MALAGA, 21 Mar. (EUROPA PRESS) -
Los guardias civiles que realizaron el atestado y el informe sobre el accidente de tráfico que acabó con la vida del ciclista Ricardo Ochoa y en el que resultó herido su hermano Javier aseguraron hoy que el punto de impacto del coche con los dos deportistas fue en el arcén "a 60 centímetros del borde", según los datos recabados; y estimaron que la colisión se produjo por "una distracción" del conductor, que pudo ser de sólo unos segundos. Creen que el acusado pudo quedarse mirando a los dos hermanos y se distrajo, atropellándolos.
Los agentes, que declararon hoy como peritos en el juicio que se sigue en el Juzgado de lo Penal número 8 de Málaga contra el que fuera director de Deportes de la Universidad de Málaga, Sebastián F., explicaron que encontraron una marca de la rozadura de la rueda de una de las bicicleta en el asfalto del arcén, por lo que determinaron que la colisión se produjo en ese punto, aproximadamente. Además, añadieron que no hallaron huellas de esa bicicleta en la calzada.
Indicaron que, en su opinión, la hipótesis "más racional" y encaja con los vestigios encontrados y datos analizados es que el vehículo impactó con la rueda trasera de la bicicleta de Javier, que se encontraba más cerca de la calzada y retrasado de su hermano; y que, posteriormente, parte de ésta se enganchó con la otra, donde iba Ricardo, que fue "la que más impactó con el coche", llegando a saltar por encima.
De esta forma, dijeron que ambas "tenían restos de pintura", por lo que determinaron que "necesariamente, las dos tuvieron que impactar con el vehículo". Además, precisaron que "no cuadra" con los daños ocasionados la hipótesis de que es un ciclista el que se mete en la calzada, preguntándose que, en ese caso, "cómo impacta el coche con el otro ciclista".
Para los agentes, el conductor se quedó mirando a los dos ciclistas, "incluso, a lo mejor los reconoció", y por este motivo se distrajo. Es lo que, según indicaron, se conoce como "atención difusa". En este punto, y a preguntas de las acusaciones, señalaron que los ciclistas "no pudieron" evitar el accidente, en parte porque "iban de espalda, así que supongo que no harían nada", manifestó uno de los guardias civiles. Asimismo, dijeron que la velocidad del vehículo era superior a la de los ciclistas, que calcularon en unos 40 kilómetros por hora.
A preguntas del abogado de la Asociación de Ciclistas Profesionales, consideraron que el aterrizaje del helicóptero para el traslado de uno de los heridos fue "con la distancia de seguridad" requerida, por lo que estimaron que no afectó en nada a cómo se encontraron los cristales del coche en la carretera. No obstante, cuestionado por la defensa, reconocieron que no se realizó el análisis de estos objetos ni tampoco el cotejo del material hallado en la zona con la huella de la bicicleta.
Los agentes explicaron que aquello "no era el accidente de los Ochoa, era un accidente normal", por lo que señalaron que "no había familiares, ni amistades, ni conocidos" en el lugar, aunque sí admitieron que hubo personas cerca de la zona donde se produjo el siniestro e incluso curiosos en una gasolinera próxima. Ratificaron que las comprobaciones sobre consumo de alcohol y las llamadas recibidas o realizadas en su móvil fueron negativas, así como las huellas de frenada de un vehículo, halladas en la calzada, que no concordaron con las del coche.