El "rol de cuidadoras", un freno al ascenso en las carreras profesionales de juezas y fiscales

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Actualizado: miércoles, 8 marzo 2023 12:04

Señalan que la atención a la familia hace que las mujeres sufran "cierto retraso" en su ascenso profesional

MADRID, 8 Mar. (EUROPA PRESS) -

El "rol de cuidadoras" que las mujeres suelen asumir, bien por factores externos a modo de "imposición social", bien por factores internos debido a "la forma en la que nos educan", acaba pesando en las carreras de juezas y fiscales --que pese a ser mayoría en ambos cuerpos siguen estando infrarepresentadas en sus cúpulas-- por lo que reclaman medidas efectivas en pro de la conciliación que les permitan superar esa barrera.

En entrevistas con Europa Press, la presidenta de la Sala de lo Social del Tribunal Supremo (TS), Rosa María Virolés; la decana de los jueces de Madrid, María Jesús del Barco; y la teniente fiscal de la Audiencia Nacional (AN), Marta Durántez; así como Verónica Ponte, titular de un Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Getxo (País Vasco), y Laura Bermúdez, fiscal en la sección territorial de Inca (Baleares), coinciden en que el acceso a la carrera no es el problema porque se trata de un examen objetivo.

Los problemas surgen en el camino hacia el ascenso. "Hay un marchamo de machismo, que creo que va mejorando, pero lo hay en la sociedad y, por tanto, en nuestras carreras, porque somos también parte de la sociedad", explica Durántez.

Recuerda que estando en su primer destino, en Algeciras, con unos 26 años, cuando el juez indicó a un abogado que hablara con el fiscal, se dirigió al entonces secretario judicial, "un hombre de mediana edad" en vez de a ella. "Y yo estaba sentada en mi lugar, el lugar que ocupa el fiscal", subraya.

Más allá de esa anécdota, Durántez asegura que no ha apreciado "discriminación" en su trayectoria profesional, aunque añade: al menos "de la que yo sea consciente, porque a veces normalizamos determinadas conductas".

"Sí es verdad que gente de mi promoción, que empezamos igual, con la misma antigüedad, pudieron acceder a puestos de responsabilidad mucho antes de lo que hemos podido acceder las compañeras", reflexiona.

Ponte afirma igualmente que "el problema es más sutil". "No se creen que sea la juez", dice y narra que una noche electoral tuvo que intervenir un funcionario para impedir que una chica se fuera hasta hacer las comprobaciones oportunas. "Cuando fui yo me dijo que se iba a ir, le dije que era la juez y (...) se echó a llorar sorprendida", describe y dice que a su prometido, también juez, "esas cosas no le pasan".

Virolés, que entró en la carrera judicial en 1987 y ha ido escalando hasta la cúspide, reconoce que como mujer hay que "luchar muchísimo más que un varón". "Pero si ya sabes lo que te va a pasar cuando vas a algún sitio, pues vas muy preparado. Yo ya iba preparada a lo que me pudiera encontrar y me he encontrado", resume.

OPORTUNIDAD PERDIDA

Durántez cree que "la base está en que la atención de la familia, de los mayores, de los hijos", hace que las mujeres tengan "cierto retraso en lo que es la progresión profesional".

"Yo sí renuncié, en un determinado momento de mi vida, porque mi hijo era pequeño, a llevar la delegación antidroga de la Fiscalía de Pontevedra porque exigía tal dedicación (...) que me era difícil conciliar", revela.

En su caso, aclara que esa decisión no la penalizó porque hubo otras oportunidades, si bien admite que pudo no ser así. "Es lo del tren, pasa una vez y te montas o lo pierdes", ilustra.

A día de hoy, sostiene que ese "rol de cuidadoras" sigue pesando porque "lo has vivido desde niña". "Vas a un curso de fiscales, acaba al mediodía o a la tarde y ves a la inmensa mayoría de las fiscales llamando por teléfono a sus familias (...) cosa que no ves en los compañeros", relata.

Bermúdez, que aprobó la oposición a fiscal en 2019, confiesa que no daría "grandes saltos" laborales que pudieran afectar a su familia. "Esto es más personal, pero creo que sí sigue existiendo este peso mental de que al final tienes que ser tú, como mujer, la que genere esa seguridad en la familia (...) Y no sé hasta qué punto en los hombres existe esa carga", declara apuntando a "una imposición social que se nos inculca desde pequeños".

EL 'SÍNDROME DE LA IMPOSTORA'

Del Barco coincide en que el escollo para las mujeres surge a la hora de promocionar. En particular, cuando se enfrentan a cargos discrecionales. "Primero, lo pedimos menos", fija, hilando que "hay quien habla del síndrome de la impostora", para subrayar que en su caso se presentó al Decanato sin "ningún complejo".

Como segunda causa refiere que hay una etapa en la que las mujeres se alejan de los méritos que luego se valoran para acceder a esos cargos discrecionales (cursos, docencia, etc). Del Barco admite que cuando sus hijos eran más pequeños se dedicó más a sus cuidados que a llenar la mochila de méritos para eventuales puestos pero matiza: "Yo es que disfrutaba más pasándome la tarde haciendo magdalenas que preparándome un curso".

No obstante, entiende que algunas compañeras puedan pensar que han "perdido" años por tener que encargarse del cuidado de sus hijos o padres. Y reitera que "quizás" les sucede más a las juezas porque, "por una cuestión cultural", se encargan más de los cuidados.

Ponte, que lleva 10 años en la carrera judicial y uno en Getxo, destaca que aunque no es madre sí ha priorizado la conciliación. "Ahora me la paso viajando para ir a trabajar, porque vivo en Santander. Prefiero estar cerca de mi familia. Creo que eso es algo que muchas mujeres preferimos", comenta.

Virolés hace hincapié en que, aunque "igual hay alguna mujer que en un momento determinado de su vida prefiere dar prioridad a otras circunstancias familiares, lo que tiene que tener en cuenta es que el CGPJ pone los medios para que nadie se queda atrás". Del Barco discrepa sobre esto último, denunciando que el CGPJ "ha hecho poco o nada" a este respecto.

"YO NO PRETENDO SER EJEMPLO DE NADA"

Interrogadas sobre la clave de su liderazgo, Del Barco, Durántez y Virolés responden que el factor determinante es su carácter. "La condición de mujer te va a acompañar durante toda tu vida (...) pero en cuanto al desempeño del trabajo como teniente fiscal creo que no depende del género, sino de factores como la profesionalidad, el entusiasmo, las ganas de hacer cosas", enuncia Durántez y zanja: "Yo no pretendo ser ejemplo de nada".

De la misma forma, enfatiza que no por ser mujer se debe pensar que hay que "demostrar más", "ni pedir perdón porque no ocupe un hombre un puesto que hasta ahora no ha sido ocupado nunca por una mujer". "En ningún caso va a ser un demérito o una peor condición el ser mujer, cuanto menos igual", enmarca.

Del Barco, por su parte, opina que las mujeres al liderar son "más empáticas y más prácticas", que trabajan "muy bien" en equipo, quizás por ese "componente" de "cuidar" a su gente.

"LA JUSTICIA SERÁ DE LAS MUJERES"

Preguntadas sobre posibles remedios para esta brecha de género, Bermúdez tiene claro que "la conciliación, a pesar de que se ha avanzado mucho, sigue siendo bastante mejorable", y menciona a compañeras que empiezan a tener hijos y "se ven forzadas en cierto modo a solicitar una excedencia". "Lo que es preciso atajar es esa conciencia social de que la casa sigue correspondiendo a la mujer", asevera.

Durántez y Virolés inciden en que lo más eficaz sería cumplir las leyes que ya hay. La teniente fiscal pone el acento en que "la paridad sea efectiva en todo". Por ejemplo, que departamentos como violencia de género o protección a menores no recaigan siempre o mayoritariamente sobre mujeres. "También podemos ser muy buenas fiscales de delitos económicos o anticorrupción", apostilla.

Virolés se muestra optimista por cuanto las mujeres hace tiempo que son mayoría en la carrera judicial. "La Justicia será más de mujeres (...) Los hay que dicen 'quizás en 10 años'. Yo, bueno, en 10 años que haga la vuelta quizás no, pero en 20 años habrá un cambio extraordinario", confía.