PAMPLONA, 19 Nov. (EUROPA PRESS) -
El asesino confeso de María Puy Pérez, José María Morentin, juzgado hoy por maltrato y amenazas leves contra quien fuera su pareja, se declaró "inocente" de estos delitos. Negó que el 27 de octubre de 2007 golpeara y amenazara a Pérez y manifestó que "no me voy a comer algo que no es mío".
Los hechos denunciados tuvieron lugar el 27 de octubre de 2007 en el domicilio de ambos cuando en el transcurso de una discusión, según el escrito el fiscal, la agredió y la arrastró por el pelo hasta el baño, donde la golpeó contra la mampara. En una discusión posterior, originada por motivos económicos, el acusado cogió una espada que decoraba la pared del salón y "se la puso a la altura del cuello". Según el escrito, la amenazó con matarla si gritaba.
En su declaración de esta mañana, Morentin, que permaneció en la sala esposado y custodiado por dos agentes de la Policía Foral, explicó que la discusión fue motivada por motivos económicos. "Ella me sustrajo dos mil euros, le pregunté por qué y le dije que no podía confiar en ella", aseguró. Además, negó que le dijera que no le iba a devolver "los doce millones de pesetas" que reconoció que Pérez le había prestado.
El procesado, a preguntas del Ministerio público, rechazó que el 27 de octubre de 2007 la agrediera y la arrastrara de los pelos, "en qué cabeza cabe, qué barbaridad", dijo, para negar también que la amenazara con la espada. Según añadió, la víctima ya tenía las lesiones, "me dijo que se había golpeado en las piscinas cuando fue a nadar". "He sido confeso otras veces y también lo sería ahora", expuso.
Morentin indicó que aquel día él la echó de casa, "porque no confío en ella", y que María Puy Pérez le pidió quedarse 7 u 8 días más para buscar un piso. "Yo accedo y se queda", dijo, para relatar que él ingreso después en Agudos del Hospital de Navarra porque dijo paceder una enfermedad mental. Según expuso, Pérez "aprovechó" su ingreso para denunciarle ante la Policía Foral.
"Ella me cuenta a mí después que quiere estar conmigo, que lo había hecho por despecho y me pide perdón", expuso y agregó que "alguien le comió el coco". "Ella vivía dominada por los de su alrededor, tanto familiares como amigas", indicó.
Preguntado por la acusación particular si solía ingresar en Agudos para "eludir responsabilidades", Morentin señaló que eso es "mentira", que ingresa cuando se lo requieren. El acusado reprochó al letrado "qué tonterías pregunta" y se negó a contestar a sus cuestiones.
En respuesta a su abogada defensora, el procesado explicó que María Puy Pérez le "cuidaba bien" y que la convivencia entre ambos tras la discusión del 27 de octubre era "normal". "No sé quién le cambió las ideas para que me denunciara", dijo, para asegurar que fue para él "una sorpresa grandísima". Calificó la denuncia de "infundada" y "mentirosa".
El juzgado de lo Penal número dos de Pamplona acogió esta mañana el juicio contra Morentin por los delitos de maltrato y amenazas leves que presuntamente cometió contra su pareja, María Puy Pérez, meses antes se asesinarla, delitos por los que el Ministerio Fiscal solicita dos años de prisión. La acusación particular pide la misma pena por los hechos previos al crimen, mientras que la defensa, la absolución. El propio Morentin confesó el pasado mes de junio ser el autor de la muerte de la vecina de Estella, que se encontraba desaparecida desde octubre de 2008.
"TOTALMENTE SOMETIDA"
Durante la vista oral, testificó un sobrino de Pérez, quien relató que su tía le llamó cinco días después y que le dijo que Morentin "la tenía totalmente sometida, que le tenía que preparar de comer lo que quería, que del trabajo tenía que ir a casa, que le quitaba el móvil, que le había borrado los teléfonos de los hijos". Añadió que le contó también "la paliza que le dio" y que le enseñó los moratones en el cuello y en el pecho.
El sobrino le animó a denunciar los hechos ante la Policía Foral y después acudieron, acompañados por los policías de paisano, al domicilio que compartía la pareja para llevarse sus cosas. Al no estar el acusado en casa, Pérez contó que Morentin había amenazado con suicidarse por lo que bajaron al garaje para comprobar si estaba allí. Como no estaba, el sobrino le llamó por teléfono y le comentó que ella se iba de casa. El procesado apareció entonces en el domicilio y poco después se fueron.
En su intervención, el sobrino, que explicó que María Puy Pérez estuvo viviendo en su casa un mes, indicó también que al día siguiente Morentin le siguió cuando se trasladó en coche a la huerta y que le preguntó por qué ella se había ido de casa y qué le había contado.
También compareció en la sesión una médico que atendió a María Puy Pérez tras poner la denuncia. Explicó que no llegó a explorar a la víctima entonces porque "tenía un gran temor hacia él" y se marchó. Se citaron posteriormente y, según indicó, Pérez presentaba "hematomas en la zona del cuello y en la nalga izquierda". "Eran lesiones contusas y no se puede determinar cómo se produjeron pero sí eran compatibles con que la empujara o la golpeara", dijo, y señaló que la víctima le habló de que él la amenazaba.
Un psiquiatra, a petición de la defensa, señaló que Morentin presenta "trastorno de inestabilidad emocional", que es un hombre "impulsivo" y que el tema económico "es algo que le altera". "Se descontrola hasta que ve el tema solucionado", dijo y precisó que el procesado presenta "una agresividad muy impulsiva". "En cuanto piensa que puede salir perjudicado responde de forma violenta y agresiva", expuso, para precisar que "se descontrola hasta un límite".
Preguntado por la acusación particular si el trastorno y el comportamiento del acusado es compatible con la conducta de un maltratador, el facultativo señaló que sí.
En las conclusiones finales, el Ministerio Fiscal señaló que ésta es la "crónica de una muerte anunciada". Señaló que queda acreditado que Morentin la golpeó y amenazó aquel 27 de octubre y que ella sufría amenazas anteriores. Y añadió que el acusado "no padece una psicopatía sino un trastorno de la personalidad". La acusación particular consideró que éste es un caso de "violencia machista desde una posición de dominio". A su juicio, no cabe eximente ni atenuante.
Finalmente, la letrada de la defensa señaló que Pérez tardó varios días en poner la denuncia y que la médico exploró a la víctima días más tarde de que se supuestamente se produjeran las lesiones.
CONCENTRACION
Decenas de personas se concentraron antes de que comenzara el juicio frente al Palacio de Justicia convocadas por el colectivo Lunes Lilas. Entre los asistentes se encontraba Asun Casasola, madre de Nagore Laffage, quien manifestó que "hoy tenía que estar aquí" para respaldar a la familia de María Puy Pérez, quien también le apoyó en las concentraciones que se celebraron por el crimen de la joven irunesa.
Según señaló en declaraciones a los medios, "esto es una violencia de género, es una violencia machista". "Tiene que acabar este acoso contra las mujeres", dijo, para añadir que es preciso "hacer algo". "Hay que pedir justicia para todas. No se puede matar a una persona y salir tan fácil", manifestó.