MADRID, 13 Jun. (EUROPA PRESS) -
El ex dirigente etarra Francisco Javier García Gaztelu, alias "Txapote", y su compañera sentimental y también miembro de la organización terrorista, Irantzu Gallastegi Sodupe, "Amaia", se enfrentaron hoy a los agentes de la Policía que les custodiaban en el juicio que se celebró contra ellos en la Audiencia Nacional por el asesinato en diciembre de 1997 del concejal del PP de Rentería (Guipúzcoa) José Luis Caso, a quien "Txapote" presuntamente disparó un tiro en la cabeza en un bar de Irún de la misma provincia.
El incidente comenzó cuando el presidente de la Sección Tercera de lo Penal, Alfonso Guevara, ordenó a los dos acusados que se levantasen de su asiento antes de comenzar el juicio. Como los etarras se negaron a hacerlo, el magistrado ordenó a cinco agentes que les "obligasen" a ponerse en pie, "independientemente de su derecho a no declarar". El teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Jesús Santos, pide 30 años de cárcel para cada uno de ellos por asesinato terrorista.
Instantes después de que los policías lograsen levantar a los acusados tras un breve forcejeo, "Txapote" volvió a sentarse. Cuando el fiscal comenzó a dirigirles preguntas, que los acusados se negaron a responder, los agentes forcejearon con el ex dirigente para ponerle en pie, mientras éste se resistía y gritaba en euskera: "Nos estáis mareando, haciéndonos subir y bajar".
Finalmente, los etarras se dirigieron al otro extremo de la cabina blindada de los acusados y se quedaron mirando en actitud desafiante a los agentes, que permanecieron con ellos hasta que el fiscal terminó de interrogarles. Durante todo el juicio, que proseguirá mañana, los dos procesados estuvieron charlando entre ellos y dando la espalda al tribunal.
En el juicio, el primero desde que fue entregado temporalmente por Francia el pasado mes de diciembre, comparecieron varios testigos que se encontraban en el bar cuando el concejal del PP fue asesinado. Uno de ellos, vecino del edil, explicó que el agresor, que parecía un hombre, llevaba una capucha que no permitía verle la cara. Cuando el asesino salía del bar tras disparar al concejal, el testigo le siguió y aseguró que le dijo: "Ya te conozco, cabrón".
Por su parte, el etarra le respondió: "Quítate de ahí o también te disparo". Otro de los testigos presenciales recuerda que el agresor amenazó a los presentes en el bar: "Si alguien me sigue, os hago lo mismo", afirmó según él.
LUCHADORES Y HERMANOS
También comparecieron como testigos los etarras condenados Sebastián Lasa, integrante del "comando Donosti", y Ana Belén Egüés Gurruchaga, miembro del "comando Madrid" detenida en 2001 junto con otro terrorista después de que un ciudadano anónimo les siguiese con su coche. Cuando ambos entraron en la sala de juicio custodiados por policías, los acusados se levantaron, les hicieron gestos de saludo y golpearon la cristalera del habitáculo en el que se encontraban.
Lasa rechazó su declaración policial, en la que implicaba a "Txapote" y Gallastegi en el asesinato de Caso, que según dijo fue realizada bajo torturas. Además, negó conocer a los dos procesados. Cuando el fiscal le preguntó por los "efusivos saludos" que se habían dirigido, el etarra condenado respondió: "Todos los luchadores somos hermanos, y a todos los hermanos se los saluda".
Por su parte, la ex concejal de HB y condenada por pertenenecer a ETA Ana Belén Egüés Gurruchaga, aseguró que alquiló un piso en Andoain (Guipúzcoa) porque el integrante fallecido del "comando Donosti" José Luis Geresta Múgica, alias "Oker", le "pidió ayuda" y ésta se la dio "con mucho gusto".
En este piso, que supuestamente utilizó el "comando Donosti", la Policía descubrió "un verdadero arsenal" de armas y explosivos de los etarras, según explicó hoy uno de los agentes que participó en el registro del domicilio. La casera del piso explicó que Egüés Gurruchaga alquiló el piso diciendo que era profesora del Instituto de la localidad de Hernani y que lo iba a compartir con otros enseñantes.
La etarra aseguró que, a pesar de vivir con los acusados en esa casa, no tuvo conocimiento de que en la casa había explosivos ni armas. En el juicio, que se reanudará mañana, también testificaron varios policías que ratificaron que, cuando acudieron al lugar del asesinato, el concejal ya había fallecido por un impacto de bala en la cabeza.