Montilla subraya que Carod tendrá "menos competencias" y que la política lingüística la hará "todo el Gobierno"

BARCELONA, 13 Nov. (EUROPA PRESS) -

El presidenciable del PSC, José Montilla, subrayó hoy que el líder de ERC, Josep Lluís Carod-Rovira, tendrá como vicepresidente del próximo Gobierno de la Generalitat menos responsabilidades que cuando fue 'conseller en cap' en 2003, ya que muchas de sus competencias se han repartido entre otras consellerias como Gobernación o Bienestar, también en manos de ERC. Sobre la política lingüística, sin confirmar que dependerá orgánicamente de ERC, Montilla se limitó a subrayar que "la hará el gobierno".

Para Montilla, "al margen de las personas, que ya veremos, lo importante es que sea una política del gobierno, compartida por los tres partidos" y aseguró que "en eso estamos de acuerdo".

En declaraciones a Catalunya Ràdio recogidas por Europa Press, también se refirió a la nueva responsabilidad del presidente de ICV, Joan Saura, que asumirá la cartera de Interior. Montilla garantizó que Saura será "un excelente conseller de Interior" y atribuyó las críticas al "desconocimiento". De hecho, consideró "evidente" que Saura no tendrá problemas a la hora de enviar a los mossos a manifestaciones en las que participen militantes de ICV.

"En absoluto", dijo, es un caramelo envenenado para Saura y consideró normal su adjudicación al líder de uno de los partidos socios de gobierno. Se trata, según Montilla, de "un acuerdo entre tres partidos que implica normas de funcionamiento, programa y reparto de responsabilidades", por lo que descartó asimismo que se trate de un castigo a Montserrat Tura.

Montilla señaló que "es normal que el líder de uno de los partidos tenga un área de gran responsabilidad" y subrayó que "esto está por delante de los intereses de personas y de cualquier partido". En esta línea, zanjó con un "ahora no toca" característico de Jordi Pujol, la pregunta sobre si Tura tiene posibilidades de ocupar otra conselleria.

Según Montilla, el pacto tripartito "no es exclusivamente para continuar gobernando Catalunya", sino que es un pacto de "afinidad programática en muchos casos y de voluntad de transformación de la sociedad catalana" entre tres formaciones que tienen "grandes coincidencias y complementariedades".

Aseguró que su Gobierno "no estará hipotecado ni atado de pies y manos" y garantizó un gobierno "sólido, de larga duración, cohesionado y que será un gobierno, no la suma de tres formaciones políticas".

MAS NO GANÓ.

Por otra parte, el líder socialista sostuvo que el líder de CiU "no ganó las elecciones", sino que "fue el que llegó primero". "El ganador es el que acaba gobernando", sentenció y Mas "no puede gobernar solo ni ha sido capaz de obtener las alianzas pertinentes para asegurarse la investidura". Montilla pidió a CiU que ponga fin a la "cantinela" de que el ganador no gobierna porque "no es así. Si hubiera ganado gobernaría".

Montilla reiteró que "Mas no gobierna porque ha sacado el 31% de los votos y 48 diputados, cuando hacen falta 68. Hacen falta pactos y Mas no ha sido capaz de hacerlos". "Estas son las reglas de la democracia, las que figuran en nuestra legislación", dijo y añadió que "es así en Catalunya, en España y en la mayoría de países europeos".

Ante las manifestaciones que se han sucedido estos días en contra del tripartito, Montilla sostuvo que "mi intención es trabajar para todo el mundo, faltaría más". Así, aseguró que "esperamos ganarnos la confianza" de quienes "piensan que no la merecemos y no nos ven precisamente con simpatía".

Montilla defendió el pacto tripartito en lugar de la llamada 'sociovergencia' porque "nuestro adversario político no es el PP, sino CiU". Para Montilla, las voces procedentes del PSOE que abogaban por el pacto con CiU responden a que "la gente que conoce la política catalana por los medios, pero que no la vive, tiene una percepción de CiU que no se corresponde con la realidad".

El líder del PSC limitó la 'sociovergencia' a una situación de "emergencia nacional o si no hay otra salida" y recordó que ése fue el argumento que empleó durante la campaña electoral, por lo que "no he engañado a nadie".