El Supremo revisará mañana la condena de tres jóvenes por asesinar a golpes a un mendigo en Madrid

Europa Press Nacional
Actualizado: miércoles, 1 noviembre 2006 13:42

MADRID 1 Nov. (EUROPA PRESS) -

El Tribunal Supremo revisará mañana la condena de entre 20 y 22 años y 11 meses de cárcel impuesta por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid a los tres jóvenes considerados autores del apaleamiento y muerte del mendigo Antonio Micol, de 56 años de edad, el 28 de agosto de 2002 en Madrid.

La Sala, que deliberará mañana sobre el asunto a puerta cerrada, estará compuesta por los magistrados Siro García (que será el ponente de la resolución que se adopte), Carlos Granados, Luis Román Puerta, Joaquín Giménez y Miguel Colmenero.

Un jurado popular condenó a Francisco José Alía González a 22 años y medio de prisión; a Rubén Hernando Rodríguez a 20 años; y a Carlos Castro Calonge a 21 años, como autores de un delito de asesinato con alevosía, con las agravantes de ensañamiento, aprovechamiento de las circunstancias de lugar y tiempo para favorecer la impunidad y el que cometierOn el delito porque la víctima era indigente.

A dos de los acusados también se les aplicó la atenuante de intentar reparar el daño causado, pero el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, que revisó en apelación la sentencia de la Audiencia, les retiró esta atenuante y fijó las condenas en 22 años y 5 meses de cárcel para Alía, 20 años y 11 meses para Castro y 20 años para Hernando.

La Justicia declaró probado que sobre las 6.00 horas del 28 de agosto de 2002 los acusados se dirigieron al número 57 del Paseo de Santa María de la Cabeza, en Madrid, donde "sabían que pernoctaba un indigente" que resultó ser Antonio Micol, y comenzaron a darle "múltiples y violentos golpes y patadas por diversas partes del cuerpo", utilizando Rubén una barra metálica, Carlos --que llevaba el rostro cubierto por un casco de moto-- una cadena antirrobo, y Francisco José una navaja.

Como consecuencia de la agresión, Micol falleció por una hemorragia masiva sin que los servicios de emergencia pudieran hacer nada por salvar su vida y sin que sus agresores le prestaran auxilio.

El jurado mantuvo que los tres imputados "comprendían la ilicitud del hecho" ya que abandonaron el lugar del crimen cuando fueron descubiertos por una mujer que pasaba por la zona. También subrayó que todos ellos se desplazaron hasta el garaje en moto y huyeron de igual forma, se cambiaron de ropa y se soltaron el pelo "para ocultar lo que habían hecho".

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