El Obispo de Almería insta a reflexionar sobre el tráfico de mujeres en el Día de las Migraciones que se celebra hoy

Actualizado: domingo, 15 enero 2006 11:10

ALMERIA, 15 Ene. (EUROPA PRESS) -

El Obispo de Almería, Adolfo González Montes, se dirigió a los diocesanos en una carta escrita con motivo de la 92 Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, que la Iglesia celebra hoy domingo, invitándoles a reflexionar sobre "el trato inhumano de las mujeres inmigrantes en un momento en que las migraciones se han comenzado a caracterizar por el protagonismo de la mujer, un signo de los tiempos".

En la carta, a la que tuvo acceso hoy Europa Press, monseñor González Montes recordó que sobre esta cuestión "no hace mucho que los Obispos españoles ofrecíamos a la opinión pública una reflexión con datos sobre el lacerante problema del tráfico de mujeres, aunque su eco fue escaso".

En su escrito, matizó que "España ha pasado en veinte años de ser un país de emigración a convertirse en meta de las migraciones y país de acogida". Un fenómeno que para el Obispo de Almería sugiere algunas reflexiones "si la inmigración produce ciertos desajustes sociales por la repercusión sobre la población autóctona de un contingente elevado de extranjeros, también enriquece el tejido social, empezando por la contribución de los inmigrantes a la producción, fuente de la creación de riqueza".

En este sentido, destacó en su mensaje que "los inmigrantes no pueden ser considerados tan sólo como fuerza de trabajo, sino como personas cuya dignidad es la misma que la de los autóctonos. Sus derechos y deberes, son los mismos".

"El problema se plantea cuando la capacidad de producción no puede absorber el contingente de población inmigrante porque el flujo migratorio deja de ser controlado por la ley y se hace objeto de tráfico, poniendo en riesgo la vida de las personas y creando situaciones indeseables por inhumanas", subrayó en su carta.

Por tanto, "las leyes tanto nacionales como internacionales deben cumplir la misión de salvaguardar la dignidad de las personas y perseguir el crimen", a lo que añadió que "hacer objeto de partidismo político el tratamiento de la inmigración sería una inmoralidad en sí misma, al margen de quién y cómo, cuando y con qué medios procediera para atraer el favor electoral de la población".

"Las reflexiones se extenderían, pero baste en esta ocasión recordar que la pluralidad cultural que aporta la inmigración exige respeto y protección de todos, inmigrantes y autóctonos, sin detrimento de nadie", matizó monseñor González Montes.

Por último, consideró "son muchos los católicos inmigrantes, a los cuales hemos de acoger en nuestras comunidades parroquiales e incorporar a la vida diocesana muchos también los cristianos ortodoxos a los cuales hemos de ayudar a integrarse en una sociedad mayoritariamente católica, con el mismo espíritu ecuménico con que queremos acoger a los cristianos de la Unión no católicos".

"Como también ha de ser posible nuestra convivencia y colaboración con los musulmanes. De la contribución de todos depende la justicia y la prosperidad de una sociedad asentada sobre el bien deseable de la paz y la fraternidad", finalizó su mensaje.