ofensivo" que se especulase con la "frivolidad" de sustituir esta figura por la de un consorcio. De igual forma, aludió al debate del Estatuto, la actitud "dirigista" de la cúpula del partido o la evolución ideológica en el PSdeG como otras de las cuestiones que le separaron del partido en el que militó durante casi 28 años.
ELECCIONES MUNICIPALES
Por otra parte, Miguel Barros justificó el momento en el que anunció su renuncia alegando que quería dejar el partido antes de que se inicie el proceso de elección de candidatos a las alcaldías para las próximas elecciones municipales de 2007.
Sobre este proceso, Barros recordó que siempre se ha mostrado partidario de que los candidatos se decidieran en las organizaciones locales a través del sistema de primarias, y reiteró su desacuerdo con la imposición de candidatos independientes, como fue el caso de Ventura Pérez Mariño.
Asimismo, lamentó que la dirección del PSdeG hubiera tratado de crear una realidad "al margen" de la organización viguesa, "como si ésta no existiera", y denunció que las decisiones que se tomaron en Santiago estaban "viciadas" porque no tenían en cuenta a la ciudad olívica.