UE.- La UE ha destinado al proceso de paz norirlandés unos 1.350 millones de euros en doce años

Almunia duda de que la CE ayude económicamente al País Vasco por su elevado nivel de renta

Entre los beneficiarios de los proyectos figuran organizaciones de apoyo a las víctimas y reinserción de presos

Europa Press Nacional
Actualizado: domingo, 2 abril 2006 14:38

BRUSELAS, 2 Abr. (EUROPA PRESS) -

La Unión Europea ha estado apoyando el proceso de paz norirlandés desde el otoño de 1994, cuando se declaró el alto el fuego de republicanos y paramilitares lealistas, y en estos doce años ha destinado a la región unos 1.350 millones de euros procedentes de la política regional, a través del llamado programa para la Paz y la Reconciliación en Irlanda del Norte y la Región Fronteriza, 'Peace' (Paz).

Aunque el caso irlandés se evoca frecuentemente al hablar del proceso de paz que puede abrirse ahora en el País Vasco tras el anuncio de tregua por parte de ETA, el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia, duda de que la Unión Europea destine ayudas a una zona tan próspera como Euskadi.

"Cuando se haga la historia del proceso de recuperación de la paz y de la libertad total en el País Vasco, se hablará de Europa, pero no porque haya dejado de dar dos millones de euros, sino porque al estar España en Europa, es imposible que alguien haya podido imaginar con un mínimo de sentido común que la democracia española podía perder una batalla contra el terrorismo", afirmó Almunia en un acto reciente celebrado en Madrid.

En el caso del Ulster, la iniciativa impulsada conjuntamente por los gobiernos británico e irlandés, iba dirigida a Irlanda del Norte y seis condados fronterizos del sur, donde las condiciones de vida era complicadas como resultado de una sociedad dividida y la existencia de un conflicto que hundía sus raíces en factores económicos, sociales, políticos y culturales fuertemente interrelacionados, según la Comisión Europea.

El entonces presidente de la Comisión Europea, el francés Jacques Delors, constituyó un grupo de trabajo para estudiar cómo podría el Ejecutivo comunitario colaborar de manera práctica en pacificar una región sacudida por más de treinta años de violencia.

Se vio en primer lugar que era esencial afrontar las dificultades socioeconómicas del país para anclar el proceso de paz y, por tanto, que una iniciativa concreta en este terreno podría ayudar a crear las condiciones de una paz duradera. El reto era apuntalar el proceso de paz y reconciliación y aprovechar la oportunidad que brindaba la nueva situación.

Así, el objetivo general que se marcó el primer Programa 'Peace' fue apoyar los avances hacia una sociedad pacífica y estable aumentando el desarrollo económico y el empleo, promoviendo la regeneración urbana y rural, y desarrollando la cooperación a ambos lados de la frontera. Desde el punto de vista estratégico, las metas eran la inclusión de los sectores sociales marginales y aprovechar el nuevo escenario político para incrementar el crecimiento económico y social.

De las amplias consultas mantenidas por la Comisión Europea junto a los gobiernos de Reino Unido e Irlanda y los tres miembros norirlandeses del Parlamento Europeo surgieron buena parte de la estructura y contenido del programa, que contó con un Comité de control para comprobar la aplicación del programa y un Foro consultivo.

El primero estaba integrado por representantes de ambos gobiernos, la Comisión Europea, el Banco Europeo de Inversiones, autoridades locales, empresas, sindicatos, asociaciones, organizaciones de voluntarios y el presidente del Foro consultivo, órgano formado por trabajadores en activo y parados, asociaciones de mujeres, educativas, organizaciones agrarias y de pescadores, representantes del sector público y otras partes interesadas.

Entre 1995 y 1999, el Ejecutivo comunitario contribuyó con 503 millones de euros al proceso. El Parlamento Europeo dio su visto bueno al programa 'Peace' siendo presidente de la Eurocámara el español José María Gil Robles, que también viajó a Belfast para expresar su apoyo al proceso, según fuentes parlamentarias.

CINCO PRIORIDADES

El segundo programa, llamado 'Peace II', abarcó el periodo 2000-2004, y se aprobó una vez firmado el Acuerdo de Belfast. Se ideó para reconducir los aspectos económicos y sociales de la región, dando continuidad al trabajo inicial del Programa Especial de Apoyo a la Iniciativa comunitaria que se desarrolló entre 1995 y 1999 e iba dirigido a un amplio abanico de sectores, áreas, grupos y comunidades especialmente afectadas por el conflicto. Además, fomenta los proyectos transfronterizos.

La mayoría de los fondos están gestionados por agentes locales y organizaciones no gubernamentales que permiten a las sociedades de ambos bandos --republicanos y unionistas, católicos y protestantes--trabajar a nivel local, tanto en el norte como en el sur de la frontera.

Tiene cinco áreas prioritarias de actuación: recuperación económica, integración y reconciliación social, desarrollo local, promoción exterior y cooperación transfronteriza. Además, proporciona asistencia técnica para facilitar la gestión, información, aplicación, control y evaluación de todos los aspectos del programa.

VICTIMAS Y PRESOS

Con un presupuesto inicial de 740 millones para el periodo, a la recuperación económica se destinaron 185 millones; 139 a la integración social; 90 millones al desarrollo local; 26 millones a la promoción externa y 99 millones a la cooperación entre los dos lados de la frontera. Entre los proyectos financiados con ayuda europea figuran unos veinticinco destinados a ayudar a las víctimas y otros tantos a reinserción de presos.

Además, la visita que realizó a Belfast en junio del año pasado la comisaria de Política Regional, la polaca Danuta Hübner, sirvió para ampliar las ayudas del programa 'Peace' hasta finales de 2006 con una cantidad adicional de 144 millones de euros, con lo que el montante total para el periodo 2000-2006 se eleva a los 825 millones de euros.

Hübner justificó entonces la extensión económica del programa porque todavía hay retos a los que hacer frente, entre los que mencionó el apoyo a la regeneración de las zonas más desfavorecidas y la asistencia a quienes más directamente han sufrido la violencia, como las víctimas del terrorismo, las mujeres y los niños.

Existe asimismo un Comité encargado del seguimiento del programa integrado por los principales actores regionales donde están representadas las administraciones tanto de la parte norirlandesa como de Irlanda, empresas, sindicatos, voluntarios, el sector agrícola y las autoridades locales.

EL CASO ESPAÑOL

La posibilidad de que, en el caso español, la Comisión Europea establezca algún tipo de ayuda tras la tregua declarada por ETA el pasado 22 de marzo, el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia, ya ha descartado esta posibilidad resaltando que el futuro apoyo europeo al proceso que ahora se abre "no se va a contar en euros".

El secretario general de CiU, Josep Antoni Duran Lleida, sugirió al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, la posibilidad de solicitar en el futuro a la Unión Europea la creación de un fondo para facilitar el proceso de paz, si efectivamente prospera el diálogo que puede abrirse tras el anuncio de ETA.

No obstante, el comisario puso de relieve que el País Vasco no sólo tiene un nivel de renta por encima de la media europea, sino que será "difícil" el encontrar en Europa, salvo en algún país nórdico, unos presupuestos públicos e instituciones tan potentes como los del País Vasco, tanto en el Gobierno autonómico, como en las instituciones forales y los Ayuntamientos.

Fuentes del Ejecutivo comunitario subrayan, en todo caso, que correspondería al Gobierno español presentar formalmente la solicitud de ayudas y que, si ello se produjera, la petición sería estudiada.

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