BARCELONA 8 May. (EUROPA PRESS) -
La Fiscalía Provincial de Barcelona solicita una pena de 102 años y 11 meses de prisión para el recluso acusado de violar, matar a cuchillazos y robar a dos agentes de Policía en prácticas que vivía en el barrio de Bellvitge de L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona).
El crimen ocurrió en octubre de 2004, mientras el preso, que cumplía 30 años de condena por un robo con violencia e intimidación, disfrutaba de un permiso penitenciario.
El 5 de octubre de 2004, el procesado, Pedro J.G. --que entre los días 3 y 6 de ese mes disfrutaba de un permiso dada su condición de recluso de segundo grado--, tomó el Metro en Barcelona y se apeó en la estación de Bellvitge, en L'Hospitalet, localidad a la que había llegado sobre las seis de la mañana.
Dos horas después, vio a Silvia N., una agente de Policía en prácticas de 28 años que se dirigía a su domicilio, en la Rambla Marina, tras pasar la noche de servicio en la comisaría de Castelldefels (Barcelona). La joven compartía el piso, de alquiler, con Aurora G., otra agente en prácticas de 23 años.
En su escrito de acusación, la Fiscalía sostiene que el acusado siguió a Silvia N. hasta su casa sin que ella se diera cuenta y, aprovechando un descuido, entró en la portería del inmueble y subió al ascensor con ella. Una vez dentro, sacó una navaja y la obligó a dejarlo entrar en su domicilio, donde estaba Maria Aurora.
Tras amordazarlas y atarlas de tobillos, manos y cuello con ropa interior de las víctimas, ataduras que reforzó con un cordón de tender la ropa, el acusado llevó a Silvia N. a la habitación de matrimonio y la ató a la pata de la cama con un cinturón. Después, puso a María Aurora sobre la cama del cuarto de al lado y la violó antes de asestarle cuatro navajazos por la espalda, causándole la muerte.
Posteriormente, Pedro J.G. se dirigió a la habitación donde se encontraba Silvia N. y la apuñaló cinco veces, rasgándole el corazón y perforando el pulmón izquierdo. Tras matarla, la desnudó y la vejó.
Antes de abandonar el domicilio de las víctimas, Pedro J.G. robó una tarjeta de crédito de Aurora, se cambió de ropa y prendió fuego a un sillón y un sofá situados en el salón del primer piso, a los colchones de tres habitaciones del piso superior --en dos de ellas, Silvia N. y Maria Aurora G.-- y a un montón de ropa que había en una de ellas. Además, lanzó varias botellas de licor para favorecer la rápida combustión.
Sobre las 10 de la mañana, Pedro J.G. abandonó el edificio y volvió a coger el Metro, mientras los bomberos acudían al lugar alertados por los vecinos para apagar el incendio que arrasó el piso. Una vez extinguido, descubrieron los cuerpos de las dos chicas.
Esa misma noche, el procesado se dirigió a una sucursal bancaria de la calle Creu Coberta, en el barrio barcelonés de Hostafrancs, e intentó sacar 300 euros con la tarjeta de Aurora. A las seis de la mañana del día siguiente, volvió a repetir la operación en la misma oficina sin conseguirlo.
Sobre las 21.30 horas, se dirigió a un bar de La Rambla, en el Barrio Gótico de la capital catalana, donde había quedado con Mustafa K.D., quien lo llevó con su coche a su domicilio, en Girona. La Policía lo arrestó pocas horas después de que llegara a la vivienda.
El Ministerio Público imputa a Pedro J.G. dos delitos de asesinato, uno de agresión sexual, otro de allanamiento de morada, de profanación de cadáver, de incendio, de robo con violencia, de robo con fuerza en continuidad delictiva y grado de tentativa y otro de quebrantamiento de condena.
Por todo ello, además de los 102 años y 11 meses de prisión, la Fiscalía pide que indemnice con un total de 780.000 euros a los padres, las hermanas y los novios de las fallecidas. También solicita que compense al dueño del piso donde cometió el crimen por los desperfectos ocasionados.