ALMERÍA, 25 Abr. (EUROPA PRESS) -
M.P.L., sargento del cuartel de la Guardia Civil de Roquetas de Mar (Almería) acusado de colaborar con una red de narcotráfico que introdujo al menos diez toneladas de hachís por la costa almeriense, atribuyó hoy su imputación a la "venganza" de su teniente, al que denunció en el año 2000 por aceptar como regalo del dueño del club de alterne 'Volcán' de El Parador (Roquetas de Mar) unas porras que había traído del Caribe que, según él, fueron empleadas el 24 de julio de 2005 contra el agricultor Juan Martínez Galdeano, que falleció en el cuartel, en el conocido como 'caso Roquetas'.
En su declaración durante la vista oral celebrada hoy en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Almería, M.P.L. negó su colaboración con la organización de narcotraficantes y aseguró que el Grupo Fiscal y Antidroga (GIFA) le "implicó" en los pases de hachís por haber denunciado que su superior, íntimo amigo del instructor de las diligencias contra la banda, mantenía relaciones "irregulares" con el club 'Volcán', como la petición de fondos para celebrar una comida por el día de la patrona.
El acusado relató que formuló la denuncia contra el teniente después de que tanto a él como a los otros dos agentes imputados, C.A.P.J. y M.G.M, se les atribuyeran delitos de revelación de secretos, contra los derechos de los trabajadores, cohecho e inducción a la prostitución por sus "relaciones" con el club 'Volcán', con el que, según su versión, sólo mantenían contactos "por motivos laborales", tal como, para él, quedó demostrado con el sobreseimiento de esta causa por parte del Juzgado de Instrucción número 1 de Almería.
El sargento resaltó además la "enemistad" que existía entre el grupo de investigación de delitos comunes del que estaba al mando desde principios de 2000 y el GIFA, ya que, entre mayo y agosto de ese año, su unidad realizó, "con muchos menos medios", varias intervenciones de importantes cantidades de droga, lo que causó "malestar" en el grupo especializado.
Asimismo declinó, tal como consta en las diligencias del GIFA, haber seguido "nunca" con su coche la cámara térmica empleada por la Guardia Civil en operaciones antidroga para facilitar el trabajo de la banda de narcotraficantes y criticó que su relación con las coordenadas donde se realizaron los alijos se debió a una "novela endiablada" del teniente del GIFA para tratar de inculparle por "represalia".
M.P.L. y los otros dos guardias civiles se enfrentan a un total de 17 años y tres meses de cárcel como presuntos autores de los delitos contra la salud pública, omisión del deber de perseguir delitos y violación de secretos por su supuesta cooperación con la red.
Junto a M.P.L. prestaron hoy también testimonio ante la Sala que preside Benito Gálvez los acusados H.M.M. y F.J.M.J., para los que el Ministerio Fiscal pide cuatro años y medio y cuatro años y tres meses respectivamente por su implicación en varios pases de hachís desde la costa de Marruecos.
Estos dos acusados, que aseguraron no haber participado en las operaciones de tráfico de hachís que se imputan a la banda, son los dos únicos presuntos miembros que se sientan en el banquillo, después de que el Ministerio Fiscal y la defensa pactaran el lunes pasado una pena total de 26 años y medio de prisión para otros 13 implicados, mientras que sigue en busca y captura otro acusado.
HECHOS.
Los hechos juzgados se remontan al periodo comprendido entre febrero y octubre de 2001 cuando los hermanos A.S.S., residente en Marbella (Málaga), y M.S.S., vecino de Motril (Granada), cabecillas de la red, organizaron, de común acuerdo con otras personas, la introducción de importantes cantidades de hachís desde la costa norte de Marruecos con embarcaciones tipo 'zodiac' a diferentes lugares de la geografía peninsular para su posterior distribución y comercialización en España o en la Unión Europea (UE).
Para sus ilícitas actividades, contactaron en Marruecos con el imputado H.M.M., que participaba en el suministro de la droga y organizaba el embarque en la costa marroquí, normalmente en la zona conocida como la Mar Chica.
En Almería, los cabecillas contactaron con los procesados J.M.F., J.M.S. F.J.M.J. y J.F.C.L., todos vecinos del Poniente, que participaban, en un nivel menor, en la organización del transporte de hachís tanto por vía marítima como por tierra una vez desembarcado, se proveían de personas para la descarga de la sustancia estupefaciente y se ocupaban de su almacenaje y posterior traslado a los puntos de destino.
En la trama, según el fiscal, tomaron también parte P.J.B.R. y J.B.P., afincados en Galicia y cuya labor consistía en contribuir a la organización de los transportes de hachís y pilotar en ocasiones las embarcaciones que se empleaban.